Fotos: Centro Prodh

Ciudad de México | Desinformémonos. Uno a uno fueron colocados en una jaula 63 cascos con los nombres de cada uno de los mineros que quedaron sepultados hace 13 años en la mina Pasta de Conchos, Coahuila. Familiares y acompañantes pusieron pedazos de carbón sobre ellos “para no olvidar” y “seguir exigiendo el rescate de los cuerpos”.

Las familias de las víctimas llevaron a cabo una ceremonia religiosa frente al antimonumento ubicado en Paseo de la Reforma y Río Rhin, donde depositaron los cascos y el carbón que, explicaron, retirarán conforme sean rescatados los cuerpos de los mineros.

Este lunes, los familiares se reunieron con el subsecretario de Derechos Humanos, Migración y Población, Alejandro Encinas, quien se comprometió a establecer una mesa de trabajo interinstitucional para trazar la ruta del rescate de los 63 cuerpos de los mineros.

El planteamiento de la mesa será construir una propuesta técnica, financiera y jurídica para avanzar con el rescate de los cuerpos, así como en la forma en que se seguirá el litigio ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Hace un año, la organización Familia Pasta de Concho publicó el informe “El carbón rojo de Coahuila: Aquí se termina el silencio”, en el que aseguró que la explosión, que dejó 65 trabajadores muertos el 19 de febrero de 2006, “no fue causada por una caprichosa acumulación de gas”, sino que fue “evitable” y “ocasionada por un sistema de ventilación insuficiente y por precarias condiciones de seguridad y mantenimiento en que (la empresa) Grupo México –propiedad de Germán Larrea— mantenía sus instalaciones”.

En él la organización también denunció que las violaciones a los derechos humanos en la región carbonífera “son promovidas, protegidas y alentadas por el mismo Estado, que concesiona, reglamenta, compra y usa carbón de extraído de forma ilegal”.