Este 18 de diciembre, Día Internacional del Migrante, un centenar de personas marcharon de las instalaciones del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, en la colonia San Rafael de la ciudad de México, hacia la embajada de Estados Unidos.

Los manifestantes denunciaron la crisis humanitaria que pesa sobre las poblaciones migrantes de México, Centroamérica y Estados Unidos. Y es que, según aseveraron, el 2015 estuvo marcado por un contexto sin precedentes de persecución y castigo de la migración regional.

Al grito de “ningún ser humano es ilegal”, la denominada Caminata Migrante dio sus primeros pasos al medio día de hoy. Al llegar a su destino, los caminantes, hombres y mujeres provenientes de distintas entidades del país (entre ellas, Guerrero, Puebla, Tlaxcala y el Distrito Federal), pegaron mariposas de papel sobre las vallas metálicas que resguardan la embajada estadounidense.

En las mariposas multicolores quedaron plasmadas sus demandas y deseos: “Paz, libertad y justicia. Queremos papeles no más muertos”; “Señor presidente de Estados Unidos, queremos que nos permita ver a nuestros hijos, son muchos años que no los vemos”; “Una visa y papeles para mi bebé”; “Migrar es un derecho. Apoyo a las familias que quieren cambiar su futuro”…

Celia, originaria de Guerrero, quien tiene dos hijos en Estados Unidos, comentó lo siguiente: “A ver si al presidente Obama se le ablanda el corazón de otorgarnos una visa temporal para poder ir a ver a nuestra familias, para poderlos abrazar en su cumpleaños o poder pasar una Navidad con ellos”.

En tanto, uno de los organizadores de la actividad, convocada por la campaña Acción Migrante, denunció la criminalización que enfrentan las poblaciones migrantes, así como el financiamiento que Estados Unidos brinda para proyectos de militarización de las fronteras.

Previo al inicio de la Caminata Migrante, se realizó una conferencia de prensa en la que se abordó el tema de las deportaciones masivas a cargo del Instituto Nacional de Migración (INM), mismas que ponen en riesgo la seguridad y la vida de niños, mujeres y hombres migrantes, dado el uso excesivo de la fuerza por parte de los agentes gubernamentales.

“Los mexicanos conocemos por experiencia propia los impactos negativos de las deportaciones en la vida de las familias migrantes y sus comunidades, así como las evidencias de corrupción e impunidad al interior del INM. Frente a este escenario, resulta vergonzoso convertirnos en una nación deportadora de sus hermanos centroamericanos, sepultando la tradición hospitalaria de nuestro país, por acuerdos e interese de seguridad nacional”, se lee en un pronunciamiento difundido durante la rueda de prensa.