“No se puede defender lo que no se conoce” sonríe y asiente. Sus pies han recorrido estas pendientes, caminito serpenteante del ancho de un paso, bañado en olor a pino, a tierra mojada, al agua que corre aunque no se ve.

Tiene la cara más lisa que haya soportado 81 años de vida en la tierra. Una gorra de ala para achicar el reflejo del sol en los ojos francos. Ojos que sonríen.

¿Su nombre? “Abelardo Jurado Giménez, originario de aquí, del pueblo San Bartolomé Xicomulco”.

Con 81 años debe haber visto muchas luchas por la defensa del territorio, ¿cuáles recordaría en este momento? “En 1938 hubo una, porque algunos vecinos del pueblo de San Pablo Oztotepec querían ser dueños de este cerro, pero sabemos históricamente que el el Malacaxco Tepetlatzintla es comunal y pertenece al pueblo de San Bartolomé Xicomulco. En esta zona había mucho encino. Recuerdo cuando llegaron los taladores que lo querían convertir todo en carbón, querían destruir el bosque”

Si hoy recorremos el caminito serpenteante es porque no los dejaron. A Abelardo no le hace mella la pendiente ni el rato que llevamos caminando, entre otros vecinos de los pueblos que recita de memoria, sin fallar, como un rosario sincrético de poblaciones originarias a las que les tocó algún “San” por defecto: San Salvador Cuauhtenco, San Pablo Oztotepec, San Lorenzo Tlacoyucan, Santa Ana Tlacotenco, San Agustín Ohtenco, San Francisco Tlalnepantla, San Francisco Tecoxpa.

¿Cómo le explicaría a alguien cuál es la principal amenaza que está teniendo este lugar en este momento? “Por experiencia y por los hechos, sabemos que donde está el ejército, la marina y la policía, hay muchas violaciones de los derechos humanos. Hay falta de respeto a las jovencitas. Se instalan tugurios. Esto no queremos para Xicomulco.”

Se enteraron por la prensa en Octubre pasado que el presidente mexicano traspasó por decreto, a la Marina, los 7 mil metros cuadrados que desde hace 40 años regenteaba la Secretaria de Comunicaciones y Transportes. No los consultaron. No les avisaron. Se reunieron en asamblea. Presentaron un amparo judicial, que está por resolverse.

“Pero sin el pronunciamiento violento las autoridades no escuchan. Hay que movilizarse, porque de lo contrario los movimientos jurídicos quedan en el archivo.”

¿Qué dice el resto de los vecinos que no se moviliza? “Hay opiniones divididas, pero sostenemos que la presencia de la Marina no implica más seguridad. La juventud está ajena a esta situación, ¿por qué razón? Porque los padres de familia no hemos sabido llevar a nuestros hijos, a nuestros nietos a hacer un recorrido de nuestros bosques, de nuestros bienes patrimoniales, como propiedad comunal del pueblo y particularmente de la delegación Milpa Alta. Los jóvenes, los niños están siempre entretenidos en la computadora, o en la Tablet, que es un verdadero cáncer.”

¿Qué puede pasar ahora? “Hay que seguir la lucha, hasta sus últimas consecuencias. Ya lo han dicho los compañeros que si con la vida se lucha, con la vida de paga. Estamos dispuestos.”

Hay decenas de experiencias de defensa del territorio como esta en México en este momento, con lo que le ha tocado vivir ¿es este un momento de particular efervescencia en la defensa del territorio? “Debe ser, porque son muchos errores que el Estado, que el gobierno está cometiendo. Está entregando toda la riqueza de nuestro país, a través del petróleo, a través de las minas, está entregándoselo a los grandes capitales extranjeros. Entonces, ¿qué le queda al pueblo?”

Foto: Eliana Gilet