Todas las personas nacen y son iguales ante la ley. Pero Colombia, un país de mayoría conservadora, apenas entra en la plenaria de quienes presentan su voto y opinión a favor y en contra del matrimonio gay.

Con 51 votos en contra y 17 a favor, quedó hundida en plenaria del Senado de la República la iniciativa de ley para permitir el matrimonio igualitario en Colombia. Esta iniciativa ha generado un gran debate en la opinión pública colombiana, ya que Colombia es un país de mayorías conservadoras, pero hay quienes afirman que ya es hora de darle oportunidad a la diversidad sexual y proteger los derechos de quienes piensan en contravía.

En Colombia, la vida política y social de grupos considerados como minoritarios y que han sido excluidos por los partidos políticos tradicionales, y por sectores del poder privado, depende en gran parte de la Constitución Política de 1991. Esta es una herramienta fundamental para exigir los derechos que como ciudadanos tenemos dentro del Estado.

En debate, el senador del partido de la U Armando Benedetti, uno de los ponentes de la ley de matrimonio igualitario, expresa que “Colombia tiene que estar con los países del primer mundo, no con los de tercer mundo que es lo que quieren en este país” en respuesta a los congresistas de sus mismo partido y a sectores sociales que se encuentran en contra de la aprobación de la ley. Mientras que por sectores más retardatarios de la política colombiana, Roberto Gerlein del partido conservador, comentó que el “sexo entre homosexuales es escatológico y con fines recreativos» generando una gran polémica en medios y un fuerte rechazo en las redes sociales.

En la Plaza de Bolivar de Bogotá, a las afueras del Congreso de la República, cientos de manifestantes en pro y en contra del matrimonio gay esperaron el veredicto final. “Sentimos que es una derrota, pero seguiremos luchando por nuestros derechos” expresan integrantes de la comunidad LGBTI en declaraciones a medios locales.

Mientras tanto en las redes sociales de Colombia, se demuestra un importante rechazo a las políticas de exclusión sexual y social que provienen desde el Senado. Diferentes líderes de la comunidad LGBTI y sectores de heterosexuales que apoyan el matrimonio igualitario para Colombia, afirman que continuarán luchando por sus derechos, y esperan que en Colombia exista separación entre la Iglesia y el Estado, y que se dejen las creencias religiosas de lado en un país oficialmente laico.