Crónicas egipcias de la revuelta contra el fascismo

Basel Ramsis

Foto: absolutegipto.com

Egipto. Las fuerzas islamistas que gobiernan el país insisten en la celebración del referéndum de su nueva Constitución, a pesar del peligro de que sea un referéndum manchado de mucha sangre.

Si te interesan las informaciones «neutras» sobre lo que está pasando en Egipto, no leas este texto, ni los posteriores. Por un lado no creo que haya una información neutra. Por otro lado, no soy un periodista a quien su trabajo le exige -teóricamente- ser neutro, sin olvidar mis dudas sobre si existe este tipo de periodista. Y por último, porque creo que es el momento de que todo el mundo se moje y tome partido, claramente y sin engaños.

Escribo desde una visión concreta, la de una persona que participó en la revolución egipcia desde su comienzo y sigue en ella -sin tener miedo de mezclar lo personal con lo común- hasta conseguir sus objetivos principales: Pan, libertad y justicia social.

El 10 de diciembre es un día de tránsito, no tenderá muchas novedades a nivel político. Las partes enfrentadas prepararon las manifestaciones del 11 de diciembre.

Las fuerzas islamistas que gobiernan el país insisten en la celebración del referéndum de su nueva Constitución, que se vota -teóricamente- el sábado 15 de diciembre, a pesar del peligro de que sea un referéndum manchado de mucha sangre.

El presidente usa sus poderes absolutos para atascar cualquier salida que no garantice su victoria absoluta, protegido por las milicias armadas de su formación política, los Hermanos Musulmanes. No tiene ningún problema, ni él ni los líderes de esta formación, en dar ruedas de prensa amenazando a los adversarios. Insiste en perder su legitimidad, que es débil desde el día de su sospechosa victoria en las elecciones presidenciales. Nota interesante: varios periodistas y personajes públicos de los adversarios de la corriente islamista han recibido amenazas de muerte “si no se callan”.

El ejército y la policía están observando la situación, para ver quién es el ganador de esta batalla y actuar en consecuencia.

La calle egipcia está dividida por el momento entre tres partes. La primera es la de los islamistas, que ven en ésta batalla la clave para controlar completamente el Estado egipcio para siembre, con su modelo parecido bastante a los modelos fascistas. Saben que si cae el poder de Mursi se acaba el proyecto de los Hermanos Musulmanes para siembre. Es decir, sería la muerte de un proyecto que lleva 80 años, en la clandestinidad la mayor parte de estos años.

Las élites democráticas hablan de resistencia hasta la cancelación del referéndum, la formación de una nueva Asamblea Constituyente y la redacción de una nueva Constitución que represente a todos los egipcios.

La tercera parte, la revolucionaria y la de los ciudadanos que por primera vez salen a manifestarse por su rechazo a los islamistas y las medidas que han tomado durante estos cinco meses, los que llenan las manifestaciones grandes de las últimas semanas, están con el lema principal y claro de que el pueblo quiere derrocar al régimen de los Hermanos Musulmanes.

El miércoles pasado las milicias islamistas salieron organizadas atacándonos frente al palacio presidencial con piedras, cuchillos, palos, cócteles molotov y armas de fuego. Contestamos con piedras y cócteles molotov. Y allí me rompí el pie. Al día siguiente, mi madre me preguntó: «¿Cómo te rompiste exactamente el pie?» Le dije: «Nada, durante los enfrentamientos tenía una botella vacía de cristal de Coca Cola, salí corriendo para tirársela a ellos y entonces me doblé el tobillo». Me contestó sonriendo: «Claro, como ellos son de Dios, Dios les ha protegido de la botella y te rompió el pie».

Es esto exactamente, la propaganda del fascismo se concentra en que ellos son los de Dios y que la palabra del presidente es la palabra de Dios. Y por esto, millones de egipcios han decidido enfrentarse a ellos.

Publicado el 17 de diciembre de 2012

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