Un año de la desaparición forzada de un testigo clave contra el Estado

Carolina Bedoya Monsalve y Prometeo Lucero Fotos: Prometeo Lucero

Desaparecidos: los muertos sin tumba, las tumbas sin nombre

León Gieco

México, Distrito Federal. Familiares y amigos de Teodulfo Torres están más seguros de que su caso es una desaparición forzada y, a un año de su ausencia, lanzan una campaña para encontrarlo e investigan con un grupo de trabajo de Naciones Unidas pues no confían en las autoridades mexicanas. El activista grabó en video, el 1 de diciembre de 2012, el disparo policiaco contra el director de teatro Juan Francisco Kuykendall durante las manifestaciones contra la toma de posesión de Enrique Peña Nieto, herida que lo llevó a la muerte más de un año después.

“Tenemos la esperanza de que esté vivo, detenido en algún lugar, o que quizá le hayan cambiado el nombre. A lo mejor lo pusieron en un lugar de donde no lo dejan salir”, manifiesta Adrián Ciriaco, amigo de Torres Soriano “El Tío”.

Los doce meses de ausencia de Teodulfo Torres, desaparecido desde finales de marzo de 2013, han sido sumamente difíciles para familia, amigos y colectivos con los que colaboró. Acoso en el domicilio Torres Soriano, nulo avance de las investigaciones y el intento de poner a la familia contra los colectivos han sido la constante. Hoy son sus amigos y familiares quienes encabezan su búsqueda. En comunicado, señalaron que al cumplirse un año de su desaparición, “el Estado Mexicano, a través de la PGR (Procuraduría General de la República), Comisión Nacional de Seguridad, Presidencia de la República y Comisión Nacional de Derechos Humanos, se convirtió en un obstáculo para la investigación y documentación respecto del esclarecimiento o paradero de ‘El Tío’”. Actualmente, indican, la averiguación previa en la PGR está “robusteciendo la idea de desaparición forzada”.

En la foto que acompaña a este texto, tomada el 30 de agosto de 2012, paradójicamente Teodulfo Torres Soriano participa en una protesta organizada por familiares de víctimas de desaparición forzada frente al Museo Memoria y Tolerancia, en la avenida Juárez de la Ciudad de México. Viste una camisa roja, gorra verde, pantalones grises y fuma tabaco en una pipa.

El Tío atestiguó en un video, el 1 de diciembre de 2012, el disparo de bala lacrimógena que causó una larga agonía a Francisco Kuykendall Leal, quien finalmente murió el 25 de enero de 2014 tras pasar más de un año en coma. Kuykendall fue impactado en la cabeza por un proyectil de gas lacrimógeno lanzado desde un fusil calibre 37/38 durante las protestas en las primeras horas de la toma de posesión presidencial de Enrique Peña Nieto.

Joaquín Torres, padre de El Tío, considera que ese 1 de diciembre de 2012, la bala que terminó con la vida de Kuy se dirigía a su hijo, ya que registró las agresiones de la policía contra los manifestantes. Teodulfo Torres fue el primero en auxiliar a su amigo y posteriormente lo llevó a la Cruz Roja, donde lo acompañó los siguientes días.

Al probar los hechos con su videocámara, Teodulfo se convirtió en uno de los principales testigos para declarar respecto al operativo del 1 de diciembre.

Torres Soriano es un hombre de 42 años, originario del estado de Veracruz, y adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Adrián Ciriaco Salvador remarca que El Tíoes un hombre practicante de la solidaridad: “Él no es de un colectivo en específico, trabajaba con unas compañeras en Xochimilco, también en el centro de la ciudad, en Oaxaca y en muchos otros lados”.

Mónica Torres, hermana del desaparecido, asegura que muchas veces es difícil saber lo que le ocurre, pues “siempre está haciendo bromas y riéndose. Es muy trabajador, el inteligente de la familia y muy solidario. Nosotros no supimos lo que le pasó a su amigo, sino hasta después de que él desapareció; Teodulfo es también muy reservado”.

Los días previos a su desaparición (a finales de marzo de 2013), El Tío estaba comprometido con el colectivo “El terreno”, un grupo que de siembra en Xochimilco; pero “toda su fuerza y trabajo lo destinaba a esclarecer los hechos de la agresión a su compañero”, comenta Ciriaco, miembro del colectivo La’ak Hormiga. Presentó una queja ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y una denuncia a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF). A esa queja, Torres Soriano tenía que agregarle ciertos requisitos para que la aceptaran como evidencia y uno de ellos era el video.

La abogada del caso de Kuy, Bárbara Zamora,presentó una denuncia formal y acusó directamente al secretario de Gobernación y al Comisionado Nacional de Seguridad. Días después, las autoridades llamaron a Fernanda Kuykendall, hija de Kuy, a ratificar la denuncia inicial. Ella se comprometió a presentar como testigo a Teódulo Torres Soriano, pero no lo volvió a ver.

