Antifascismo en Rusia: más que peleas entre jóvenes

Didi Diras Traducción: Xochitl P.

Rusia. Siendo periodista y anarquista al mismo tiempo, se me hacía fácil encontrar héroes para un relato antifascista. Mi favorito fue uno sobre un chico que se hacía llamar en un artículo, Casey Jones. Era guapo, fuerte, valiente e inteligente (mi compañero periodista, de hecho), y sabía hablar muy bien al igual que pelear y tocar música, uno de esos que comenzaron el movimiento antifascista en la ciudad, un verdadero héroe.

 Nos conocimos en el 2007, cuando regresé a Nizhni Nóvgorod después de haber pasado unos años en Moscú. Andaba buscando personas para proseguir actividades antifascistas y sobre los derechos de los animales en esta ciudad. La primera acción a la que fui invitada fue Food Not Bombs, FNB (comida no bombas). Cada fin de semana personas cocinaban y repartían comida a los vagabundos y a la gente pobre para ayudarlos, y al mismo tiempo protestar en contra de la injusticia del sistema capitalista. Para la mayoría de los libertarios de nuestra ciudad, el FNB fue el primer paso hacia la actividad política.

 La primera preocupación de las acciones de FNB no era ser detenidos por la policía, sino ser atacados por grupos de boneheads (neonazis). Sinceramente cuando Casey y sus amigos participaban en la distribución de la comida me sentía más protegida.

 Los integrantes de FNB se la pasaban pensando todo el tiempo en los boneheads. ¿Cuál era el tema de conversación entre ellos? ¡Boneheads! Dónde vivían, estudiaban, trabajaban, sus cuentas en las redes sociales, sus características para pelear e historias sobre peleas callejeras. Todo esto me parecía más que ridículo: un «antifascismo de fachada» que consiste en pelearse con adolescentes boneheads, no entiende que es causado por tanto machismo y sexismo en los grupos activistas, donde el poder y la agresión son aceptados como un comportamiento normal. Esto realmente no ayuda a construir redes libertarias funcionales.

 Pensaba que eran sólo peleas entre jóvenes y  que la situación en nuestra ciudad no estaba tan mal si la comparábamos con Moscú, San Petersburgo u otras ciudades. Hasta ahora ningún antifascista había sido matado en nuestra ciudad y este hecho me hacía pensar que podíamos evitarlo.

 Un episodio durante mi carrera de periodista casi me hizo pensar que probablemente era posible militar en las calles sin pelearse con los boneheads,  pues esto nos dejaba sin energías.

 Dejé un periódico con la esperanza de escribir para la edición del periódico regional Novaya, en el cual Anna Politkovskaya trabajó antes de que la mataran. El primer tema que se tenía que cubrir, propuesto por la jefa de edición, fue la situación entre fascistas y antifascistas en nuestra ciudad. Para obtener más objetividad, la editora insistió en hacer entrevistas de los dos lados del conflicto. Por supuesto, no me pidió buscar un nazi-asesino- demente, sino un chico «normal de derecha».

 Para la parte sobre el antifascismo, Casey y otra persona (un «maestro disidente» e historiador) hablaron sobre las razones por las cuales el neo-nazismo ha aumentado en la Rusia moderna. «Los nazi-skins aparecieron en Rusia a mediados de los noventas con la aparición del capitalismo. El crecimiento de su actividad coincide con la crisis económica de 1998. Los neo-nazis son la consecuencia de esta crisis. Hubo gente que no veía ninguna perspectiva en sus vidas; hay problemas en la educación y no supieron cómo tratar esta situación. Así es como el fascismo nace. No es la culpa de la gente pobre sin educación atraída por consignas populistas; es la culpa de toda la sociedad».

 Según Splinter, una de las razones principales de la popularidad de las ideas nazis es la crisis en la esfera educativa: «Cuando la historia, la filosofía y las ciencias sociales pierden su valor, los valores elementales del humano también se pierden. Los más jóvenes ya no entienden que no es correcto traer puesta una esvástica ni hacer el saludo nazi en un país que estuvo peleando arduamente en contra del fascismo».

 Por mi parte, obtuve el contacto con un chico de derecha que se apoda Mif. Había oído hablar mucho de él y de las historias acerca de los boneheads locales. Ahí estaba, en frente de mí: pequeño, poco atractivo, con una voz desagradable. Supe que él en el pasado fue miembro del partido Nacional-Bolchevique hasta que lo prohibieron. Ahora es un activo seguidor del fútbol, nacionalista, estudiante  del Conservatorio. Lo dejé decir lo que tenía en mente: «No soy un fascista. Soy un ruso nacionalista normal (recuerdo sus fotos en el internet realizando el saludo nazi). Mi ideal es el separatismo nacional. El Estado debe preocuparse fundamentalmente de su nación: los rusos. Todas las naciones deben vivir en sus territorios: los tártaros en Tartaria, los chechenos en Chechenia, los rusos en Rusia. Entonces todo estará bien». Desafortunadamente, estas ideas son muy populares en la población rusa, apoyadas por aquellos que no ven la naturaleza nazista de estas ideas.

 Al final de esta entrevista vergonzosa, le pregunté su opinión sobre los conflictos entre «patriotas» y antifascistas: «Este conflicto es un regalo al Sistema. Los políticos están ejerciendo políticas normales: dividir y gobernar. Dividen a los jóvenes entre ‘fascistas’ y ‘antifascistas’. Los dejan matarse unos a los otros en vez de que se juntaran en las calles, en vez de que se creará una consolidación de oposición». Mif añadió que él personalmente había dejado de pelear. Me hizo pensar sobre la posibilidad de un «pacto de no agresión».

