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Coronavirus: Umbral de ingreso a la crisis civilizatoria

Randolfo González de la Mora*

Foto: Alfredo Domínguez / La Jornada

Hemos entrado en un proceso de desmantelamiento de los Estados nacionales y del sistema universal de salud y bienestar debido al advenimiento de esquemas internacionales y regionales más agresivos de control político y cohesión social a partir de métodos ideológicos de presión, violencia y contención masiva.

No es una proyección apocalíptica, es una realidad que debemos asumir con nuevas categorías de análisis para detonar estrategias de organización y lucha, este artículo ofrece una visión de aquellos indicadores clave que son evidencias de nuestra entrada a una crisis histórica no coyuntural ni circunstancial.

Vivimos ya un quiebre civilizatorio.

Te invitamos a revisar nuestro sitio especial IBERO COVID-19

COLAPSODERNIDADDESMOCRACIA E HIBRIDACIÓN SALVAJE

Una colapsodernidad en pleno, la institucionalización de la desmocracia y la hibridación salvaje como itinerario demográfico, son categorías de un modelo internacional para hacer viable el control político en tiempos de crisis civilizatoria.

Así decantado estos meses de paro obligado por la pandemia, a partir de las toneladas de información que circula en la red, los comentarios de amigos, familiares y muestras representativas (no estructuradas) de la cultura popular que pretenden validarlas, legitimarlas, hacerlas invisibles e incuestionables como fin último.

El COVID–19 aceleró o, más bien, hizo evidente que la crisis civilizatoria ya no es un asunto de ciencia ficción, ha dejado de ser una video proyección de Netflix, la teatralización del apocalipsis con tintes realistas manipulado en un set cinematográfico, editado digitalmente y exitosamente comercializado en las nuevas plataformas de entretenimiento.

El coronavirus se ha convertido en el verdadero heraldo de lo que será este milenio aún prematuro y en vías de desarrollo, teniendo también como paradigmas de ruptura complementarios el 11 de septiembre del 2001 y la crisis financiera del 2008 derivada de la especulación inmobiliaria, tomando en cuenta que cada uno de estos tres componentes (crisis recurrentes) alcanzó grados superlativos de madurez estructural, expansión demográfica y geográfica, lo cual implica que entran en proceso de interacción, generando una sinergia caótica y de inestabilidad de alcances internacionales.

No es posible correr, la única salida consiste en atravesar y superar esta crisis civilizatoria que ya llegó y permanecerá largo, larguísimo tiempo, y no sabemos si será para bien o terminará desmontando los valores y certezas que nos habían alimentado los pasados dos milenios.

TRIADA OMNIPOTENTE

COVID-1911-S y CRACK BURSATIL, más allá de una alegoría apocalíptica (peste, fuego y pobreza), es una triada lamentable de una crisis sistémica que entra en interacción internacional, la cual empieza a ser evidente a partir de los tres macro indicadores siguientes:

Colapsodernidad: la modernidad como futuro idílico que materializa en el Estado de Bienestar los ideales humanistas de nuestra tradición grecolatina y la institucionalización de los postulados de la revolución francesa, teniendo a la ciudad como el paraíso terrenal consagrado para el bienestar y preservación de los derechos humanos, pues es ya prácticamente insostenible; vivimos un proceso acelerado de decadencia urbana y social, en donde es ya imposible sostener la modernidad como utopía civilizatoria.

Desmocracia: comprendida la democracia como el sistema regulatorio de nuestra convivencia social y pacífica, tal cual la hemos construido los últimos tres siglos, ha llegado a su límite y enfrenta serias contradicciones internas que no sólo la cuestionan, sino que ha iniciado un proceso de retraimiento de derechos que dejan de hacerla viable y, lo más peligroso, al momento no se vislumbran alternativas que la sustituyan para garantizar nuevos sistemas de concordia y bienestar social entre comunidades y naciones.

Hibridación salvaje: la crisis demográfica, la reconfiguración geopolítica internacional y el avance contundente del desempleo y la pobreza, con su inevitable componente de deterioro en la salud pública internacional y el equilibrio ecológico, han generado procesos de tensión local, regional e internacional de alcances inimaginables, al día de hoy no existen estructuras que puedan revertir estos altos índices de violencia demográfica-racial, pues la desmocracia lo que asegura es, precisamente, la incontención pero también la administración de los conflictos sociales dada la ausencia estructural de instrumentos éticos que regulen la convivencia social e internacional (existen pero están en proceso acelerado de crisis, decadencia y colapso… colapsodernidad).

La secuencia decadente es en esta línea: 11–SCRACK BURSATIL y COVID–19 (2001, 2008 y 2020) como síntomas de una crisis estructural civilizatoria de alcance internacional que tiene en la siguiente alianza nefasta sus indicadores y reveladores:colapsodernidaddesmocracia e hibridación salvaje.

