Migrantes y refugiados iraníes, marroquíes y paquistaníes bloquearon el tráfico ferroviario en la frontera norte de Grecia y Macedonia, para exigir la entrada hacia Europa Occidental, pues se encuentran atrapados por una política de filtración de inmigrantes en los Balcanes.

Un iraní que se declaró en huelga de hambre se sentó frente a la policía antidisturbios en Macedonia, con lo labios cocidos con nylon y el cuerpo desnudo hasta la cintura.

Hamid, ingeniero eléctrico de 34 años, ante la pregunta sobre a dónde quería ir respondió: «A cualquier país libre en el mundo. No puedo volver. Me ahorcarán».

La desesperación de los migrantes y refugiados que llegan a las fronteras europeas de Grecia y Macedonia por la ruta balcánica ha incrementado con los cordones policiales en límites territoriales, como es Eslovenia, Croacia y Hungría, las reacciones antisolicitantes de asilo, y últimamente la llegada del invierno.

Además, la semana pasada, Eslovenia firmó la política que establece que únicamente las personas que huyan de los conflictos en Siria, Afganistán e Irak serán aceptados, mientras que los “emigrantes económicos” serán enviados de vuelta.

Serbia, Croacia y Macedonia también se unieron a la implementación de dicha política, lo que provocó que más gente quedara atrapada en tiendas de campaña y alrededor de fogatas en las fronteras de los países europeos.

Esto ha despertado la preocupación por los grupos de derechos humanos, quienes aseguran que el asilo debe ser otorgado a cualquiera que lo solicite, sin importar su procedencia.

«Clasificar a una sola nación como emigrantes económicos no es un principio reconocido por la ley internacional», dijo Rados Djurovic, director de Centro de Protección y Asilo, con sede en Belgrado. «Nos arriesgamos a violar los derechos humanos y la ley de asilo», afirmó a la televisión estatal serbia.

Con información de agencias