La Guerra Sucia en Guerrero no termina

Pilar Noriega

comverdad

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México. La impunidad y la falta de investigación de crímenes y violaciones a derechos humanos cometidas por grupos al margen de la legalidad y al mando del poder político, comenzó en Guerrero hace cuarenta años, y hasta la fecha las autoridades omiten realizar una investigación pronta, efectiva y eficaz de los delitos, especialmente aquellos relacionados con lo que ahora se llama la delincuencia organizada (antes el hampa).

De  los  datos obtenidos en el Archivo General de la Nación (AGN), se comprueba que  en 1974 empezaron a aparecer los cuerpos sin vida de personas visiblemente torturadas, desfiguradas y quemadas, a quienes se trató de señalar como delincuentes o relacionar con el hampa,  pero que, conforme a un informe de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), en realidad se trataba de personas relacionadas con Lucio Cabañas:

“En fechas recientes, tanto en el Puerto de Acapulco como en poblaciones cercanas al mismo, en diferentes lugares han venido apareciendo cuerpos sin vida de personas no identificadas. Los cadáveres presentan impactos de arma de fuego, señales de haber sido torturados y desfiguraciones en el rostro y otras partes del cuerpo, producidas por quemaduras.

“De ello ha tomado conocimiento el Agente del Ministerio Público del Fuero Común y al no ser identificada la víctima, ni reclamado el cuerpo, se ha ordenado la inhumación en la fosa común del panteón correspondiente, en el de Las Cruces cuando es perímetro de Acapulco.

“Esta situación ha causado inquietud entre la población y los habitantes de los lugares donde ha sido encontrado un cadáver, conjeturan sobre la personalidad del occiso, diciendo que puede ser alguien conectado con el hampa o con traficantes de drogas o bien que se trata de alguna persona que cometió un crimen y que fue sacrificada en venganza.

“Al respecto la prensa local ha publicado noticias sobre la formación de un grupo clandestino, integrado por policías retirados y militares con la consigna de matar a determinadas personas, denominándolo SANGRE.

“En forma por demás discreta se ha logrado saber que los cuerpos encontrados pertenecen a personas conectadas con LUCIO CABAÑAS BARRIENTOS y su gente, que han sido aprehendidos cuando bajaban de la sierra para abastecerse de víveres y otros objetos necesarios para ellos, o bien que sirve de correo entre los remontados y quienes se encuentran en la zona urbana.

“Que las detenciones se ejecutan por órdenes expresas del Comandante de la 27ª Zona Militar, con sede en Acapulco, Gral. De Div. D.E.M.SALVADOR RANGEL MEDINA, que después de obtener, por diferentes medios, toda la información posible sobre LUCIO CABAÑAS y su gente, se les da a tomar gasolina y se les prende fuego; posteriormente se les abandona en lugares solitarios, en donde aparecen con las desfiguraciones provocadas por las llamas y presentando impactos de arma de fuego.

“Entre el campesinado existe contrariedad por la presencia del Tte. Corl. De Inf. D.E.M.FRANCISCO QUIROZ HERMOSILLO, Comandante del 2º Batallón de la Policía Militar, a quien ya conocen y culpan de las ejecuciones.

“Hasta la fecha se desconoce la organización y militantes del grupo denominado SANGRE”.[1]

Puede advertirse que la impunidad y la falta de investigación de los delitos, así como la confusión de violaciones a los derechos humanos con delitos del orden común no es un fenómeno de la actualidad, y hasta la fecha las autoridades omiten realizar una investigación pronta, efectiva y eficaz de los delitos, especialmente aquellos relacionados con lo que ahora se llama la delincuencia organizada (antes el hampa). Como si bastara para no investigar más el hecho de que se trate de situaciones o personas a las que se relaciona o pretende relacionar con la delincuencia organizada, esto solamente provoca injusticia e inseguridad ciudadana.

En Guerrero, la impunidad e inseguridad ocasionaron que la población tuviera el temor fundado sobre hacer cualquier denuncia, ya que se  tienen testimonios que dan cuenta de familiares de personas detenidas que, al tratar de localizar a sus parientes, fueron a su vez detenidas.

Así fue que en la administración de Rubén Figueroa (1975-1981) creció la impunidad y se creó otro grupo de represión al margen de la ley, que solamente informaba al gobernador o, en ocasiones,  al comandante de la zona militar en Acapulco. Este grupo cometió desapariciones forzadas de manera indiscriminada contra personas de las cuales habría que vengar insultos al gobernador, o personas con “problemas con el ejército” o narcotraficantes con los que presumiblemente no hubo arreglo.  Este grupo fue dirigido por el capitán Francisco Javier Barquín.[2]

Lo anterior se contiene en un informe de 1976 de la Dirección Federal de Seguridad que indica:

“El Gobernador ha aumentado el equipo policiaco considerablemente, así como el elemento humano y la creación de una sección de caballería para vigilar las partes altas del Puerto. Sin embargo, no se hace nada con las quejas de atropellos que llegan al citado funcionario.

“Existe actualmente un grupo de represión en la Entidad, el que es dirigido por el Capitán Francisco Javier Barquín; está compuesto por ex agentes de la Policía Judicial y de la Policía Militar. Elementos que anteriormente formaban el ‘Grupo Sangre’, siendo 30 hombres, en ocasiones menos. Este grupo tiene a su cargo vengar los insultos al Gobernador, o personas que han tenido problemas con el Ejército, traficantes de drogas (para llegar a un arreglo); en su mayoría estos detenidos son desaparecidos. El grupo tiene sus separos en la Colonia Fraccionamiento de Costa Azul; no informa de sus actuaciones sino únicamente al Gobernador y en ocasiones al Comandante de la Zona Militar en Acapulco.

El Capitán Barquín aprovecha esta situación y para cubrir en parte sus actuaciones, ha tomado el nombre de varias policías en sus actos, por lo que ha logrado confundir a muchos. La ciudadanía inconforme, teme hacer denuncias para evitar represalias y además, porque en ninguna autoridad encontrarán eco. ….[3]

[1] AGN, Galería 1, Fondo DFS, Expediente 100-10-16-4-74, H-244, L-9, “Grupo “Sangre” en Acapulco, Guerrero”, 24 de junio de 1974. Negritas nuestras.

[2]Francisco Javier Barquín nunca ocupó un cargo público y en 2002 fue enjuiciado por homicidio calificado junto con Mario Arturo Acosta Chaparro y Francisco Quirós Hermosillo. Juicio criticado por la sociedad civil por ser ante autoridades castrenses y no esperar a los resultados de la FEMOSPP. Ver http://www.elistas.net/lista/mediosmedios/archivo/indice/6841/msg/6855/

[3]En AGN versión pública  D.F.S Acosta Chaparro 14-V-76; AGN, Galería 1, Fondo DFS, Expediente 100-10-1-76, H-137, L-63, 19 de noviembre de 1976.

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