Yakiri “enfrenta al machismo y la injusticia” en la Ciudad de México

Jaime Quintana Guerrero

México, DF. “Necesitamos cambiar todos, desde la familia, la casa, hasta llegar a la presidencia, ya que las mujeres son discriminadas y humilladas en este país, y no queremos más Rubís”, advierte José Luis Rubio, padre de Yakiri Rubí Rubio Aupart, joven de 20 años que hirió a uno de los hombres que abusó de ella, quien posteriormente falleció, motivo por el que se encuentra encarcelada acusada de homicidio.

“Vamos a responder enojados y organizados. No nos queda de otra”, reitera José Luis Rubio, ya que, dice, “lo peor que nos puede pasar es decirle a nuestras hijas ‘mira, si te violan, aguanta, resiste, y pide a Dios que no te maten’, y eso no puede pasar”.

En entrevista con Desinformémonos, José Luis Rubio, originario del legendario barrio de Tepito, señala: “necesitamos no darnos por vencidos, independientemente de que salga de la cárcel mi hija, ya que regularmente las mujeres no salen vivas de esto. Algunas se esconden, otras no quieren declarar, y otras dicen, ‘a mi me pasó lo mismo y declaré, pero no se hizo nada’”.

Yakiri Rubí Rubio Aupart fue remitida a la agencia del Ministerio Público número 50, donde se integró la averiguación previa por el delito de homicidio calificado, luego que uno de sus violadores realizó una denuncia por el fallecimiento del otro agresor. Antes, ella ya había denunciado una violación sexual en su contra.

José Luis Rubio relata que  el lunes 9 de diciembre de 2013, Yakiri Rubí, fue secuestrada alrededor de las 8 de la noche en la colonia Doctores, en la Ciudad de México, por dos desconocidos. Sus atacantes, los hermanos Miguel Ángel, de 37 años de edad, y Luis Omar Ramírez Anaya, “la agredieron y la amenazaron, y luego la llevaron  a un hotel para abusar sexualmente  de ella”.

Después de violarla y tratar de asesinarla con un cuchillo, relata el padre de Yakiri, la joven logra voltear el arma blanca y hiere en el cuello a Miguel Ángel Ramírez, ya que el otro se había retirado. El herido huye en su motoneta y después muere.

El pasado 17 de diciembre se dictó auto de formal prisión en contra de Yakiri por el delito de homicidio calificado, al revirarse su declaración por violación, en virtud de ser acusada por Luis Omar Ramírez de haber matado a su hermano, quien “declaró falsamente que sostenían una relación sentimental”, señala el padre de la acusada.

Primero las autoridades negaron cualquier indicio de violación, pero el  19 de diciembre el subprocurador de Averiguaciones Previas Centrales de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), Edmundo Garrido, confirmó al padre de Yakiri Rubí Rubio que su hija sí fue violada.

La familia, explica Jose Luis Rubio, “pensamos que pronto podrá salir libre, y para eso estamos aportando todas la pruebas posibles”.

Los Rubio viven en el barrio de Tepito, son una familia de activistas. “Yo soy una persona de que siempre ha estado en la izquierda y me duele que a pesar de tantos años  de poner a una izquierda parlamentaria en el poder del Distrito Federal, la justicia siga igual”, lamenta el progenitor de la víctima.

En estos momentos, señala, “la presión de la sociedad civil nos está ayudando, y ella se encuentra tranquila. Es importante que lo ojos de organizaciones nacionales e internacionales no pierdan el caso”.

La joven Yakiri Rub fue remitida a la cárcel de Santa Marta Acatitla. En su ingreso, acusa su padre “fue golpeada por la hermana de Miguel Ángel Ramírez”. Por las amenazas de otras internas tuvo que ser cambiada de penal, y ahora se encuentra en la cárcel de mujeres de Tepepan, un poco más tranquila”.

La cárcel de Santa Martha se encuentra en el sur de la Ciudad de México, con una población de cerca de mil 700 internas mujeres; mientras que el penal de Tepepan cuanta con aproximadamente 400 personas internas.

La delincuencia es como un pulpo que tiene muchas conexiones, explica Luis Rubio, “a nosotros nos hicieron caso porque el equipo de abogados es grande, ya que según el Procurador de Justicia del Distrito Federal son 600 averiguaciones previas las que se llevan a cabo diariamente y por eso la nuestra no la habían podido atender”.

