Ciudad de México | Desinformémonos. A 20 días de que casi 6 mil personas fueron desplazadas por la violencia paramilitar y el conflicto territorial entre las comunidades de Chenalhó y Chalchihuitán, en Chiapas, “no ha habido una intervención efectiva” de los gobiernos local o federal, denunció la directora de la agrupación Melel Xojobal, Jennifer Haza Gutiérrez.

Durante una conferencia de prensa sobre la seguridad de los niños indígenas afectados por el desplazamiento, Haza indicó que son entre mil 800 y 2 mil 300 menores los que abandonaron sus hogares por la violencia en las comunidades chiapanecas, así como al menos 130 mujeres embarazadas y más de mil familias afectadas.

“Nos quieren matar los de Chenalhó”, han expresado los menores a Haza, de acuerdo con su narración en la conferencia. La directora de Melel Xojobal agregó que los niños “reportan situaciones que afectan su salud, tales como fiebres y diarreas”, así como vulnerabilidad a las situaciones de violencia extrema como los “tiros al aire y quema de casas”.

Por su parte, el director de Serapaz, Alberto Solís Castro, y el director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), Juan Martín Pérez García, recordaron que el gobierno está obligado a proteger a la niñez ante situaciones de riesgo bajo la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, pero que en Chiapas 82 por ciento de los menores viven en condiciones de pobreza, lo que los vulnera en situaciones de inseguridad como el conflicto actual y facilita las violaciones a sus derechos humanos sin la intervención adecuada de las autoridades.

“El tema del paramilitarismo no es nuevo en Chiapas. Estamos hablando de los mismos grupos que siguen ahí y no se han desarmado. Estos grupos ya empoderados ahora se fueron en contra de quienes han estado en medio de una disputa histórica de territorio debido a un negligente trabajo de límites realizado por el gobierno”, explicó Solís Castro.

Los dirigentes de las organizaciones urgieron al gobierno a tomar las medidas necesarias para proteger a los niños indígenas desplazados, los cuales se refugiaron junto con sus familias en los montes chiapanecos.