Foto: Rebecca Cheptegei (CC BY-NC)
El domingo 1 de septiembre la atleta volvía a su casa en Kinyoro, en el condado de Trans-Nzoia después de competir en los Juegos Olímpicos de París. Cheptegei y Ndiema llevaban tiempo distanciados y según declaraciones de la policía, su expareja se coló en su casa cuando ella no estaba. Cuando Cheptegei llegó al domicilio acompañada de sus dos hijas, Ndiema la roció con gasolina y le prendió fuego. La deportista sufrió quemaduras en el 80% de su cuerpo, inmediatamente fue trasladada de urgencia al Hospital Universitario y de Referencia Moi de la ciudad de Eldoret, conocida por ser la meca del atletismo del este de África. Pero desgraciadamente el miércoles 4 de septiembre falleció, a consecuencia de un fallo en todos sus órganos internos provocado por las quemaduras que sufrió por la agresión de Ndiema.
En el informe de la policía se afirma que los vecinos escucharon que la pareja discutía por el terreno que Cheptegei había comprado en Trans-Nzoia y en el que se había construido una casa para poder estar cerca de los centros de entrenamiento y reducir costes de desplazamiento.
“Las agencias gubernamentales nos han fallado porque informamos con suficiente antelación sobre su seguridad, pero no actuaron con rapidez»., declaró el padre de la atleta
La familia de la deportista había denunciado en repetidas ocasiones en la Dirección de Investigación Criminal del condado de Trans-Nzoia las diferentes situaciones de violencia y comportamientos machistas por parte de su agresor Dickson Ndiema. Según unas declaraciones realizadas por el padre de la deportista, Joseph Cheptegei, el asesinato podría haberse evitado: “Las agencias gubernamentales nos han fallado porque informamos con suficiente antelación sobre su seguridad, ya que este hombre solía seguirla incluso hasta Uganda, pero no actuaron con rapidez. Era evidente que su vida estaba en peligro”. De hecho, el viernes 30 de agosto, dos días antes de que ocurriera el feminicidio presentaron una denuncia en la policía. “Sin ir más lejos, el viernes pasado hicimos esta misma denuncia, pero lamentablemente él roció a mi hija con gasolina y ahora está muerta. El Gobierno debe actuar, pero es muy tarde (…). Tengo mucho dolor porque he perdido a mi hija. Pido su ayuda para que esta persona que ha matado a mi hija sea procesada”, añadió.
Rebecca Cheptegei, originaria de Bukwo, una ciudad situada al este de Uganda, nació el 22 de febrero de 1991, su carrera profesional comenzó hace 15 años, con 33 años cumplió el sueño de participar en unos Juegos Olímpicos. En París 2024 compitió en la maratón femenina y terminó en el cuadragésimo puesto. Entre su palmarés consiguió el oro en el Campeonato del Mundo de Montaña y Trail Running de Chiang Mai, además del récord nacional en la maratón de Abu Dabi. En el Campeonato Mundial celebrado el año pasado en Budapest quedó décimocuarta.
Los feminicidios no son casos aislados
La violencia machista también acabó con la vida de otras atletas como la de la fondista keniana Agnes Tirop, en agosto de 2021 fue medalla de bronce en los JJOO de Tokio, dos meses después fue apuñalada por su marido y entrenador Ibrahim Rotich. En el año 2022 Damaris Mutua, otra atleta nacida en Kenia que fue bronce en los 10.000 metros de los JJOO de la Juventud en Singapur, fue hallada muerta en casa de su novio Eskinder Hailermariam Folie, la autopsia reveló que fue estrangulada, su novio fue señalado como principal sospechoso.
Agnes Tirop junto a otras atletas kenianas crearon la organización Tirop Angels para luchar contra la violencia de género en el deporte
En el año 2022 algunos familiares de Agnes Tirop junto a otras atletas kenianas crearon la organización Tirop Angels para luchar contra la violencia de género en el deporte. Su principal objetivo es convertirse en un lugar seguro para prevenir los diferentes tipos de violencia y servir de apoyo para que las atletas kenianas que son víctimas de violencia de género encuentren una salida y puedan recuperar sus derechos.
A estas deportistas y a muchas otras mujeres les han arrebatado la vida, estos feminicidios no son casos aislados sino que son el resultado de un problema sistemático al que nos enfrentamos, la violencia que permea en las estructuras de un sistema en el que o bien se mira hacia otro lado o bien se alimenta de silencios cómplices o bien no se actúa con rapidez. Acoso, agresiones, abusos y violencia no deberían de estar presentes en la carrera deportiva de ninguna deportista ni en la vida de ninguna mujer. Si no nos protegen seremos nosotras las que tomemos las riendas, exigimos justicia y responsabilidad contra la lacra que supone la violencia de género, honraremos la memoria de todas las asesinadas luchando contra vuestras violencias, no nos queréis vivas pero ahí estaremos.
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