Dos años sin Sergio Cuello: gatillo fácil e impunidad policial

La Tinta

Fotos: Colectivo Manifiesto

Hace dos años que nos falta Sergio. Fue un 27 de junio cuando las balas policiales le arrancaron la vida. El caso continúa impune, más allá de que las pruebas demuestran que los disparos no se realizaron en legítima defensa y que el joven estaba desarmado.

Este sábado, entre las 15 y las 18, familiares, vecinxs y compañerxs realizarán una kermés en la que recordarán su vida y volverán a exigir justicia.

“La kermés surgió porque queríamos hacer otro aniversario, no que sea doloroso ni triste a pesar de todo lo que pasó y de que perdimos a un compañero de lucha. Queríamos traerlo de vuelta, que conozcan de él, su vida, visibilizar su causa para que paguen los policías que lo asesinaron. Ante tanta muerte que nos ofrece el de arriba, nuestra lucha diaria es por la vida, la alegría, la resistencia y esperanza. Ni un pibe menos”, dice con firmeza Lula, compañera, hermana y amiga de Sergio.

Sergio Cuello, integrante de la organización Libres en Lucha, colaboró en la construcción del salón comunitario de su barrio, donde 50 niños se reúnen diariamente para acceder a la copa de leche. Por eso, la kermés volverá a reunir a lxs niñxs de Altamira, ofreciéndoles una tarde de juegos y merienda. También estarán presentes las comparsas del barrio y el rapero Agustín MLC.

Los dos oficiales de la Policía que dispararon a Sergio se encuentran imputados de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, según el artículo 41 bis. El caso está a cargo del fiscal de Instrucción Pedro Caballero, Distrito 2, Turno 3.

Según el relato que sostienen desde la cúpula policial, los uniformados Franco Ezequiel Calderón y Esteban Emanuel Carrizo realizaban “un control” a un hombre en cercanías a la intersección de las calles Entre Ríos y Río Primero, en barrio Altamira. El joven, supuestamente, habría sacado un arma de entre sus ropas e intentado -sin éxito aparente- disparar a los efectivos. Esta presunta acción fue la que generó, según la versión policial, la respuesta de los policías que arremetieron a balazo limpio contra el joven de 28 años.

Sergio cayó muerto a los pocos metros, con una herida en el tórax y otra en una pierna. La Policía afirma que secuestró junto al cuerpo un revolver calibre 22. Sin embargo, el informe criminalístico prueba que no había huellas de Sergio en este arma y que tampoco había rastros de pólvora en sus manos, por lo que la hipótesis de la familia es que el arma fue plantada.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

Al cumplirse un año de su muerte, en 2018, familiares, compañeras y amigos de Sergio se reunieron en Tribunales II para exigir que la causa avance. En esa oportunidad, presentaron también un informe criminológico como prueba clave para demostrar que fue fusilado por la espalda y refutar la hipótesis policial de que lo mataron en medio de un enfrentamiento.

“El juicio de los policías que asesinaron a Sergio todavía está en secreto de sumario, no sabemos nada. Muchos avances desde el año pasado no hubo, no tuvimos muchas respuestas de tribunales. Nosotros comprobamos que las huellas del arma no eran de Sergio, que no tenía pólvora en sus manos, que él nunca había disparado. Lo más probable es que le hayan plantado el arma. Los policías declaran que él empezó a disparar y que, por eso, comienzan a disparar, porque sintieron su vida en riesgo. No sé de qué riesgo hablan cuando Serio en ningún momento disparó“, cuenta Lula a La tinta.

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Foto: Colectivo Manifiesto

“Yo exijo justicia”

El 15 de mayo, la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) presentó su informe anual de violencia institucional 2018. Las cifras son preocupantes: el Estado argentino mata a una persona cada 21 horas. En 2019, el número de casos continúa creciendo, develando una política de represión contra jóvenes y trabajadorxs de los sectores más empobrecidos. La ilegalidad de los procedimientos policiales es encubierta por el Estado, por los monopolios mediáticos y por la propia Policía.

“Considerando que el Estado argentino asesina un pibe cada 21 horas, la lucha continúa. Continúa para que no haya más pibxs muertxs a manos de la policía, para que dejen de discriminarnos en la calle, para que dejen de decir que somos unos negros de mierda, unos villeros. Visibilizar la causa para que la gente vea que ‘la policía que nos cuida’ es asesina. Yo exijo justicia. A mí me arrebataron un hermano, un compañero, un amigo, un vecino y fue un dolor muy grande. Ya no queremos pibxs asesinadxs por la policía, queremos a nuestrxs compañerxs de lucha a la par nuestra”, concluye Lula.

Conocé más sobre el caso acá.

Publicado originalmente en La Tinta

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