Manifestaciones multitudinarias diarias contra la corrupción y a favor de la renovación de las administraciones en Rumania cobraron vida en diversas ciudades del país desde el incendio ocurrido en el Club Colectiv, el cual dejó 42 muertos y alrededor de 200 heridos en la capital Bucarest, el viernes 30 de octubre.

El día viernes, por cuarto día consecutivo, miles de inconformes protestaron por las calles contra un sistema de gobierno corrupto, tanto en el ámbito político como administrativo, contra los recortes y la degradación de los servicios públicos.

«No queremos a estos políticos. Nos roban y están destruyendo Rumania. Eso es por lo que la gente se ve obligada a irse», reclamó Ioana Popa, habitante de uno de los distritos más pobres del ayuntamiento de Barlad, en donde también hubo manifestaciones.

Ante la dimisión del primer ministro, Victor Ponta, el pueblo rumano asume que aún no se acaba la lucha, pues «no nos conformamos con la dimisión de Ponta. Queremos una clase política distinta, Estamos aquí para pedir un cambio», señala George Lazar, estudiante de Arquitectura de 23 años. «Es la hora de que la gente salga a la calle y que rompa el silencio que rodea este sistema corrupto».

El incendio de la discoteca se provocó por un espectáculo pirotécnico, que además dejó alrededor de 200 heridos. El centro, construido en una antigua fábrica de zapatos, funcionaba sin las autorizaciones pertinentes para la organización de conciertos, y mucho menos de espectáculos de pirotecnia.

Con información de El País