Arte, oficios, poesía y resistencia en el barrio bravo de Tepito

Bosco Ibarra

Zapatos inmaculados. Verdes, negros, blancos, rojos, bicolores, de charol. Elegantes, se mueven al ritmo del danzón. Otros se balancean en alegre cadencia al extremo de piernas cruzadas o reposan pacientes a espera de que alguien los invite a bailar, o se inquietan en los pies de hombres y mujeres que se dan cita aquí todos los martes en la tarde y que ahora se saludan cordiales, platican, se abrazan. Un colorido mural del tepiteño Daniel Manrique cubre toda la pared en un extremo de la plaza. Del otro lado, hombres de varias edades se concentran con ceño fruncido y ojos fijos en las piezas de ajedrez que de vez en cuando mueven con parsimonia, mientras un grupo de curiosos observa en silencio. Al lado, tres sillas improvisadas hacen la vez de peluquería y taller de corte de cabello. Un poco más atrás, más zapatos: una exposición fotográfica de los talleres del arte de calzado que el maestro Luis Arévalo Venegas organiza en las comunidades autónomas zapatistas en Chiapas desde hace ya muchos años. Hay puestos de frutas y verduras, vendedores de fritangas, familias paseando, curiosos. Hay músicos y poetas, escritores, pintores, videastas, ex boxeadores, artesanos, niños deslumbrados y ancianos en cuyos ojos se vislumbra el enigma de tantas historias de penurias y de lucha.

Estamos en la esquina de Vidal Alcocer y Eje 1 Norte, a unos pasos del Metro Tepito, donde desde hace cinco años se organizan los Martes de Arte de Tepito. El maestro Luis Arévalo, uno de los organizadores, hoy con 68 años de edad, es uno de los personajes legendarios que abundan por estos rumbos. Zapatero de toda la vida, está convencido de que la cultura es un mecanismo imprescindible de resistencia ante las problemáticas sociales y los embates externos a un barrio que siempre ha sido codiciado por intereses económicos. Él fue uno de los fundadores del movimiento cultural Tepito Arte Acá, creado en los 70s por un grupo de artistas tepiteños independientes y precursor de los Martes de Arte.

Si la situación en los 70s era difícil, ahora sólo ha empeorado. “Nos han querido vender la idea de que la bujía económica del barrio es el comercio, y eso nos ha dañado fatalmente. Se trata de un comercio desordenado que nos ha llevado a muchos vicios de conducta que antes no teníamos.” Con tristeza habla de la importancia de la capacitación, en un barrio que hasta hace poco siempre fue de artesanos. “Ahora nuestros jóvenes no son más que bestias de carga, jalando un diablo con mercancía que descargan del camión a la bodega. Ya no hay zapateros, carpinteros, herreros, gente de oficio.”

En los Martes de Arte hay talleres de zapatería, talabartería, carpintería, tapicería, electricidad, instalaciones de gas, música, video, etcétera. También se organizan brigadas callejeras de oficios, donde se instalan mesas en diferentes partes del barrio y cada quien enseña lo que sabe hacer.

Los Martes de Arte se organizan los martes porque es el día que descansa el comercio en Tepito. Aquí viene gente del barrio pero también gente de fuera, compradores, curiosos, turistas, “aventureros” que se adentran a las calles en una especie de safari urbano, desafiando las historias, mitos y leyendas de uno de los barrios más coloridos y más imaginados del país para regresar a sus hogares con relatos de la hazaña: “Fuimos a Tepito y no nos pasó nada”.

Además de los Martes de Arte, los tepiteños han construido otros espacios. De un jardín de mugre surgió hace más de dos años la Alameda Tepito, donde también se realizan eventos culturales, talleres de oficios y el inevitable danzón vespertino. En un complejo habitacional llamado popularmente Los Palomares, niños y jóvenes aprenden a ser titiriteros y crean sus propias obras con temáticas del barrio y una visión crítica de su propia realidad. Los Palomares es representativo de una de las problemáticas más graves en Tepito: la destrucción de las vecindades horizontales por el terremoto de 1985 y la falta de mantenimiento y el surgimiento, en su lugar, de unidades habitacionales verticales donde se rompe la tradicional convivencia que siempre definió al barrio y donde el hacinamiento provoca toda una gama de problemas sociales. “Los espacios son tan reducidos”, dice Arévalo, “que la gente ya no puede convivir, reflexionar, nada, son sólo dormitorios. Hay espacios para los coches pero no para la gente. Y todo eso ha generado una problemática muy gruesa con la onda de la delincuencia”. De ahí la urgencia de crear el proyecto Títeres en los Palomares: reconstruir espacios de convivencia, reflexión y esparcimiento, sobre todo para los niños y jóvenes.

Los literatos olvidados

En la colonia Ex Hipódromo de Peralvillo está El Sótano de los Olvidados: un pequeño espacio en el Deportivo Tabasco atiborrado de esculturas, murales, piezas de escenario de teatro, libros, carteles y todo tipo de objetos imaginables. Ahí se reúne todos los viernes un grupo colorido y diverso de literatos en su mayoría tepiteños, aunque los hay también de otros barrios “duros” como Neza y Pantitlán.

