Eliseo Villar, responsable de la desarticulación de una de las autonomías más notables de México: La Policía Comunitaria de Guerrero.

Edith Na savi

Tlapa, Guerrero. Cuando el gobernador Ángel Aguirre presentó el decreto para la creación de la Policía Rural, el 13 de febrero de 2013, cuya propuesta es la reglamentación de las “policías comunitarias” en el estado de Guerrero, la Coordinara Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) manifestó inmediatamente su rechazo, considerando que se violaba la Ley 701 de reconocimiento, derechos y cultura de los pueblos y comunidades indígenas de la entidad, que reconoce que la Policía Comunitaria depende de la CRAC, así como el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

El pasado 9 de julio, en una reunión a puerta cerrada en la residencia oficial Casa Guerrero, el impugnado coordinador de la Policía Comunitaria en San Luis Acatlán, Eliseo Villar Castillo ratificó su alianza con el gobierno estatal, que inició el proceso de credencialización de la PC, de tal manera que todo aquel integrante de CRAC que no cuente con dicho documento estará en riesgo de ser detenido y consignado ante las autoridades.

“Hacemos responsable de manera directa al gobernador del estado, de las agresiones que pudiera sufrir cualquiera de nuestras autoridades regionales, consejeros, comandantes y/o policías comunitarios, pues con el aval que ha hecho público a Eliseo Villar Castillo, estamos plenamente seguros de que habrá un inminente incremento de las provocaciones y posibilidades de confrontación con esos pistoleros”, advirtió la otra tendencia de la CRAC en un comunicado. ¿Quién es Eliseo Villar?

Uno de los hechos más emblemáticos en la historia de Eliseo Villar se dio el 17 de febrero en San Luis Acatlán, cuando las comunidades de la CRAC manifestaban su rechazo al decreto para la creación de la Policía Rural, en un acto público en el que dejaron clara su postura: la defensa del sistema comunitario, la cancelación de las concesiones mineras en la Costa y Montaña y un cese al hostigamiento a los dirigentes1. En esa ocasión, las palabras que pronunció Eliseo Villar Castillo, mientras quemaba el documento emitido por el gobierno del estado, fueron:

“Nuestro proyecto comunitario no le pide nada al proyecto del gobierno. Desde aquí les decimos, aquí quemamos simbólicamente esta basura del gobierno y que tome en cuenta que nuestro Reglamento Interno de la Policía Comunitaria es el Sistema de Seguridad y Justicia que México necesita, porque a lo largo de los 17 años de la policía comunitaria no hay fracaso, existe el respeto, la democracia y la paz; aquí quemamos la basura que nos quiere imponer el gobierno estatal y federal, y aquellos compas traicioneros que hoy le están dando lado al gobierno y la espalda al sistema comunitario. Que de una vez se den cuenta que estamos inconformes y defenderemos nuestro sistema comunitario”.

Lo curioso es que quien quemó la propuesta del gobernador y pronunció este discurso, meses más tarde aceptó la credencialización de los policías comunitarios por parte del gobierno, lo que significa que ya no podrán salir armados sin su permiso.

Después de la quema del decreto, se pensó que Eliseo proyectaba la osadía y el compromiso con el sistema comunitario de la CRAC. Y fue como, poco a poco, siguió haciendo su aparición, donde resaltaba de entre los demás por su actitud “valiente y fuerte” para enfrentar sin miedo la situación que amenazaba a la CRAC.

En aquel momento, la CRAC atravesaba por una situación difícil, ya que, por un lado, estaba la amenaza que representaba la UPOEG, que quería tomar el control de la Policía Comunitaria; y por el otro lado, desde tiempo atrás se había hecho visible un escenario de disputas al interior de la organización, entre algunos representantes importantes como Cirino Plácido Valerio, quien hacía referencia al grupo de fundadores; y Pablo Guzmán Hernández, a quién el grupo de fundadores acusaba de desarticular la organización por sus acercamientos con el gobierno del estado.