La justicia en el Distrito Federal es igual que en todas partes

“Ante veíamos que lo más rudo y doloroso se veía en el norte del país y pensábamos que la Ciudad de México gozaba de ciertos privilegios, de ciertas condiciones de libertad, seguridad y de respeto a los derechos humanos, pero de un día para otro, te das cuenta que todo es falso”, lamenta Luis Rubio en entrevista telefónica.

El aparato de justicia, dice, es igual de injusto. “Es triste ver que  los Ministerios Públicos están igual que cuando estaba el Negro Durazo. En ese tiempo las madrinas -que eran civiles que ayudaban a policía judicial a delatar delincuentes y gozaban de mucha impunidad- hacían el trabajo sucio. El Ministerio Público preguntaba a las mujeres violadas si les había gustado o cuántas veces se los metieron y esas estupideces”.

En el Ministerio Público “pasa de todo”, cuenta José Luis, “desde el policía que se quiere pasar de bueno, que te dice, ‘échenle ganas que estos (los violadores) traen cola grande’ (delitos); hasta el que le pregunta a Yakiri, ‘te gusta arañarte, acuchillarte, te gustó lo que te pasó’”.

Existen protocolos en caso de violaciones y de protección a víctimas, de ser auxiliadas por el Estado o el gobierno, pero “son letra muerta en la Constitución, nos se cumplen en el caso de Yakiri.   La palabra de las victimas no sirve”.

Diversas organizaciones de derechos humanos y abogados han dado seguimiento al caso de Yaquiri y han denunciado que el Ministerio Público número 50, reviró la denuncia de violación, privación ilegal de la libertad y tentativa de feminicidio.

El documento de las organizaciones civiles menciona que “no se cumplió con el protocolo establecido en la NOM 046 que obliga a las autoridades a proporcionar a la víctima antibióticos para la prevención de posibles ITS, anticonceptivos y antirretrovirales, y se violó la regla 70 de Procedimiento y Prueba de la Corte Penal Internacional para la aplicación del Estatuto de Roma, el Protocolo para juzgar con Perspectiva de Género de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y diversos protocolos de Derecho Penal Internacional  y  Violencia de Género, además de que se desestimaron las pruebas ofrecidas por la defensa y se mantuvo a la víctima incomunicada por más de 10 horas, desatendiendo su heridas físicas e integridad personal”. El documento de apoyo a Yaquiri circula por diversas redes sociales y es avalado por más de 50 organizaciones, entre ellas la Red de Jóvenes por el Derecho a Decidir.

Por su parte, la abogada de la joven, Ana Katiria Suárez Castro, explica que, “Yakiri Rubí no sólo fue secuestrada, violada y torturada por dos sujetos, sino que además, fue víctima de feminicidio en grado de tentativa, ya que todas estas acciones representaron un atentado contra su vida y se dieron en un contexto de violencia de género”.

Si ella no fue asesinada, explica Katiria Suarez, “fue porque un instante antes de que la mataran, logró empujar la mano del agresor, quien se clavó en el cuello el cuchillo con el que la había apuñalado e intentado asesinar”.

La sociedad civil, un cobijo de justicia

“Lo que está haciendo la sociedad civil es mucho, no pide permiso y eso lo agradezco. La gente dice vamos hacer esto y lo hace”, agradece el padre.

Diversas organizaciones han lanzado una campaña para recabar firmas, exigiendo la libertad de la joven de 20 años. El pasado 18 de diciembre realizaron una manifestación en el penal de Santa Martha y una marcha el 29 de diciembre, del Ángel de la Independencia al Hemiciclo a Juárez,  en la  Ciudad de México.

“Me han levantado y recuperado el aliento, son muchos los brazos que nos han apoyado y de ellos esperamos más, porque no es sólo el caso de mi hija Rubí, no es sólo el caso de una mujer que tuvo la suerte de salir viva de un feminicidio que no se cumplió”, explica el padre.

Necesitamos enojarnos y organizarnos

“Necesitamos”, enfatiza Rubio, “llegar hasta dónde se tenga que llegar, que se haga justicia, que se investigue a los agresores y que vallan por más. Lo que quiero decir es que esto es un precedente y que nos organicemos, que los Me gusta en Facebook, los mensajes, las cartas, las manifestaciones, sean una manera de unirnos”.

Que lo que pasó, prosigue, “sea un ejemplo de lo que se puede hacer y que la justicia haga su parte. Se necesita no parar y hacer una organización para denunciar y que esto sirva para la unión y hacer más fuerza. No es una cuestión partidista, o de algún grupo, es algo que le puede pasar a tu esposa, hija, novia, madre”, concluye José Luis Rubio.

Publicado el  30 de diciembre de 2013

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