 Pero pronto supe que Mif había participado recientemente en un ataque en contra de unos amigos antifascistas. A uno de ellos lo dejaron con muchas heridas e incluso lo hirieron en el cuello con una navaja y, como dijeron los doctores, sólo por unos centímetros se salvó de la muerte…

 La jefa de edición del periódico regional Novaya no estaba contenta con mi material. No quiso que Mif fuera visto como una persona de ultra-derecha. No le gustaba la impresión positiva antifascista del artículo. Yo me sorprendí… ¿Qué quería en realidad encontrar? ¿Cuál debería de ser la impresión en esta situación? Defendió a Mif argumentando que él era un patriota normal y aún más, que él era un músico, estudiante del Conservatorio (¡Qué buenos amigos tiene!). También me contó relatos sobre antifascistas mostrándolos como los chicos malos. Yo ya conocía estas historias, así que por la manera en la que ella las contaba parecía que se las habían contando los boneheads.

Un día, cuando ya me había cansado de esperar la publicación, el artículo  por fin se publicó. Lo supe de casualidad por internet. Habían hecho cambios. De hecho, ella nunca me enseñó la última versión del artículo. Perdí mis ilusiones con respecto al periódico Novaya en nuestra región.

 Las mujeres también tienen que luchar

 Durante mucho tiempo no tuve nada que ver con las «peleas entre jóvenes». Los nazis me reconocieron solamente algunas veces en las calles y trataron de seguirme, pero sólo para asustarme, eso fue todo. El verdadero problema que tenía con los boneheads sucedía ocasionalmente durante los eventos políticos, ecológicos o culturales. Mif estaba equivocado cuando me dijo que la gente de ultra-derecha estaba en contra del sistema. En realidad, son un buen instrumento para el sistema cuando se trata de bloquear a los activistas de base. Los boneheads vienen a todas las acciones de la ciudad cuando saben que los organizadores son anarquistas o antifascistas.

 Así que la acción del movimiento antinuclear de la región de Nizhni Nóvgorod, que se llevó a cabo el 21 de mayo de 2009 contra la construcción de una planta nuclear en la región, no fue la excepción.

 Tatiana y yo fuimos las organizadoras oficiales, llegamos al lugar de la acción con todo el material antes de que comenzara. Un amigo ya nos estaba esperando para darnos las malas noticias. Primero me recomendó que fuera inmediatamente al lugar de la acción donde al menos los policías estaban parados y tal vez podrían protegernos si lo necesitábamos. Entonces nos dijo que ninguno de nuestros amigos anarquistas o antifascistas lograron llegar. Todos fueron atacados por grupos de boneheads y hooligans (futbolistas aficionados vándalos) de ultra-derecha, cuando venían a la acción. Nos dijo que a alguien lo acababan de golpear y que otro fue herido varias veces con un cuchillo. A una chica punk la golpearon en la cabeza con una piedra y tuvo que ser hospitalizada.

 Después vimos un grupo de pandilleros del otro lado de la calle esperándonos. Era realmente algo para tener miedo, especialmente para Tatiana que estaba en su octavo mes de embarazo, pero de todos modos decidimos comenzar el plantón. Al final le pedimos a la policía que nos ayudara, pero ellos ni se preocuparon, se estaban riendo. Tal vez no veían el peligro o no querían verlo… Decidieron finalmente que sólo un  policía nos acompañara a la estación de camiones. Ahí nos dejó solas. Sabíamos que los hooligans nos estaban esperando en la siguiente parada. Unos cuantos segundos y ahí estábamos. Los pandilleros se me quedaron viendo por la ventana. Sin duda, se iban a meter y entonces…Peleas, empujones, Tatiana embarazada. Las puertas se abrieron, bloqueé la entrada con un palo de las mantas y le grité al conductor que cerrara  las puertas porque los nazis nos iban a atacar. Se lo pensó un segundo y cerró las puertas. Los nazis estaban enfurecidos. Volteé a ver a Tatiana –estaba callada y en shock, ni siquiera lloró. Los pasajeros no entendían qué había pasado, así que les expliqué. Sin embargo en sus miradas se veía más descontento que simpatía.

 Para ellos, para los periodistas, para los editores, para todos, sólo estamos jugando peleas callejeras entre adolescentes; no ven algo que tiene que ver con uno de los problemas más grandes de Rusia moderna.

Publicado el 01 de Abril de 2011

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2 Respuestas a “Antifascismo en Rusia: más que peleas entre jóvenes”

  1. mario bud(A)

    que articulo tan estupido y contradictorio, primero la pija esa que lo escribio dice que defenderse de las agresiones de la escoria bonehead y hacerles seguimiento para prevenir esas agresiones es «antifascismo de fachada» y luego al final del articulo,en un grado de tonteria suprema se contradice diciendo que las pandillas de escoria bonehead «son uno de los problemas mas grandes de la rusia moderna» a fin de cuentas que ? son un problema o un chiste? y aparte y para rematar pone en el articulo que el nazi que entrevisto era «poco atractivo y bajito» pero ese pedazo de mierda quien se cree para criticar a los demas por su fisico? angelina jolie? habla de nazis y sus palabras promueven discriminación.

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