Una muestra de esta tensión se presentó pocos días antes de la Asamblea Regional del nueve de febrero, en la que se modificó la sede, planteada en un inicio en Santa Cruz del Rincón, pero que terminó realizándose en Jolotichán. Este cambio fue, de acuerdo a un comunicado que circuló por parte de la CRAC San Luis Acatlán, por el riesgo de que el grupo de los fundadores de la CRAC pudiese tomar la Casa de Justicia por la fuerza1, ya que se habían dado varios intentos de llevar a cabo esta acción. Eliseo Villar, en ese entonces, fungía como comandante de la guardia permanente en la Casa de Justicia de San Luis Acatlán. En la asamblea en Jolotichán, el propio Eliseo tomó la palabra para reiterar su compromiso y su lealtad con la policía comunitaria, señalando que defendería el proyecto, porque no era posible que la UPOEG u otros grupos quisieran apoderarse de la CRAC para sus propios intereses. Ante todos se mostraba como un individuo con valor para defender el sistema comunitario, o al menos eso aparentó cuando tomó la palabra. Se escuchaba a un individuo dispuesto a “dar la vida” si fuera necesario.

Villar Castillo fue uno de los policías que participó en la recuperación de la Casa de Justicia que fue tomada, el mismo 9 de febrero, por el grupo de los fundadores y estudiantes de la Universidad de los Pueblos del Sur (UNISUR).

En definitiva, lo que representó esta toma fue una clara ruptura de estas dos fracciones, cuyas diferencias hasta la fecha siguen vigentes. La disputa, entonces, era la elección de los nuevos coordinadores, en particular de la Casa de Justicia de San Luis Acatlán. Pero en realidad tiene que ver con el control al interior de la CRAC, pero no de la CRAC de hace 10 años (a la que se quería desmantelar), sino a la de ahora, que está en la mira del estado. A esta CRAC cuyo territorio es ambicionado por las empresas mineras.

Llegó la fecha de elección de nuevas autoridades y Eliseo Villar fue nombrado Coordinador por parte del pueblo mestizo en la Asamblea Regional realizada el 23 de febrero 2013, en medio de una gran tensión donde el rumbo de la CRAC sería decisivo. En dicha asamblea, volvió a hablar de su compromiso ante la CRAC. Eliseo fue el único de los coordinadores que habló después de la toma de protesta, exhortando a los cientos de asistentes a ponerse de acuerdo en torno a dos temas: las mineras que pretenden instalarse en la zona, y la creación de la reserva de la biosfera en la Montaña Costa Chica, pero ante todo, convocó “a que ya no nos sigamos peleando”2.

Conforme pasó el tiempo, todo esto quedaría en el discurso. En un año las conductas de Villar dejaron mucho que desear, traducidas en negociaciones expresas y abiertas con el gobierno del estado, lo que, sin duda, es la expresión de un gran pacto en el que Eliseo fue utilizado para terminar de fracturar a la organización que costó construir más de 18 años a los pueblos de la Montaña y la Costa.

¿Al servicio de quién?

Se pensó que con la elección de los nuevos coordinadores (y el hecho de que la UPOEG no hubiera ganado ninguna de las coordinaciones), la CRAC se había salvado, pero nunca se pensó que Eliseo Villar amenazaría el proceso de la policía comunitaria.

Desde el inicio de su coordinación al frente de la Casa de Justicia de San Luis Acatlán, Eliseo Villar ya daba bastante qué pensar. Mientras en marzo y abril de 2013, el movimiento magisterial de la CETEG se encontraba en movilizaciones rechazando la reforma educativa que Enrique Peña Nieto impuso a los trabajadores, la CRAC junto a la CETEG constituyeron el Movimiento Popular Guerrerense (MPG), para hacer frente a la embestida neoliberal que se vislumbrada y contra los proyectos de privatización en el estado.

Durante el mitin, la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC), representada por Eliseo Villar, advirtió al gobierno federal y del estado: “retomen el diálogo cuanto antes con los maestros de la CETEG porque en caso contrario se van a arrepentir.

