(1 de agosto del 2014).- Casi tres meses han transcurrido desde que las autoridades mexicanas le prohibieron a la migración centroamericana viajar en el lomo de La Bestia. En todo este tiempo, si bien los flujos migratorios no han disminuido, tampoco han encontrado forma de viajar a Estados Unidos de distinta manera.
Acaso, lo que se ha modificado son los modus operandi en el que el crimen ahora departe de la tragedia de miles de personas que buscan el sueño americano.
El pasado 1 de mayo, las autoridades federales, siguiendo el ejemplo del gobernador veracruzano Javier Duarte, cerró las pinzas en torno a los lugares en donde transitan miles de migrantes: las vías del tren y las góndolas del ferrocarril. Estos lugares, antes abandonados, comenzaron de un día a otro a ser vigilados y acosados. Todo el tiempo, la presencia de uniformados que se unen a la cacería de hombres, jóvenes, niños y mujeres.
Pero en esa cacería, no sólo participa la policía. Desde bandas de polleros, pandilleros de la Mara Salvatrucha, hasta narcotraficantes, secuestradores y extorsionadores, se apostan a lo largo del camino para minar, entre atracos y muerte, a miles de centroamericanos.
Así lo reveló una reciente entrevista de la periodista Laura Castellanos, al activista Bartolo Solís, quien sostiene que la nueva prohibición únicamente ha aumentado las ganancias de los polleros, en los lindes del municipio de Arriaga, la primera parada de Chiapas hacía el Estado de México.
Dice que esta población es transportada en autobuses de madrugada, de Guatemala a Arriaga, a un costo de 10 mil quetzales por persona unos 16 mil pesos mexicanos, y si se les oculta en casas de seguridad en contubernio con las autoridades locales. Asegura que esta red es extorsionada por la Mara Salvatrucha o el crimen vinculados con autoridades locales, pues al parecer les están pidiendo 200 dólares por persona.
Otros activistas como Rubén Figueroa y el padra Fray Tomás González, de la casa refugio La 72, desde hace meses han alertado que bandas del crimen, en específico, del cartel de Los Zetas, desde hace un par de años cobran cuota a todos aquellos que suben al tren.
En lugares como Tenosique Tabasco, Palenque Chiapas o Coatzacoalcos, en el estado de Veracruz, se han convertido en los puntos rojos en donde imperan este tipo de delitos. El móvil es el mismo: al no poder viajar en ningún tipo de transporte público decenas de retenes en el camino suelen bajar a los más osados tienen que tomar rutas clandestinas o con baja vigilancia policiaca. En estos lugares, las bandas criminales también operan.
Sólo por subir, estos sujetos cobran alrededor de 100 dólares por persona. Quienes se resisten, a menudos son aventados de la góndola. Varias personas han muerto por este tipo de extorsiones.
Esta medida (de prohibir a los migrantes subir a La Bestia) puede derivar en una situación de calamidad; de migrantes hacinados y a la intemperie, y deambulando por la zona, ya que el albergue está a su máxima capacidad. Y la otra parte que puede suceder es que se den asaltos por parte del crimen organizado, ya que si no los encuentran en el tren los van a buscar en las rutas alternas que tomen los migrantes, explicó Figueroa, cuando esta medida estaba en su apogeo.
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Por su fuera poco, el día de ayer, autoridades del Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala (Conamigua) informaron que su país acordó junto a México y a Estados Unidos, impedirán que los migrantes aborden el tren conocido como La Bestia en territorio mexicano, con el fin de viajar al país del norte.
Alejandra Gordillo, secretaria ejecutiva del estatal del Conamigua, explicó que parte de las medidas pueden incluir que se establezcan más puestos de registro antes de llegar al tren, y que en el tren se hagan operativos de migración, en los cuales no se permita subir, puntualizó.