“El Tío no aparece”

El 22 de marzo del 2013, El Tío participó en una reunión en la casa de Eva Palma, compañera sentimental de Kuykendall. Fue la última vez que sus amigos lo vieron. El 23 de marzo, su padre lo vio salir de la casa. Ese mismo día, llegó un correo de su parte para avisar que no llegaría a la reunión con el colectivo “El Terreno”, en Xochimilco, porque estaba muy cansado. Para quienes lo conocen, era extraño pues nunca faltó a una reunión, refirió Ciriaco Salvador. “El lunes 25 yo le mandé un mensaje, porque teníamos la costumbre de encontrarnos para chismear, pero no me respondió y pienso que seguramente no me pudo contestar”, relata el activista.

El 26 de marzo, Fernanda Kuykendall lo llamó pues tenían que presentarse en la PGR. En ese momento se encendió la alarma, pues no llegó ni contestó y él era muy responsable, aseguran sus allegados. Varios amigos se comunicaron con los familiares, pero nadie sabía de él. Algunos vecinos dieron información errónea de su paradero y por esta razón resulta muy difícil saber cuándo desapareció. “Él es una persona muy discreta y siempre contenta, y por eso es difícil saber si recibió en esas fechas alguna amenaza”, expone Ciriaco.

Inicialmente, su familia se dirigió al Centro de Atención a Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA). Ciriaco Salvador denuncia que “estos lugares se limitan a decirte que la persona se fue por algún problema familiar o con su pareja, pero que seguramente luego aparecerá”. Las autoridades, a pesar de que El Tíoes testigo de un caso de agresión por parte de las autoridades federales, no siguieron los protocolos de los casos de desaparición forzada. “Consideramos que la no reacción oportuna de las autoridades para reconocer la posible desaparición forzada hizo que se perdiera información, quizá valiosa para la búsqueda de El Tío”, afirma el integrante del colectivo La´ak Hormiga. Los amigos denuncian que las autoridades intentaron poner a la familia Torres en su contra, con el argumento de que en vez de ayudarlos estropearían la búsqueda de su familiar. Les recomendaron no proporcionarles ninguna información, pero los integrantes de los colectivos se empeñaron en buscar a Torres Soriano y poco a poco se consolidó la relación.

Un año de desaparición

Para familiares y amigos de Teodulfo Torres, 12 meses de desaparición han sido de intensa angustia y sin una sola noticia de su paradera. Consideran que las autoridades no hacen nada por investigar, amén de que a principios de 2014 llegó una notificación a su nombre para declarar por el caso Kuykendall. “Para nosotros es una burla, porque desde hace como 10 meses informamos de su desaparición”, espeta Adrián Ciriaco.

“Nosotros hemos tenido que ir a hospitales, a las calles, a preguntarle a las personas por Teo, y con estas averiguaciones concluimos que se trata de una desaparición forzada por ser testigo de lo que le sucedió a Kuy”, acusa el activista. Señala que el testimonio de Torres Soriano evidenciaría el excesivo uso de violencia por parte de la policía, no sólo contra Kuy, sino contra todos los manifestantes, “Puede que el video no fuese una prueba en sí mismo, pero si del testimonio de El Tío y podría haber traído una sanción para alguien. Por eso creemos que ellos intentaron que esa prueba no llegara”, explica Ciriaco.

Debido a la deficiente y casi nula investigación de las autoridades, familiares y amigos, a un año de su desaparición, tomaron la decisión de llevar el caso a un grupo de trabajo especializado en desaparición forzada de personas, de la mano de la Organización de Naciones Unidas (ONU). “Ese grupo sirve de puente entre la familia y el Estado mexicano. Muchas veces nos preguntamos, ¿por qué vamos a la PGR si ellos obedecen las órdenes del presidente, quien nombra al procurador general de la República, y él a su vez tiene a su mando a los agentes del Ministerio Público? Nosotros decimos que es el Estado mexicano el que se llevó a Teo, y le pedimos a ellos mismos que lo investiguen”, contrasta Ciriaco Salvador”. Con ese razonamiento surgió la idea del grupo de trabajo.

Para la familia de Torres ha sido un año muy difícil. Señalan que todo el año ha habido personas a las afueras de su casa, en un barrio popular de la ciudad, tomando fotografías e intimidándolos, lo que relacionan con la desaparición. Su hermana acusa que hasta por periodistas se han hecho pasar, y cuestiona: “¿Por qué hay tantos desaparecidos, si cada vez en esta ciudad hay más cámaras y policías? ¿Por qué no las usan para encontrar a mi hermano?”

Mónica Torres agradece a todos los amigos de su hermano seguir en su búsqueda, y señala que está consciente de que desapareció por lo sucedido con Kuy.

Para Adrián Ciriaco, Teodulfo Torres sigue con vida y con la campaña, “espero que muchas personas más se unan a la búsqueda con vida de un hombre que se ha solidarizado con muchas luchas; a visibilizar los miles de desaparecidos que ha dejado esta guerra y que la gente se dé cuenta de lo que este gobierno es capaz de hacer cuando alguien se opone o piensa diferente a lo que ellos quieren”.

Publicado el 31 de marzo de 2014

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