Los 200 mil excluidos de la educación superior, al desempleo o a la delincuencia organizada

Emilio Rabasa Véjar Foto: Cuartoscuro

México, DF. Tres de cada cuatro aspirantes a la educación superior no son admitidos en las universidades públicas. Atzelbi Hernández, del Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (MAES), indica que es “una tragedia social y nacional debido a la indolencia de un sistema económico, al que no le importa pasar por encima de lo que sea, en éste caso por encima de las ilusiones de 200 mil estudiantes que se quedan sin oportunidad de educación”.

En este contexto, el MAES exige que se destine mayor presupuesto a la enseñanza media superior y superior. La cifra es alarmante, pues este proceso se repite cada año. Las autoridades optan por el camino fácil, “inténtenlo el siguiente año”. Algunos jóvenes lo vuelven a intentar, mientras los demás se suman a las filas del desempleo y, peor aún, a las de la delincuencia organizada.

El MAES reúne a estudiantes, profesores y aspirantes a ingresar a las universidades públicas de la Ciudad de México, principalmente egresados de preparatorias gubernamentales que presentaron el examen y no fueron admitidos. Las movilizaciones comenzaron a partir del 2006, con la exigencia de que se construyan nuevas universidades y que se tomen medidas para permitir la apertura de espacios para la educación superior. Atzelbi Hernández explica que el movimiento está organizado por comisiones, mientras que el máximo órgano de decisión es la asamblea. Existen reuniones periódicas, aproximadamente una vez al mes o de ser necesario cada semana, en las que la asamblea es la responsable de las decisiones. Las comisiones están divididas por temas de acción, por ejemplo de prensa, de diálogo, propaganda, arte y cultura, etcétera.

Hernández señala que el discurso y las acciones del nuevo gobierno, a partir de 2012, con respecto al anterior se modificaron. “Cuando el movimiento comenzó, los medios no nos apoyaban, pero a partir de la presión con las movilizaciones se dieron los primeros pronunciamientos por la falta de lugares”. En el primer año, explica, se consiguió instalar una mesa de diálogo con representantes de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y de las principales universidades públicas, pero antes de esto se negó la existencia del movimiento, hasta que la cobertura de prensa fue tal que tuvieron que comenzar a pronunciarse. Con el regreso del PRI al gobierno, el gobierno del Distrito Federal creó una página de Internet a la que llamaron “programa de matrícula emergente de educación superior”, con el que pretendieron ocultar la falta de lugares, con el argumento de que se crearon más de 40 mil lugares para nuevos estudiantes.

A lo largo de su existencia, el MAES ha realizado ocho demandas, siendo éstas también soluciones y/o sugerencias para abordar el problema de la falta de educación. La primera demanda es la meta fundamental: que se garantice la educación media y superior, gratuita y de alto nivel académico para todo el que la solicite. Otra de las demandas incluye la propuesta de crear nuevas universidades y aumentar la matrícula en las que ya existen. Estos espacios educativos, explican, deben ser con el modelo científico y humanístico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Politécnico, y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), etcétera. Por lo tanto, es indispensable aumentar el presupuesto destinado a la educación para garantizar el ingreso de todos los aspirantes. El MAES exige que se cancele “inmediatamente el examen de admisión, como mecanismo de ingreso”, y que se abra un debate público para diseñar un nuevo procedimiento basado en la justicia y la equidad. Y, por último, hay tres demandas que en conjunto  tienen un mismo fin: ampliar el pase automático de bachilleratos público a universidades públicas.

La integrante del movimiento entrevistada explica que estas demandas están construidas para metas de largo plazo, pues necesitan de la convergencia de distintas fuerzas y factores. “La urgencia es mucha y la necesidad que ocurra es inmediata”, dice.

Hernández recuerda que “cuando comenzaron las movilizaciones, casi todos los encabezados de los periódicos decían: “Los reprobados salen a las calles”, “Los burros que no pasaron el examen están marchando”. Los reporteros, añade, han sido parte vital para la difusión del movimiento estudiantil, pues son ellos los que han ido siguiendo el movimiento desde sus orígenes hasta la fecha. En este camino se han dado cuenta de la gravedad del problema, por lo que el tono con el que se han referido a los manifestantes ha ido cambiando paulatinamente.

Entre las actividades que tiene previsto el MAES para este año está la organización de un evento de gran convocatoria a nivel académico, así como foros con expertos que enfaticen el problema de la educación en el país, además de actores que han contribuido a cambiar el perfil de la educación pública, y a quienes han construido esfuerzos de educación alternativa desde sus propios espacios. Se trata de “empaparse con las discusiones acerca del tipo de universidad que se quiere tener para el futuro, así como de campañas de redes sociales para difundir y tener mayor alcance del problema que se vive en el país”.

El MAES, finaliza la entrevistada, seguirá manteniendo su independencia de cualquier partido u organización política. “Los partidos que actualmente se encuentran en las cámaras del Congreso de la Unión son los responsables de la situación que atravesamos, porque han asignado cada vez menos presupuesto a la educación. Nos han ofrecido propaganda, pero nos hemos mantenido independientes y sin ningún apoyo”.

24 de marzo de 2014

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