Es un enorme reto sintetizar en imágenes la lucha y resistencia de los pueblos chiapanecos en las últimas tres décadas. Esto es apenas un pequeño recuento de los primeros días de enero del 1994: los caminos bajo control de elementos del EZLN; el Ejercito regular avanzando con brutal despliegue de fuerza para retomar Altamirano y otras comunidades; un tanque sobre San Cristóbal de las casas; la niña que huye con su hermana sobre su espalda; los zapatistas ejecutados abordo de un microbus; el colorido de los músicos en San Juan Chamula manifestando su cultura y tradiciones.
La resistencia no inició en 1994 y es un proceso que no tiene fin. Sirvan estas imágenes para recordar que en Chiapas no se ha detenido la violencia sobre los pueblos más vulnerables.
Pues podrán seguirse autoelogiando todo lo que quieran con lo maravilloso que quieren creer que es el EZLN, pero en la realidad viven clavados en 1994, aislados en su mundito de fantasía en algunas comunidades, mientras la gente ya se organiza sin el EZLN. Tan perdido y debilitado anda el EZLN, que mientras que en Chiapas había problemas en las comunidades, el EZLN andaba de gira por Europa buscando un apoyo que ya no tiene en México, por sus mismos errores y su soberbia. Qué lejanos quedaron los días en donde el SubMarcos y el EZLN parecían una fuente de inspiración y de cambio para tod@s l@s mexican@s. Ahora sólo se repiten así mismos, y reniegan de los logros hechos por AMLO, que sí supo llevar sus palabras a hechos concretos y no se quedó en la retórica, como el EZLN.