Alemania registró la llegada de al menos 200 mil refugiados sólo en lo que va del 2016, a pesar de que representa un descenso significativo respecto al número de solicitantes de asilo durante el año pasado, indicó la Oficina Federal para la Migración y los Refugiados (BAMF).
Por su parte, la red de publicaciones Redaktionsnetzwerk Deutschland recordó que tan sólo en octubre pasado, unas 181 mil personas llegaron en condición de refugiados al país.
A pesar del descenso registrado en 2016, las cifras continúan siendo superiores en comparación con el mismo período de años anteriores.
Hasta finales de abril, se detectaron 50 casos de tráfico de personas, un número “bajo” frente los dos mil 600 contabilizados en todo el año pasado, incluidos los registrados en el aeropuerto de Múnich.
Según las autoridades, el descenso se debe a los controles introducidos en septiembre del año pasado en la frontera con Austria, así como el cierre de fronteras en el sureste de Europa, que también llevó a un descenso de la cifra de refugiados que tratan de llegar a Alemania.
Desde hace un año, miles de personas han huido de sus hogares en países como Siria, Afganistán y Pakistán por la violencia y la persecución, con la esperanza de llegar a los países del continente europeo para iniciar nuevamente junto con sus familias.
Sin embargo, los países del continente han aplicado medidas para evitar que el flujo de refugiados llegue a sus territorios, a través del cierre de fronteras y de la expulsión y desalojo de campamentos.
Ofrecen trabajos de un euro por hora a refugiados en Alemania
Por una paga de un euro la hora, se les ofrecieron a los refugiados en Alemania “mini trabajos” como servir comida, reparar camas o regar plantas, medida que ha sido objeto de críticas por las dudas de su eficacia para la integración al mercado laboral de los recién llegados.
Hasta hoy en día, Berlín emplea a 3 mil 925 refugiados en 75 centros de acogida, y ahora busca la ampliación de su oferta de “empleos por un euro” a asociaciones catalogadas como de utilidad pública.
En Baviera, una de las ciudades que más refugiados acoge, más de 9 mil personas realizan este tipo de trabajos, y en Hanóver, por su parte, pueden trabajar en la reparación de bicicletas, clasificación de ropa o acompañando niños a la guardería, a cambio de clases de alemán.
“En el corto plazo, es una medida juiciosa ya que de otra manera los refugiados no tendrían ninguna oportunidad de trabajar”, argumentó Ronald Bachmann, economista en el reputado instituto RWI, con sede en Essen.
Sin embargo, mientras que su expediente no haya sido analizado, los demandantes de asilo no tienen derecho a trabajar legalmente.
Con información de agencias