No hay que dar paso atrás en este movimiento”. 3. En ese momento Eliseo apareció a nombre de la CRAC para manifestar no sólo su apoyo a los maestros, sino para plantear una serie de ultimátum al gobierno del estado, sin consultar a los pueblos sobre la postura que querían tomar. Pero este discurso duró lo que tenía que durar, pues eran sólo palabras. Tiempo después, este apoyo planteado abiertamente, quedó sólo en manos de una fracción de la CRAC, la que se siguió manifestando desde la Casa de justicia de El Paraíso a través de la Policía Comunitaria de Tixtla, Guerrero.

Mientas que Villar Castillo empezó a apostar por la negociación con el gobierno, sus declaraciones poco a poco se fueron desvaneciendo. Un día declaraba algo y luego cambiaba de opinión al polo opuesto.

El problema más grave vino cuando empezaron los desconocimientos a los demás integrantes de la CRAC. Por ejemplo, una vez que Eliseo se retira del MPG, los policías comunitarios de Tixtla, entre ellos Gonzalo Molina, Consejero de la CRAC, hoy preso en un penal federal de máxima seguridad, son señalados por él como “novatos que no conocen el reglamento interno de la CRAC”, por haber marchado armados a la ciudad de Chilpancingo. No obstante, el reglamento había sido violado múltiples veces por él mismo, porque los Coordinadores, de acuerdo al Reglamento Interno de la CRAC no tienen la autoridad para desconocer a otros miembros de la organización, pues eso, en todo caso, le correspondería a la Asamblea Regional, máxima autoridad de todo el Sistema de Seguridad y Justicia Comunitario de la CRAC. Aunado a que el nombramiento tiene que ser ratificado por sus comunidades de origen, situación que en su caso no se cumplió, ya que Capulín Chocolate (comunidad a la pertenece Eliseo) siempre ha manifestado su rechazo a que él sea coordinador, debido a sus antecedentes comunitarios y los procesos penales que enfrentaba, y enfrenta, desde antes de su nombramiento.

Eliseo, el único supremo de la CRAC

Con el desconocimiento de la marcha de los policías comunitarios de Tixtla, se vinieron una serie de acciones por parte de Eliseo Villar, con una clara visión de desconocer a todo aquél que no estuviera de acuerdo con su postura, tan es así que no sólo desconocía a la Asamblea Regional, sino también llegó a “expulsar” a miembros de la CRAC.

Las alianzas y los acuerdos con el gobierno del estado no se dejaron esperar. En febrero recién fue electo como coordinador de la Casa de Justicia de San Luis Acatlán, y tres meses después logró la aceptación del gobernador, quien en mayo regresaría al territorio comunitario para reafirmar su intención de trabajar coordinadamente con la CRAC. En ese acto se entregaron “apoyos” a los policías comunitarios, y se prometieron 24 millones para la construcción de las cuatro casas de Justicia (San Luis Acatlán, Zitlaltepec, Espino Blanco, y más adelante Cochoapa).

Eliseo terminó por aceptar lo que la CRAC tanto había peleado por años, ante el hostigamiento y acoso del estado para su subordinación al sistema de seguridad oficial. Él quemó el decreto que pretende limitar la actuación de la CRAC, y él mismo fue quien dio apertura total a la entrada del gobierno en las decisiones que sólo competen a la organización.

Entre las acciones más repudiadas de Villar Castillo, está la reunión en la Casa Guerrero en agosto de 2013, donde se concretó uno de los golpes más fuertes al Sistema de Seguridad y Justicia de la CRAC, con la aceptación de la credencialización de los comunitarios. En esa misma reunión, Eliseo Villar negoció con el gobierno proyectos, apoyos, recursos para la CRAC, traicionando los principios de la Asamblea Regional que en ningún momento fue consultada.

El otro golpe duro fue el desconocimiento de la Casa de Justicia del Paraíso (Tixtla, Olinalá y Ayutla) pues después siguieron las detenciones. Según Eliseo, “en la historia de la CRAC en ningún momento se ha impedido a los militares que entren a territorio comunitario, mucho menos a la Policía Estatal, pues hay coordinación con el gobierno estatal y federal… somos bien conscientes y bien claros que pertenecemos al Estado, pertenecemos a la nación y no tenemos por qué aferrarnos a decir que somos independientes del gobierno. Es un error que ellos lo manejen así”.