Entre trago y trago Eve provoca carcajadas con sus anécdotas estrambóticas y se disculpa profusamente: “Es que hoy ando contento”. En su voz, los cuentos aportados por los presentes a este taller semanal cobran vida y divierten, desgarran, inspiran, hacen llorar. Después vienen las críticas, implacables. “A mí la primera vez que vine me hicieron pedazos”, cuenta Estela. “Vine con otras tres compañeras y ellas ya no regresaron, se fueron casi llorando.” Pero a ella la crítica no le hace mella. Toma notas en un cuadernito, asiente con la cabeza. Con sus meticuloso vestir, su pelo corto, su amable sonrisa, su tímida compostura, parece reservada y pudorosa. Pero su literatura es violenta, desbordante de un erotismo irreverente y mordaz que desnuda las convenciones sociales y penetra hasta el fondo la problemática existencial de sus personajes, sobre todo femeninos, rompiendo dicotomías del bien y del mal y echando por tierra cualquier edificio reductor que intente explicar con fórmulas fáciles la complejidad del ser humano.

Ente los presentes hay literatos multipremiados a nivel nacional e internacional, escritores de corta trayectoria pero de pluma firme y novatos que apenas se inician en estas lides. Lo que los une es la pasión por la palabra escrita, una vida de anécdotas y experiencias acumuladas y un amor por  esa cadencia inimitable de la palabra barrial, impregnada de creatividad juguetona y subversiva.

“En los barrios y colonias la sociabilidad se ejerce como acto lúdico, de chisme si se quiere, donde la voz juega un papel primordial”, escribe el tepiteño Primo Mendoza en su prólogo al libro Toma textos, antología de textos de autores de El Sótano de los Olvidados. “La jerga, el caló, habitan la sonoridad de este sistema de códigos locales; la vida cotidiana se representa oral y mímicamente en un desplante de alegorías expresadas en el centro de trabajo primigenio: la calle. La calle se entera de las desventuras de Panchita ‘con sus hijos que le salieron rete malandrines’, de que ‘subió la leche’, de que ‘fulano está metido en el narco’. Y así, este complejo de signos vitales, un día a alguien se le ocurre narrarlos en su propio acervo literario. Entonces brotan las esperanzas, la rebeldía, las ganas internas de ser otro, distinto, menos injuriado por la estupidez televisiva, la incongruencia política, las asesinadas de Juárez, las millonarias cifras de gastos de campañas, las pensiones vitalicias que gozan los ex presidentes y cada uno de sus hijos. Nace así una narrativa de carácter contestatario que transforma el medio y el entero complejo de absurdos y ficciones que se viven a diario.”

Los literatos de El Sótano han publicado varios libros a través de su sello editorial Ars Ludis, resultado de un esfuerzo colectivo y mucho malabarismo para solventar los gastos. Cuando celebraron la publicación del primer volumen de El lado oscuro de Tepito… su cultura (antología de cuentos, poemas y crónicas), se dieron cuenta que la edición no estaba tan cuidada como les hubiera gustado. Organizaron entonces talleres para aprender las diversas facetas del arte de hacer libros, y así surgió El lado oscuro de Tepito II, una bellísima publicación con ilustraciones de artistas tepiteños y capitulares hechos de fotografías de objetos del barrio. Ahora la naciente Editorial Sur+, entusiasmada por la producción literaria de El Sótano, prepara con ellos una antología de cuentos a ser publicada en octubre de este año.

“¿Cuál es la intención? ¿Qué pez?”, se pregunta Primo Mendoza. “Entre otras, darnos el gusto. El gusto de encontrar al homo ludis, al homo tepitecus que, etiquetados como homo faber, se les cree enajenados, y por tanto, negados al placer de crear con sus propios códigos y herramientas.”

El homo tepitecus está vivito y coleante y desbordante de creatividad, encarnado en esos hombres y mujeres que se reúnen los viernes en El Sótano de los Olvidados para darse “el gusto de decir: ‘tómala barbón pa’la reflexión’ a los que niegan sin hacer, piensan sin actuar, viven sin vivir la experiencia de atreverse a gritar y jugar con el verbo, sujeto y complemento.”

Publicado el 01 de Octubre  de 2009

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Una Respuesta a “Arte, oficios, poesía y resistencia en el barrio bravo de Tepito”

  1. ARTURO CAMPOS

    MI TIO EL COMICO ·»VIRUTA» MARCO ANTONIO CAMPOS CONTRERAS, NACIO EN UNA VECINDAD DE SU ABUELO EN LA CALLE DE AZTECAS NUMERO 47 Y DEL OTRO LADO ERA FLORIDA NUMERO 54 EN NUESTRO GLORIOSO BARRIO DE TEPITO Y ME DA MUCHO GUSTO PODER ESTAR EN CONTACTO CON USTEDES MIS HERMANOS QUERIDOS Y SABER DE SUS NOTICIAS QUE SON MARAVILLOSAS PORQUE EXPRESAN EL CORAZON DE NUESTRO SENTIR Y MUY MEXICANO Y APROVECHO LA OPORTUNIDAD DE QUE POR FAVOR ME PUEDAN RECOMENDAR A DONDE ME DIRIJO PARA ENCONTRAR UN PINTOR AL OLEO QUE QUIERA AYUDARME A REALIZAR UNA PINTURA PARA «EL» QUE VA A CUMPLIR 17 AÑOS DE FALLECIDO Y ADEMAS SI ES POSIBLE TAMBIEN ME PUEDAN AYUDAR A ENCONTRAR A ALGUIEN QUE TENGA EXPERIENCIA PARA HACERLE SU ESCULTURA, YA QUE FUE COMO MI PADRE Y ALGUIEN QUE NOS DEJO UNA HUELLA DENTRO DEL HUMORISMO BLANCO, GRACIAS Y UN ABRAZO CON TODO CARIÑO A USTEDES Y MI BARRIO AMADO.

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