En 2015, familias de desaparecidos realizarán nueva caravana nacional (Animal Político, 03/09/14)

Paris Martínez Fotografía: Prometeo Lucero

Entre marzo y abril del año 2015, familias de víctimas de desaparición forzada de todo el país realizarán una nueva caravana por el territorio nacional, que pasará al menos por diez estados de la República, con el objetivo no sólo de denunciar la continuidad de la violencia generalizada en México, sino, primordialmente, para reunificar a las organizaciones, colectivos e individuos que, con las caravanas civiles realizadas en 2011, lograron fijar esta problemática en la agenda tanto de la clase política como de la sociedad.
“Como víctimas, ya superamos el proceso de desconocimiento, de falta de preparación, y ahora es el momento de tomar todas las herramientas que hemos acumulado desde 2011, darle orden a nuestras acciones como víctimas, y generar un cambio significativo para todos. Por eso –explica Juan Carlos Trujillo Herrera, quien busca a cuatro de sus hermanos, raptados entre 2008 y 2010 en Guerrero y Veracruz– estamos en el proceso de planeación y logística de la nueva caravana, en la que ya está confirmada la participación de familiares de desaparecidos de Guerrero, Michoacán, Tamaulipas, Veracruz, Estado de México, Coahuila, Distrito Federal, entre otras entidades.”

El itinerario de esta procesión de víctimas, señala Juan Carlos, aún está en etapa de definición, pero acota: “Estamos pensando en recorrer la zona centro del país, aunque también estados del sur, como Guerrero. Y estamos por el momento en diálogo con familias y agrupaciones de los estados del norte, además de Tamaulipas, para integrar esas entidades en la ruta. En este momento ya se firmaron convenios de colaboración. Hay familias que están creando nuevos colectivos a nivel estatal, y nuestro objetivo es tratar de llevar a cabo esta movilización lo mejor posible, desde nuestras posibilidades“.

–¿Cuáles son esas herramientas a las que te refieres, acumuladas por las víctimas de 2011 a la fecha? –se pregunta al hijo de María Herrera, una de las figuras emblemáticas de las movilizaciones civiles de hace tres años, por haber dado voz a las miles de madres que claman por la presentación de sus hijos e hijas desaparecidos.

–Yo creo que hay un antes y un después del Movimiento por la Paz, surgido de las caravanas de 2011. Antes, como familias, sólo conocíamos de nuestro dolor personal, de nuestra desgracia personal, pero hoy sabemos que, como víctimas, no somos los únicos ni los últimos. Las caravanas de 2011 sirvieron para visibilizar la problemática de la desaparición forzada en México, y para presionar al Estado en términos políticos. Sin embargo, no sirvieron para encontrar a nuestros familiares. Fuimos primero en caravana al norte del país, y luego en caravana al sur, fuimos al Castillo de Chapultepec para dialogar con el entonces presidente, Felipe Calderón, y también con los personas que en ese momento competían por la Presidencia, incluido el actual jefe del Ejecutivo, Enrique Peña Nieto. Y total que íbamos y veníamos, pero al regresar a casa nos dábamos cuenta de que nuestros expedientes seguían igual, no había avances en términos reales. En los hechos, la movilización de hace tres años sirvió para llamar la atención en lo político y en lo mediático, pero en lo jurídico no se logró nada, y ése es el objetivo de la caravana que se está organizado para el próximo año: reagruparnos, para dejar establecida una red con conectividad real, que nos permita reaccionar en lo local y en lo nacional ante los casos de desaparición.

Una vez renovados los vínculos entre el mayor número de agrupaciones, colectivos y familias de desaparecidos, afirma Juan Carlos, la idea es establecer un método de trabajo descentralizado para dar seguimiento jurídico a las denuncias. “Entre todos los grupos que ya existen, sólo algunos cuentan con amplio conocimiento sobre el seguimiento que debe darse en términos jurídicos y procesales a los casos de desaparición. Y si nos vamos caso por caso jamás vamos a terminar, por lo que el objetivo ahora es hacer llegar ese conocimiento acumulado a todos los demás grupos. Incluso ayudar a las familias a agruparse, ya no sólo para hacer denuncia pública, ante los medios, sino para que sepan qué pasos deben seguirse en la investigación de sus casos y puedan así vigilar puntualmente el proceder de las autoridades responsables de hacer dicha investigación“, comentó.

Por ejemplo, abunda: “A pesar de que el tema de la desaparición ya está posicionado en el debate político, nos seguimos encontrando con víctimas que nos dicen ‘busco a mi hijo, a mi prima, a mi sobrino, a mi mamá, pero las investigaciones están congeladas‘. T en el momento en que revisamos la averiguación, nos damos cuenta de que alguna vez hubo pruebas, indicios, pero que se han perdido; o que hubo posibilidad de hacer rastreos, pero que la autoridad no aplicó la tecnología disponible para ello; o que no siguieron los pasos procesales que la misma ley marca. Pero cuando nos percatamos de todo esto ya es tarde. Son pruebas perdidas irremediablemente. Son procesos que hacer a destiempo es igual que no hacerlos. Y entonces nos damos cuenta de que esa vigilancia en lo jurídico es imprescindible que inicie junto con las investigaciones oficiales, ése es el objetivo. La red de vínculos, además, permitirá que las agrupaciones locales reciban apoyo jurídico de otras similares, más allá de las fronteras de sus estados.

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