Toda esta situación agudizó la división de posturas al interior de la propia organización. Muestra de ello fueron las detenciones de Nestora Salgado (Olinalá), Gonzalo Molina (Tixtla) y Arturo Campos (Ayutla), quienes actualmente siguen recluidos en penales federales de máxima seguridad. Es claro que el esfuerzo, no sólo de los presos políticos, sino de las bases de la CRAC, son absolutamente contrarios a lo expresado por Villar en los medios y en la práctica, que refleja el claro objetivo de irrumpir el orden comunitario, generar una política de represión contra aquellos que piensen diferente, confrontar a los pueblos y, sobre todo, generar un escenario de muerte.

Y los pueblos empiezan a reaccionar…

En este contexto, los pueblos empezaron a darse cuenta de los graves daños que está causando Villar Castillo a la organización. Poco a poco las asambleas se fueron informando, pero aún falta mucho trabajo por hacer. Pues con una persona como Eliseo Villar al frente no es una tarea sencilla. Los pueblos han empezado a informarse y algunos Consejeros han desenmascarado a Eliseo Villar, quien supo cómo entrar a la organización y engañar con discursos sufridos y aguerridos.

Actualmente se lucha porque el gobierno del estado deje de alimentar el deseo codicioso y de poder de Eliseo Villar: Los pueblos que aún forman parte de la CRAC lo destituyeron en la Asamblea de Espino Blanco, el 29 de marzo de 2014, fecha en que “la asamblea ordena la inmediata detención de los tres por el fraude cometido en contra del sistema comunitario, por el saqueo de las instalaciones de dicha casa y por la privación de la libertad de varios de sus compañeros (entre ellos Valentín Hernández, asesor de la anterior coordinación de la CRAC”.4

Sin embargo, el gobierno del estado sigue reiterando su apoyo a Villar, por lo que es urgente que los pueblos nos organicemos y miremos más allá de los intereses personales de algunos dirigentes como Eliseo Villar, que supo utilizar la CRAC para otros fines.

Hay versiones que cuentan que se pretende postular para presidente municipal de Marquelia. Lo que es un hecho es que este personaje es una muestra de la infiltración del gobierno para desarticular y acabar con una organización nacida en el seno de los pueblos de la Costa y la Montaña, que está llevando a cabo con todo el recurso dado, y el apoyo incondicional a Villar Castillo quien en medio año logró vender a la CRAC al peor postor: el gobierno.

Revisemos los expedientes, hagamos minuciosamente reflexión de cómo actúa el estado. El gobierno jamás permitirá que los pueblos vayamos más allá de un discurso del “indígena permitido”. Cuando reclamamos derechos de tierra, territorio, justicia, seguridad comunitaria, autonomía, inmediatamente se nos quiere encarcelar, se nos hostiga, se nos criminaliza.

Pero si le obedecemos al gobierno, si le permitimos entrar al interior de los pueblos sin condicionarlo, seremos bienvenidos y hasta apapachados, como lo hacen con Eliseo Villar, que ha sabido colocarse como un personaje que está terminando por entregar a la CRAC. Lo que el gobierno ni él mismo contemplan es que los pueblos son sabios, nuestros abuelos y abuelas nos han enseñado a levantarnos una vez que caemos, y que lo que echó raíz profunda es imposible terminarlo del todo.

14 de julio 2014

1. http://desinformemonos.org/2013/02/encuentro-estatal-de-auto-defensas-en-guerrero/ 2. http://suracapulco.mx/archivos/65982 3. http://suracapulco.mx/archivos/68391 4. http://www.agenciairza.com/2013/04/conforman-el-movimiento-popular-de-guerrero-en-apoyo-al-magisterio/ 5. http://www.jornada.unam.mx/2014/04/03/politica/010n1pol

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