En el penal femenil de Tapachula, Chiapas, los motivos de encierro de gran parte de las mujeres detenidas se centran en las acusaciones de que éstas son partidarias de la trata de personas.
Siendo originarias de países como Honduras, El Salvador y Guatemala, estas mujeres se enfrentan a las diferentes incriminaciones de la trata, siendo un ejemplo la explotación sexual de sus compañeras.
Inculpadas de este delito, varias fueron sentenciadas por hasta 23 años, y algunas otras ni siquiera han recibido, tras más de un año de detención, el tiempo de su condena.
Dentro de esta prisión, estas mujeres indocumentadas se han visto en la necesidad de recurrir a cualquier medio que les garantice el conseguir la revisión de sus casos. Tales como , Karen Vallecillo, Deyra Elizabeth y Santa María Rosales, tres detenidas que se vieron obligadas a realizar una huelga de hambre por varios días para presionar a las autoridades a que llevaran a cabo dichas revisiones, y fue así como tras cuatro años de estar en el penal femenil, consiguieron su libertad este 26 de mayo.
Su caso es considerado por los grupos civiles como la muestra de la violación sistemática al debido proceso, exponiendo de manera clara la corrupción de las cárceles mexicanas.
Con información de CIMAC
