Foto: Iván Castaneira

Ciudad de México | Desinformémonos. El proyecto habitacional en la Isla de Holbox, Quintana Roo, fue clausurado temporalmente por la Profepa al declarar que no cuenta con la autorización en materia de impacto ambiental.

De acuerdo con la dependencia, el proyecto de construcción carece del permiso que emite la Semarnat para proceder con las obras de vivienda, que incluye departamentos sobre una superficie de casi mil metros cuadrados, alberca y vestidores.

Las afectaciones a nivel ambiental que se registraron fueron el hallazgo de vida silvestre en el predio, donde se encontraron ejemplares de especies protegidas como la iguana gris, la palma chit y el mangle botoncillo, y la destrucción del ecosistema y erosión de las playas por los daños al suelo arenoso.

Cuando llegó el personal de la dependencia, se constató la construcción de un edificio habitacional de tres plantas con dos departamentos cada una, los cuales se equipararían con cocina, sala-comedor, dos recámaras, dos baños y cuarto de lavado. A nivel del suelo, las obras eran para una piscina y baños con vestidores.

Ante ello, se impuso la clausura total temporal de las obras y actividades para la construcción de la unidad habitacional, con base en el artículo 170, fracción I, de la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente.

Una vez que los grupos empresariales descubrieron Holbox como una oportunidad de incrementar las ganancias con el turismo, iniciaron con el trazo de unidades habitacionales y un millonario complejo turístico.

Nivardo Méndez Villanueva, líder de los 70 ejidatarios que demandan al grupo empresarial Ara y Ponce, dijo en 2016 que “hace una década Holbox era limpia, con mucha paz, totalmente desagenada de la masa continental, viviendo con cosas y situaciones precarias de la modernización. Pero al final, felices”.

Sin embargo, aseguró entonces que ahora demandan, “tal vez a causa de lo que unos llaman ambición, […] el divisionismo, los pleitos internos”. “Eso realmente no permite que vivamos en armonía y en paz”, agregó.

Ante la imposición de los proyectos empresariales y la venta de tierras por parte de los ejidatarios a través de engaños y con “el espejismo de detonar la isla”, ahora en Holbox “hay mucha gente foránea, muchísima más basura, destrucción del hábitat de flamingos, de pelícanos blancos, de manatíes, de todas las especies”.

Frente al panorama, los ejidatarios en Holbox iniciaron hace cinco años “una lucha jurídica”, en la que, aseguran, lo único que vieron fue “corrupción entre las autoridades, magistrados y empresas”, por lo que hoy se mantienen con la resistencia social de todos los ejidatarios, sus familias, holboxeños y comunitarios.