Corrupción y descuidos acaban con el Metro

Emilio Rabasa Véjar

México, Distrito Federal. De ser una empresa de calidad, eficiente y comprometida con la población de bajos recursos, el Sistema de Transporte Colectivo Metro se convirtió “en una empresa de corrupción y alto riesgo, en la que la seguridad del usuario pasa a tercer término”, denuncia un técnico de mantenimiento de trenes que ahí labora. “Tal parece que se están creando condiciones para que estalle y se justifique una privatización”.

Diariamente, aproximadamente 450 mil personas utilizan la línea 12 del Metro para movilizarse. El cierre de la línea –el 12 de marzo de 2014- perjudica no solamente a pasajeros, sino a negocios aledaños y centros de trabajo.

El técnico en mantenimiento nivel B del metro, quien pidió que no se mencione su nombre por temor a represalias, señaló a Desinformémonos que desde la construcción de la Línea 12 (que corre de Mixcoac a Tláhuac) hubo conflictos con los habitantes de los alrededores del proyecto. Después de que se autorizó el inicio de la obra, denuncia, se implantó una idea entre el pueblo de que existía mucho dinero para concluirla, sin que fuera de este modo.

El trabajador indica que otra idea que se extendió fue que las empresas privadas dirigirían la nueva línea, participando en la construcción con inversiones de capital. Tiempo después, se aclaró que los recursos provendrían del gobierno. A partir de este momento, señala el obrero, “se comienzan a dar muchos vicios. Desde 2002, la corrupción en el metro se volvió completamente descarada, en todo momento encontramos fraudes e inventarios falsos. A veces ingresan nuevos funcionarios con la idea de erradicar estos comportamientos, y de pronto ya están inmersos en ellos”.

El presupuesto inicial para la línea 12 del metro, que fue inaugurada apenas el 30 de octubre de 2012, fue de alrededor de 17 mil 583 millones de pesos; cuando se terminó la construcción, el sobrecosto llegó al 50 por ciento, superando los 27 mil millones de pesos, además que se tuvieron que clausurar cuatro estaciones del proyecto inicial.

Otros trabajadores que asisten a la entrevista con Desinformémonos agregan que desde el inicio de la construcción, les pareció extraño que las vías fueron construidas de diferente manera que el resto de las once líneas que funcionan con normalidad en el resto de la ciudad. Tiempo después, los ingenieros que estuvieron en la construcción explicaron que los trenes no estaban hechos a la medida para las vías, situación que, señalan, es extremadamente riesgosa debido al gran movimiento de los vagones, que chocan y pueden provocar un descarrilamiento.

El técnico en mantenimiento explica que en esta línea un descarrilamiento sería terrible, pues es la más alta y está rodeada de casas en una zona que se está poblando a pasos agigantados.

Los trabajadores agregan que el problema de la línea Mixcoac-Tláhuac no sólo está en los trenes o las vías, sino en las condiciones en las que está construido el metro. Al estar rodeado por zonas de agua o pantanosas, la construcción se vuelve mucho más complicada y requiere mayor atención por parte de la gente encargada, “y no la hay”, acusa uno de ellos.

Los trabajadores denunciaron las fallas que presentaba la construcción a las autoridades correspondientes, quienes hicieron caso omiso, denuncia el grupo de entrevistados.

Los trabajadores destinados a la línea 12, continúan los sindicalizados, laboran sin que se respeten sus horarios ni descansos, además de que se les reducen derechos. “Tienen que trabajar horas extras porque el salario es muy bajo”, señala uno de ellos.

Decadencia

“La imagen del metro ante la ciudadanía era la de un servicio muy eficiente”, señala el técnico de mantenimiento, quien explica que no se requerían muchos recursos para mantenimiento porque los usuarios respetaban las instalaciones y los recursos existentes fluían, además de que se cumplía con el mantenimiento en los periodos establecidos. Sin embargo, “desde hace 10 años dejaron de fluir los recursos para la compra y mejora de herramientas”.

Actualmente los equipos en el resto de estaciones cumplieron su periodo de vida útil, informan los trabajadores, además de que ya no se le da el mantenimiento que requiere y la tecnología “está obsoleta”.

Los entrevistados acusan que el gobierno únicamente intenta tapar el problema remodelando las cuestiones visibles al pasajero, como la pintura en los vagones, asientos nuevos y ventanas limpias. “La administración actual no se ha preocupado en lo absoluto por las mejoras y no se han dado cuenta de los peligros que esto puede traer”, valora el técnico.

Los nuevos funcionarios, explican, dialogar con los diversos grupos sindicales para buscar soluciones, pero falta credibilidad “pues los últimos años han sido de gran represión, corrupción y un desinterés total por los mantenimientos”. El sindicalista argumenta que los trabajadores están dispuestos a dar un extra con tal de sacar adelante la situación, pues está en grave riesgo su fuente de empleo. “Tal parece que se están creando condiciones para que estalle y se justifique una privatización”, indicó.

Trabajadores, también olvidados

El sindicato –cuya cúpula se ha visto envuelta en escándalos de corrupción en los años anteriores- busca que aumente la plantilla laboral, pues desde hace cerca de ocho años se mantiene igual, a pesar del crecimiento del sistema de transporte.

Los trabajadores actualmente se caracterizan por su polivalencia, pues realizan actividades que no están dentro de las funciones que manejan, lo que a la empresa “le resuelve problemas de desorganización que tiene”, denuncian.

Los trabajadores denuncian que los salarios de sus pares en países de Europa o América son hasta nueve veces mayores, situación que uno de los sindicalistas calificó como “denigrante” para los mexicanos. Además, resaltan las condiciones en las que viven las trabajadoras de taquilla son deplorables; incluso hay casos en que se han desmayado esperando a un relevo para poder salir de la cabina y sufren acoso sexual por parte de policías y compañeros de trabajo, entre otras cosas son situaciones con las que viven estas mujeres cada día.

La taquillera y el técnico aclararon que la decisión de cerrar la línea 12 del metro fue lo mejor que se pudo haber hecho. Sin embargo, los trabajadores exigen que se aclare la situación tan turbia en la que se maneja este transporte público. Consideran “una injusticia” el que se ponga en riesgo la seguridad de todas las personas a causa de políticas erróneas.

“Los 435 mil usuarios que utilizan la línea 12 en número son muy pocos, pero los afectados no sólo son los que usan el metro. El problema con esta línea da escalofríos. Saludamos la decisión de cerrar la línea, pero ahora se necesita vigilar que todo se haga de manera correcta”, finalizó el técnico.

23 de marzo del 2014

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