Una demanda colectiva en nombre de los consumidores de las ciudades de Nueva York y California, en Estados Unidos, fue interpuesta contra la empresa de comida Quaker Oats, a su propietario, tras hallar rastros del herbicida glifosato en tres de sus productos de harina de avena: Quick 1-Minute, Quater Oats Old-Fashined y Quacker Steel Cut Oats.

La fiscalía que elaboró la demanda señala que a pesar de que los restos fueron hallados en una proporción menor al límite establecido por las reglamentaciones federales de ese país para el consumo humano, el grueso de la demanda no es una cuestión de salud, sino de mercado: que la publicidad de Quaker es falsa al venderse como una harina “100% natural”.

La respuesta de la empresa ha sido negar el uso de glifosato en los procesos de elaboración de sus productos, y echarle el fardo a los productores agrarios.

El glifosato es el componente activo en el herbicida de uso más extendido en el mundo: el Round Up Ready, producido por la transnacional Monsanto.
Al menos dos estudios independientes demostraron las afectaciones a la salud que causa el contacto de las personas con este químico usado como agua:
en Argentina, el fallecido Andrés Carrasco probó los efectos del químicos en embriones, brindando la evidencia científica a lo que las familias fumigadas de la Argentina venían denunciando.
El otro, en Francia, fue el de Gilles-Éric Serálini, quien junto a su equipo de la Universidad de Caén aportó lo propio sobre el Round Up y particularmente, sobre la toxicidad del Maíz NK-603, transgénicos, también de Monsanto.

Quaker es una empresa propiedad de la multinacional PepsiCo, que ya ha enfrentado otros juicios por publicidad engañosa en el país del norte, por productos de otras marcas que integran el holding.