23 MEGATENDENCIAS

Pero ¿de dónde he definido esta triada decadente?, ¿cuáles son los referentes o indicios que me señalan no su advenimiento (no son una proyección profética) sino precisamente su enclave operativo en la realidad (como el coronavirus ya forman parte de nuestra intimidad cotidiana)?

A continuación, comparto los indicios que a lo largo de estos 20 años del nuevo milenio he identificado como megatendencias que hacen evidente las tres coordenadas de la crisis civilizatoria:

  1. Depredación de ecosistemas en etapa de no retorno.
  2. Deterioro climático acelerado con procesos de colapso ya local: micro física de la decadencia ambiental.
  3. Masificación continental de la migración y desplazamientos forzados por motivos políticos, económicos, ambientales, de salud y sociales.
  4. Incesante escalada bélica a nivel local y regional por motivos raciales, religiosos, políticos y económicos.
  5. Deterioro sanitario internacional y crisis sistemática de salud pública de alcance mundial.
  6. Decadencia urbana, pues las ciudades migran a espacios donde amplios sectores sociales pierden el bienestar, atrapados en proceso de híper violencia y cancelación de la utopía modernista (bienestar, seguridad, orden y servicios estandarizados de bien común), ahora disponibles como mercancías de alto costo comercial.
  7. Proliferación de nuevas pandemias con poder de alterar el endeble equilibrio político y económico mundial.
  8. Sistemática y permanente inestabilidad financiera internacional.
  9. Confrontación comercial continental y reconfiguración acelerada de los mercados.
  10. Consolidación del narcotráfico como industria legitimada por el terrorismo de Estado, grandes corporativos internacionales y gobiernos que legalizan el lavado de dinero para usufructuar sus beneficios.
  11. Profundo y al parecer irreversible deterioro democrático.
  12. Incremento del autoritarismo y la configuración de nuevos esquemas fascistas (desmocracias e hibridaciones ideológicas que las justifiquen y legitimen a nivel local, regional y continental).
  13. Deterioro acelerado y re configuración de los referentes éticos y de los derechos humanos, para que sean adaptados e, incluso, prescindibles en la transición civilizatoria.
  14. Neofeudalismos y procesos de exclusión masivos para asegurar amplios espacios geográficos o urbanos de bienestar a partir del privilegio económico como principio de selección natural.
  15. Desinformación gubernamental y corporativa de la información de interés público, como soporte de políticas autoritarias de control y contención social.
  16. Crisis geopolítica, recomposición de grupos de poder regional y creciente confrontación global; fragmentación de Estados Nacionales en nuevas entidades autónomas.
  17. Terrorismo internacional por grupos étnicos de poder y por Estados Nacionales (por ejemplo, la fuerte inestabilidad política internacional que Estados Unidos ha asumido como estrategia para no ceder su protagonismo internacional a China).
  18. Anarquismo y violencia contestataria sin referentes y agenda política estructurada.
  19. Conflictos y tensión inter religiosa.
  20. Creación de nuevas ofertas espirituales, no propiamente religiosas, pues serán más de corte ideológico, como consecuencia a la descomposición de las espiritualidades institucionales e históricas que han dejado de brindar respuestas reales a grandes colectivos.
  21. Exclusión, desmantelamiento e inhabilitación de las universidades como referente de formación y generación de conocimiento altamente especializado.
  22. Privatización de la investigación y el desarrollo tecnológico de vanguardia a través de corporativos y fondos de inversión, ambos internacionales.
  23. Inteligencia artificial y robotización como recursos inestimables para la continuidad productiva en detrimento del derecho al trabajo.

¿Y MÉXICO?

Nada optimista el diagnóstico y el pronóstico, actualmente en proceso de desmantelamiento acelerado, con una política pública retrógrada, incapaz de adaptarse con éxito al nuevo contexto de acelerada reformulación internacional, ceñido al fatalismo de su plataforma de maquila y depredación de recursos naturales; sin un proyecto de país viable, sustentable y estratégico; sumido en la coyuntura utilitaria de corto plazo, la indefinición sistemática y el empobrecimiento estructural en todos los ámbitos de la vida pública; asfixiado por procesos de colectivización de la violencia, institucionalización del desamparo y maniqueísmo ideológico como cortina de humo para el control político y la preservación del poder a corto plazo; sin imaginación institucional, generosidad real, ciencia estratégica y expansión del arte como umbrales de visión para la configuración de los nuevos acuerdos políticos con sentido humanista; decaimiento a un galimatías de ocurrencias decadentes y expuesto progresivamente a la más vil y despiadada violencia comercial, criminal y de Estado.

¿LAS UNIVERSIDADES?

