México, D.F. Manteniendo la autogestión como principio, progresa en el corazón de la Ciudad de México un espacio cultural sin fines de lucro, fruto del trabajo de la sociedad civil organizada, donde convergen múltiples proyectos culturales desde abajo. Se trata de La Pirámide.

“Al principio en este edificio había departamentos y luego la delegación Benito Juárez abrió una casa de cultura. Ésta cerró y se planeó tirar el edificio para construir un estacionamiento y una base de camiones, pero nosotros impulsamos un proyecto independiente y conseguimos un permiso de administración renovable”, relatan los impulsores de este proyecto autogestivo.

Referirse a La Pirámide únicamente como un espacio cultural sería incompleto, pues aunque su objetivo principal es impulsar condiciones para que la sociedad disfrute y produzca bienes culturales, en este lugar conviven también proyectos que impulsan el arte y la ecología, ésta última a cargo del grupo Orgánica.

“Nosotros trabajamos con colectivos organizados, grupos profesionales que invitan a toda la gente, desde niños pequeños hasta viejitos, de cualquier partido político, idea o religión. No hay límite de edad, ni principiantes, medios o avanzados y la gente se puede inscribir cualquier día”, explican.
La Pirámide ofrece cursos novedosos y al mismo tiempo promueve el autoempleo. “Los colectivos utilizan este espacio para dar sus talleres, sacan sus ganancias y un porcentaje va para La Pirámide. La administración la hace también un colectivo”.

Otra forma mediante la cual el Centro Cultural La Pirámide obtiene ganancias, es la organización de eventos artístico-culturales como conciertos, obras de teatro y exposiciones. “Anteriormente –cuentan-también hacíamos fiestas, pero ejercer el derecho que tenemos para divertirnos nos ocasionaba muchos problemas con los vecinos y la policía”.