Una mirada al corazón de los guardianes del peyote

Adazahira Chávez

México. La realización del filme Huicholes: los últimos guardianes del peyote fue “un mandato de los wixaritari”, relata Hernán Vilchez, su director. Con amplia experiencia en trabajo televisivo sobre pueblos indígenas, el realizador confiesa que es la primera vez que una comunidad le solicita directamente realizar un trabajo. En el documental se retratan, en una especie de juicio, los argumentos que tienen el pueblo wirrárika, los empresarios mineros, los habitantes de Real de Catorce, San Luis Potosí, y los funcionarios gubernamentales en torno a la explotación minera en el lugar sagrado de Wirikuta.

El resultado es un documental que aporta una mirada externa, pero con “mucho amor por México”, expresa el director. La relevancia del trabajo, considera Vilchez, es que “Wirikuta es un caso emblemático para todo el mundo”. Por un lado, despliega temas relativos a la defensa de los pueblos indígenas, en este caso, la lucha por sus derechos, las batallas que dan en la Organización de las Naciones Unidas, sus marchas y planteamientos legales respecto a la actividad extractiva; y por otro, el significado de la tierra no sólo para los originarios, sino para quienes actualmente viven ahí.

Lo más importante de la producción, considera Vilchez, es el planteamiento hacia la sociedad mexicana, “a dónde queremos ir y qué humanidad deseamos. Es una crítica a la visión cortoplacista”, lanza el director. Para el equipo productor, el cine es un instrumento para hacer conciencia, y por eso se lanzaron a la realización de Huicholes.

El proyecto comenzó en enero de 2011, y las grabaciones en febrero de 2012 con la ceremonia en el cerro el Quemado. El documental ofreció una función de prensa el 7 de mayo en la Ciudad de México y, después del estreno en Real de Catorce, viaja para exhibirse de forma gratuita en la comunidad de San Andrés Cohamiata (Tateikié) en la Sierra Huichola, en Guadalajara y la Ciudad de México. El equipo productor pretende que este trabajo, aunque no esté planeado para hacer ganancias, sí sea autosustentable, y tiene un plan de exhibición on line con el que espera obtener recursos para financiar sus costos.

“Lo que queremos que usted haga es un documental sobre nuestra lucha para salvar la tierra sagrada del peyote”

La petición a Vilchez de realizar el documental nació de su trabajo con comunidades aborígenes e indígenas del mundo para una cadena alemana de televisión. La inspiración del cineasta para documentar al pueblo wirrárika fue la lectura de los libros del conocido antropólogo Fernando Benítez, autor de Los indios de México.

Al llegar el documentalista a México, hizo contacto con un marakame (chamán) para preparar el trabajo con la televisora. Cuando acudió a solicitar el permiso de los ancianos para filmar –justo en la ceremonia de cambio de varas-, lo sentaron frente al concejo. Vilchez, nacido en Argentina, recuerda que miró a los sabios de la comunidad discutir en tono alto. Ninguno de ellos habla español, y “por el tono, estaba seguro de que me iban a decir que no”. Llegaron entonces la sorpresa y el compromiso.

Efrén, su intérprete, le comunicó que se aprobó su permiso para filmar, “pero lo que realmente quieren, me dijo, es que hagas un documental sobre la defensa de Wirikuta”, lugar sagrado de peregrinación de la cultura wixárika, recuerda el director. Y empezó la aventura, pero en forma solitaria, pues sus entonces socios no aceptaron acompañarlo por diversos motivos. “Pero yo pensé: esto se tiene que hacer”.

En su primer viaje para comenzar a filmar el proyecto, Vilchez conoció a Paola Stefani –que lleva adelante Venado Mestizo-, a Lalo Guzmán, guardián comunitario, y a Carlos Chávez, de la Asociación Jalisciense de Apoyo a Grupos Indígenas (AJAGI A.C.), quienes, junto con José Andrés Solórzano, fueron sus principales apoyos para emprender el proyecto. “Paola Stefani consiguió gente, investigó, hizo de todo, y quedó como la productora; José Andrés es un realizador joven” que estuvo todo el tiempo, haciendo tomas y viajando, explica. Juntos amalgamaron todas las voces que el documental ofrece.

A través del relato de cómo es la peregrinación a Wirikuta de la familia Sánchez, el equipo de producción aporta una visión externa, que ofrece todas las voces involucradas y mucha “información objetiva sobre todo el espectro del conflicto, lo social, lo cultural, lo ambiental, con mucho énfasis en la parte técnica”, considera el director.

El equipo productor enfatiza que en el año 2010, el gobierno mexicano otorgó concesiones a varias compañías mineras de capitales canadienses para explorar y explotar el área, una reserva natural de 140 mil hectáreas de desierto y sierra en San Luis Potosí, rica en oro, plata y otros minerales valiosos, y que, según la cosmovisión wixárika, mantiene el equilibrio energético de la región y de todo el planeta.

“Los wixaritari saben, y están tratando de hacernos saber, que la destrucción de este territorio pone en peligro el equilibrio de la vida en el planeta. Wirikuta es sagrado, porque la vida es sagrada. Sin embargo, este conflicto tiene muchas caras y muchos protagonistas. Su complejidad se corresponde con la complejidad de las relaciones sociales y de poder en un país en desarrollo como México”, señalan en informe de prensa. La disputa, consideran, no es por un proyecto, sino por el enfrentamiento entre dos cosmovisiones.

Entre las voces se considera a los pobladores que quieren un trabajo ante la falta de fuentes de ingresos; a los wirrárika, que defienden su cultura milenaria; a los activistas ambientales y solidarios con los indígenas; a la minera, que permitió al equipo productor ingresar a sus proyectos que ya funcionan (“cosa que quizá no hubiera pasado si yo fuera mexicano”, razona Vilchez), y al gobierno, a quien le toca escuchar y consultar a los afectados, expone el director.

¿Y como director, tu veredicto en el juicio cuál es?, le inquiere Desinformémonos al realizador. “Eso no me toca a mí, sino a la gente que acuda a ver el documental, a todos los mexicanos, y para eso está hecho, principalmente”, finaliza Vilchez.

04 de mayo 2014

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