Cristina Auerbach Benavides, directora de la Organización Familia Pasta de Conchos desde el derrumbe en la Mina 8 en Coahuila, es una defensora de los mineros comprometida con su trabajo a pesar de las amenazas, difamaciones e intimidaciones por parte de las redes de corrupción de los “coyotes del carbón”.

La impunidad que cubre a empresarios, concesionarios y “coyotes del carbón” que no cumplen con las medidas de seguridad necesarias en las minas y pozos, fue el motivo por el que Auerbach decidió trasladarse al entonces Distrito Federal, pues “comprendí que para lograr cambios había que trasladarse a vivir aquí, deje el Distrito Federal para estar con los mineros y sus familias y vigilar las minas”, indicó.

Por su presencia y vigilancia, Auerbach logró disminuir el número de mineros muertos a causa de las condiciones inseguras en las minas por falta de supervisión y complicidad entre las empresas de proyectos extractivistas y el gobierno, y consiguió la clausura de decenas de tajos y pozos clandestinos.

Fue con el paso de tiempo que inició una más fuerte campaña de denuncia contra la corrupción de las mineras a las que les desinteresa la vida de los trabajadores, con actividades que exhibieron a los “pozeros”, empresarios dedicados a la extracción del carbón.

Su imposición frente a la red de corrupción del primer regidor del ayuntamiento de Sabinas por el Partido del Trabajo (PT), Álvaro Jaime Arrellano, junto con otros funcionarios públicos en Coahuila, resultó ser motivo para que iniciara contra ella una campaña de difamación a través de los medios de comunicación.

Pero a Cristina no le importa lo que digan de ella sino lo que ella misma hace por su trabajo, porque está consciente de que “las autoridades son parte del problema porque son los dueños de la extracción ilegal del carbón”.

Con información de Rosa Luxemburg Stiftung