En esta degradación universal, son enemigas a vencer las que provienen de legítimos modelos humanistas, serán sistemáticamente desplazadas como referente histórico de la generación de conocimiento y formación especializada, con el consecuente debilitamiento de las políticas públicas de educación, arte y cultura; quedarán como reducidos espacios críticos que mantengan la utopía del humanismo y una visión alternativa al desmantelamiento acelerado del bienestar en tiempos de la masificación de la incertidumbre y el colapso de los sistemas sociales; tal vez serán el último reducto institucionalizado para la defensa de lo humano y el medio ambiente, convertirse en cónclaves excéntricos, marginales, contestatarios y de resistencia ética – científica ante lacolapsodernidad consolidada; podrían constituirse en la última trinchera ante la avanzada crisis civilizatoria actual, tensión de la cual podría ser detonada la revolución cultural que active la nueva utopía social que nos haga regresar de la oscuridad y el abismo.

Por cierto, ya acusamos recibo del discurso oficial y agradecemos su brutal cinismo: nos queda claro que las universidades y la educación son actividades “no esenciales”.

UMBRAL CIVILIZATORIO

¿Qué hacer?, por lo menos no minimizar las visiones para dimensionar el nivel del reto que enfrentamos, aceptar que la crisis civilizatoria ya está aquí, evitar que la gran maquinaria ideológica que la legitima logre su cometido y terminemos aceptando como realidades incuestionables la colapsodernidad, la desmocracia y la hibridación salvaje, así como etiquetar al 11–SCRACK BURSATILCOVID–19, como sucesos naturales del actual estado de las cosas: pudieron haber sido evitados y nunca debieron haber sucedido.

Hemos llegado al umbral civilizatorio en el cual han entrado en crisis todos los postulados que dábamos por ciertos, no sólo al nivel de la discusión filosófica, humanista o académica, sino en el quebranto más profundo de los acuerdos políticos, sociales, culturales y económicos que alimentaron nuestro desarrollo.

Efectivamente llegamos al fin del mundo tal cual lo hemos conocido, pero no podemos aceptar que lo nuevo venga cargado con esa fuerza autoritaria, fascista, violenta y depredadora que nos llevará finalmente a la nada: debemos soñar, imaginar, construir e implementar una nueva alternativa civilizatoria o, por lo menos, dejarlo todo en el intento; ciertamente las universidades no son ya, ni por mucho, el epicentro de la revolución o de la contra revolución que se vive en las calles.

Es tiempo de las nuevas utopías y de alinearlo todo a una nueva emergencia espiritual, artística y científica (las tres en absoluta complicidad), ¿en verdad estamos dispuestos a ceder “en todo amar y servir” a cambio de la desaparición altruista de la mitad del universo por el despotismo ilustrado de Thanos o claudicar al Sermón de la Montaña del auténtico cristianismo (aún vigente pues nunca ha sido realmente implementado) a cambio de la insurrección anarquista del crimen para legitimar al Joker como hiena gurú del nuevo desgobierno social, patrón de convivencia y control político?

¿Hasta dónde llegará nuestra paciencia y capacidad de resistencia en México?, ¿no nos hemos dado cuenta que somos el laboratorio de la humanidad en crisis?, ¿por qué nos cuesta tanto aceptar que antes que en cualquier otro lugar del mundo precisamente en México hemos vivido la crisis civilizatoria indicada arriba y que la colusión estratégica del crimen organizado con el gobierno no es una desviación sino el modelo de contención social que se busca implementar en la actual transición civilizatoria para administrar desde el horror y la más atroz violencia sistemática la nueva anormalidad cívica?

México está a la vanguardia de lo nuevo, nos guste o no, somos la avanzada y el futuro de las sociedades en crisis civilizatoria, lo actual y a donde lleguemos, será el nuevo paraíso terrenal; nos guste o no, este valiente mundo nuevo se está consolidando en contra de los ideales que hemos soñado, esa aceptación y consagración universal de los derechos humanos.

11-S, CRACK BURSATIL, COVID-19, COLAPSODERNIDAD, DESMOCRACIA, HIBRIDACIÓN SALVAJE y 23 MEGATENDENCIAS son referentes y categorías para ubicar la crisis civilizatoria que se ha instalado en lo más íntimo de nuestras conciencias y vida cotidiana; en realidad coordenadas e itinerario de ruta de nuestro ingreso definitivo a lo completamente desconocido, a los terrenos de lo hoy aun innombrable.

No me escondo en las palabras, ni en la nomenclatura académica y nada de esto viene de la exigida constatación empírica del paradigma científico, simplemente ofrezco lo que veo, espero sirva de algo y a tiempo; termino recuperando la escalofriante metáfora del exterminio universal, por motivos bioéticos, a manos del general Thanos: “perfectamente equilibrado, como todo debe ser”.

*Mtro. Randolfo González de la Mora, director de Educación Continua de la IBERO

Este material se comparte con autorización de la IBERO

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