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El xoloitzcuintle: un sobreviviente de dos mil años de edad

Leonardo Huerta Mendoza

Por unas piezas de cerámica encontradas a principios del siglo XX en Colima y conocidas hoy en día como los perritos danzantes colimenses, se sabe que hace unos dos mil años, en una franja que va desde Nayarit hasta Guerrero, nació una camada de perros en la que uno de los ejemplares destacaba por su falta de pelo.

“La gente de la región consideró entonces que, si bien el perro pelón era un animal extraño, su aparición respondía a una decisión de los dioses, y que por eso no le correspondía matarlo ni decidir su destino. Así, lo aceptó como a los demás perros y lo llamó xoloitzcuintle” (‘perro raro’ o ‘perro arrugado’ en náhuatl), dice Raúl Valadez Azúa, investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM, especialista en el tema y coautor, con Gabriel Mestre Arrioja, del libro Xoloitzcuintle. Del enigma al siglo XXI (IIA, Fundación Xoloitzcuintle, Artenación Ediciones).

El xoloitzcuintle –conocido también como perro azteca o pelón mexicano– es resultado de una mutación genética espontánea que se dio de una generación a otra.

“Debido a que el gen causante de dicha mutación es dominante –explica Valadez Azúa–, y aunque un xoloitzcuintle se cruce con un perro con pelo, nacerán más perros pelones en la subsiguiente camada.”

Durante los primeros días de vida del embrión de un xoloitzcuintle se forman tres capas: el endodermo, el mesodermo y el ectodermo. La mutación genética induce una malformación del ectodermo, de tal modo que algunos órganos derivados de esta capa se desarrollan en forma incompleta, como la piel y los dientes.

A diferencia de la piel de un mamífero común y corriente, la del xoloitzcuintle se quedó en estado embrionario; o sea, es una capa de piel delgada no diferenciada, en la que no se desarrollaron los folículos pilosos ni las glándulas sebáceas; por eso no tiene pelo ni suda.

Sin premolares

Otro efecto de la mencionada mutación genética es que los perros pelones nacidos de cruzas entre sí carecen sistemáticamente de premolares, piezas dentales ubicadas entre los colmillos y las muelas traseras.

“Algunos perros de cinco o seis años de edad presentan piezas de leche que pueden conservar mucho tiempo gracias a que las raíces de éstas son muy profundas y a que no hay otras piezas que las desplacen. Esto nos indica, sin lugar a dudas, que se trata de xoloitzcuintles”, apunta Valadez Azúa.

Por otro lado, en el xoloitzcuintle, la glándula timo deja de funcionar a los cinco o seis años de edad, y se convierte en una especie de cuerpo calloso. Como se sabe, el timo está relacionado con la formación de glóbulos blancos en el sistema inmunológico.

“No se puede negar que un perro sin pelo como el xoloitzcuintle está en desventaja, por ejemplo, a la hora de pelear con otros canes, pues puede ser herido fácilmente; o frente a los cambios climáticos, pues es muy sensible a los climas extremos. A pesar de ello, después de dos mil años, aquí sigue entre nosotros”, finaliza Valadez Azúa.

Recuadros

  • Gen dominante

El gen dominante del xoloitzcuintle garantiza que en cada generación haya camadas de perros pelones, aun cuando se cruce con perros con pelo.

“Ahora bien, todos los criadores de esta raza saben que no pueden exigir mucho a sus líneas de perros. De cuando en cuando tienen que cruzar a sus animales con perros de otras zonas o de otros criadores, y esa sangre nueva permite, de alguna manera, que sus grupos caninos, incluida su dentición, se revitalicen y se recuperen.”

  • Colección de restos

En el laboratorio de Valadez Azúa, en el IIA, se resguarda la más importante colección de restos de xoloitzcuintles de todo el mundo.

“Tenemos unas 15 piezas arqueozoológicas, la mayoría de las cuales son mandíbulas, y sólo dos ejemplares completos. La mayor parte de los restos está fechada entre los siglos V y XV de nuestra era, al final del Postclásico, y proviene del centro y occidente del país. No contamos con restos de la época colonial. El material más reciente es de fines del siglo XIX o principios del XX.”

  • Desventajas de las cruzas cuidadas

Las cruzas cuidadas sólo entre xoloitzcuintles acentúan las características que, de manera natural, surgen con la mutación genética.

“Cuando estudiamos dentaduras de restos óseos, podemos saber si estamos frente a xoloitzcuintles nacidos de cruzas cuidadas, porque éstas disminuyen el número de sus piezas dentales y las hacen más pequeñas y sencillas. Por ejemplo, en la tercera o cuarta generación, los animales ya no tienen colmillos. Un hijo de papás pelones quizá pierda un par de los tres pares de incisivos. Su número de molares puede reducirse también. Durante la época prehispánica, a la gente no le interesaba cruzar a sus perros pelones entre sí, crear pedigrís, lo cual era muy lógico, si lo vemos desde el punto de vista práctico.”

  • Pelón simpático

Sin duda alguna, este perro ya forma parte de la historia, la cultura y la identidad de nuestro país.

Publicado originalmente en Gaceta UNAM

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