Cataluña quiere decidir su independencia

Susanna Ginesta, la Garriga Societat Civil Foto: Susanna Ginesta

Cataluña. Nunca antes Cataluña estuvo tan cerca de ser un Estado independiente dentro de la Unión Europea, ni España de desmembrarse. El 9 de noviembre del 2014 es la fecha acordada por los partidos pro-independentistas catalanes para celebrar un referéndum donde la ciudadanía catalana puede indicar –contestando una doble pregunta– que sí, que quiere que Cataluña sea un Estado y que además, quiere que sea independiente. Las encuestas indican que el doble sí ganará con un porcentaje ligeramente superior al 50 por ciento.

¿Qué precipitó que se acuerde la celebración del referéndum? Una situación insostenible económicamente para uno de los territorios más ricos y creadores de riqueza de la Península Ibérica y que desde siempre se ha considerado a sí mismo una nación. El Gobierno central del Partido Popular (PP) –y antes del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) –, con su mala gestión económica y con una política contraria a Cataluña, estranguló las arcas del gobierno catalán, la Generalitat, y sumió a la ciudadanía en un deseo de independizarse para gestionar mejor y directamente sus impuestos.

En efecto, es la sociedad civil la que empujó a los políticos a buscar una salida a la solución de la crisis generada en gran parte desde Madrid. Medidas de ajuste -que afectan a los puntales básicos de la sociedad del bienestar en el llamado primer mundo- son las que tocaron a los catalanes, que dicen ¡ya basta! a los recortes en sanidad, educación, prestaciones sociales y cultura, justo las competencias transferidas a las comunidades autónomas españolas.

Otros recortes en inversiones, como son en infraestructuras básicas, acabaron por aumentar el desarraigo hacia el gobierno español de muchos ciudadanos catalanes, gran cantidad de ellos procedentes de otras provincias españolas. Algunos no dejan de sentirse españoles a pesar de querer la independencia de Cataluña respecto a España.

La Vía Catalana

El 11 de septiembre es la fiesta nacional de Cataluña. Fue en ese día del año 1714, tras vencer militarmente la ciudad de Barcelona, que el rey español Felipe V de Borbón acabó con las instituciones propias de autogobierno del Principado de Cataluña. Se trata, para los catalanes, no de un día festivo sino de un día de reivindicación de las libertades perdidas. La primera manifestación masiva del 11 de septiembre fue en 1976, una vez recuperada la democracia en España tras más de 40 años de dictadura del general Francisco Franco.

Año con año, la participación en la concentración reivindicativa en la calle ha crecido, hasta que en el año 2012 cerca de 2 millones de personas  (600 mil, según la delegación española en Cataluña) ocuparon el centro de Barcelona bajo el lema “Cataluña, nuevo Estado de Europa”.  La convocatoria la hizo –siguiendo a la organización del mismo nombre de 1976–, la Asamblea Nacional Catalana, una organización popular, unitaria, plural y democrática que tiene como objetivo conseguir la independencia política de Cataluña mediante la constitución de un estado de derecho, democrático y social. Tiene unos 15 mil socios e igual cifra de simpatizantes. Las redes sociales de Internet fueron claves para su crecimiento y para la difusión de su mensaje.

La multitudinaria manifestación sirvió sobretodo para situar el “problema catalán” en la agenda política mundial. Y todavía lo hizo más la iniciativa del 11 de septiembre de 2013, cuando se organizó una cadena humana de 400 kilómetros, conocida como Vía Catalana, por el trazado de la antigua Vía Augusta de punta a punta del territorio catalán. Participaron más de 1.5 millones de personas, medio millón en la capital, Barcelona, y hubo 30 mil voluntarios en la organización. Simbólicamente, la cadena se unió a las 17:14 horas, recordando el año de la pérdida de las libertades. El mensaje fue claro de parte de la ciudadanía hacia los políticos del gobierno catalán, gobernado por la coalición de derechas Convergència i Unió (CiU), con el apoyo, externo, del partido de izquierdas independentista Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), tras las elecciones al Parlamento de Cataluña del 25 de noviembre de 2012.

Otros dos partidos de izquierdas, Iniciativa per Catalunya Verds- Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA)  y Candidatura dUnitat Popular (CUP) apoyan el referéndum. Son contrarios el Partit Socialista de Catalunya (PSC, rama del PSOE) –que aboga por el federalismo con otros territorios de España y su opción se está volviendo minoritaria– y los dos partidos de ultraderecha españoles: el Partido Popular de Cataluña (PPC) y Ciudadanos de Cataluña.

Trabas jurídicas

El gobierno español encabezado por Mariano Rajoy (PP) ya declaró que van a impedir la celebración del referéndum pues, según ellos, no está permitido por la Constitución Española y lo consideran ilegal. Pretenden que, en todo caso, sea toda la ciudadanía española la que decida sobre el futuro de los catalanes, rompiendo así el principio de soberanía de los pueblos y el derecho a decidir. Incluso amenazaron con suspender la autonomía catalana y, por lo tanto, las instituciones de autogobierno como la Generalitat y el Parlament.

No es el primer ataque jurídico que recibe Cataluña, pues el Tribunal Constitucional español en el 2010 declaró inconstitucional el Estatut dAutonomía de Cataluña, la ley jurídica básica en que se fundamenta el gobierno catalán. Esta situación generó el rechazo de la ciudadanía catalana, que se manifestó masivamente el 10 de julio de ese mismo año y desde esa fecha, las fachadas de muchísimas casas y bloques de pisos de Cataluña lucen la “estelada”, la bandera independentista catalana. El lema fue: “Somos una nación, nosotros decidimos”.

Dos meses después del referéndum de independencia de Escocia, el 9 de noviembre de 2014 -si el Estado español no lo consigue impedir-, los ciudadanos catalanes opinarán si quieren seguir en un Estado que los maltrata o crear uno independiente 300 años después de haber perdido la soberanía. Ese mismo día también harán 25 años de la caída del muro de Berlín; una nueva brecha se puede abrir en Europa: 7 millones de ciudadanos catalanes pueden ser más libres y decidir su futuro.

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