Abuelas de Plaza de Mayo recuperan al nieto 120

Redacción Desinformémonos

Abuelas de Plaza de Mayo anunció ayer la recuperación del nieto 120, José Luis Maulín Pratto, a quien la justicia de Santa Fe sigue sin reconocerle su identidad pese a que se comprobó mediante pruebas de ADN que era hijo de Rubén Maulín y Luisa Pratto.

En en acto realizado en la sede de Abuelas,  el nieto 120, acompañado por Estela de Carlotto y sus hermanos biológicos, Walter y Gisela.  José Luis relató su historia y su lucha para que la justicia reconozca su verdadera identidad. «A pesar de que pasaron 39 años conmigo se sigue cometiendo el mismo delito», dijo.

Rubén Maulín, militante del PRT, y Luisa Pratto fueron secuestrados en octubre de 1976 en Reconquista, Santa Fe, por la III Brigada Aérea, donde fueron torturados y violados. Luisa estaba embarazada de cuatro meses.

Cuando Luisa dio a luz en marzo de 1977 en una clínica privada, el bebé fue entregado al matrimonio conformado por José Angel Segretín y Cecilia Góngora, civiles vinculados a la Fuerza Aérea. Ellos lo inscribieron en el registro civil bajo el nombre de José Luis Segretín con un acta de nacimiento fraguada, firmada por la doctora Elsa Nasatsky de Martino.

Los padres biológicos de José Luis están  vivos y libres. En 2009 se reencontraron con su hijo mediante una intensa búsqueda. Gisela, su hermana, con informes de algunos vecinos supo que su hermano asistía a la misma escuela que ella.

En 2008, a los 31 años,  José Luis sabía que no era hijo de la pareja Segretín y tras escuchar en la radio un relato de Luisa, su verdadera madre, tomó contacto con su familia biológica con la que viajó en 2009 a Buenos Aires para someterse a los estudios en el Banco Nacional de Datos Genéticos donde se acreditaron sus vínculos familiares.

Sobre la situación de no reconocimiento de su verdadera identidad, inició un juicio en Santa Fe contra la “apropiadora” Cecilia Góngora y la médica que atendió el parto, Elsa Nasatsky.  El apropiador falleció.  También se acusa al jefe de la Base de la III Brigada Aérea de Reconquista, Danilo Sambuelli, aunque él también falleció en diciembre de 2014.

En búsqueda de su identidad real, José Luis se acercó el mes pasado al Tribunal Oral de Santa Fe y dejó una carta para que el juicio contra su apropiadora y la médica se realice lo antes posible: «Soy José Luis Maulín, pero estoy obligado aún a nombrarme como José Luis Segretín», señaló y añadió «la congoja y la desdicha de portar una identidad que no me es propia y ser víctima de un delito que se cometió hace 38 años, pero que se repite cada día» y que alcanza también a sus hijos de 12 y 16 años,  quienes no pueden llevar el verdadero apellido de su padre.

El caso de José Luis no se registraba entre las denuncias de niños desaparecidos en Abuelas de Plaza de Mayo. «Sin embargo, se trata de otro caso de sustracción, ocultación y falsificación de identidad de un bebé en el marco del terrorismo de Estado, como todos los de nuestros nietos y nietas apropiados», indicaron las abuelas.

La demora de la justicia en reconocer la identidad de José Luis, fue atribuida por Estela de Carlotto a que los apropiadores son civiles y en ese sentido sostuvo que «se trata de una cuestión política e ideológica que intenta tapar la complicidad civil con el terrorismo de Estado».

Las Abuelas, en una declaración «exigen a la Justicia Federal de Santa Fe que le devuelva su verdadera filiación, que fue esclarecida en 2009. José Luis, desde entonces, reclama por distintos medios recuperar su verdadero apellido”.

foto: Gaspar Galazzi

Con información de La Nación / Argentina

foto: Gaspar Galazzi 

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