Las madres de migrantes desafían de nuevo a La Bestia

Clayton Conn

(Clayton Conn, 2011)

México. Con nuevos rostros entre sus integrantes y por nuevos caminos, la novena Caravana de Madres Centroamericanas Buscando a sus Migrantes Desaparecidos «Emeteria Martínez» inició ya su recorrido por México para buscar a sus seres queridos y para reclamar a las autoridades mayores acciones para proteger a las personas en tránsito por México, especialmente a través de una visa transitoria.

El 30 de noviembre de 2013, la caravana de 43 madres de migrantes centroamericanos, desaparecidos en su trayecto a Estados Unidos, salió de la Ciudad de Guatemala hacia México en busca de sus seres queridos. Algunos se perdieron desde hace casi 30 años.

Las madres guatemaltecas, salvadoreñas, nicaragüenses y hondureñas realizan su noveno viaje a través de la república Mexicana. Recorrerán 4 mil kilómetros,  siguiendo rutas de los migrantes a través de 15 estados. Sus objetivos son los mismos que en las caravanas anteriores: la búsqueda de sus hijos y exigir que las autoridades mexicanas hagan más para garantizar la seguridad y la protección de los cerca de 323 mil migrantes centroamericanos que cruzan a México cada año.

La caravana fue nombrada “Emeteria Martínez” para honrar a una de las madres fundadoras, fallecida este año 2013. La madre hondureña encontró a su hija, Ada Marlen Ortiz, después de 20 años de búsqueda, pero no abandonó la organización ni las caravanas.

La caravana es acompañada y organizada por diversas organizaciones, como el Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM), activistas de derechos humanos y organizaciones religiosas.

Gran parte de la ruta de este año 2013 se centra en la «Ruta del Pacífico», que pasa por Guadalajara, Jalisco; parte de la “Ruta del Golfo”, por Tabasco y Veracruz; y cruza estados del centro y del sur de México, como Chiapas y Oaxaca. Los organizadores apuntan a zonas consideradas «foco rojo”, donde los migrantes montados en el tren de carga La Bestia son frecuentemente secuestrados, asesinados y extorsionados por el crimen organizado e, incluso, por funcionarios de migración y autoridades corruptas.

A lo largo de la ruta hay por lo menos cinco reencuentros previstos entre las madres y sus hijos desaparecidos, junto con eventos culturales, visitas a los albergues para migrantes, reuniones con organizaciones de base solidarias y una reunión potencial con legisladores mexicanos en el Senado.

Al inicio de la caravana, el 2 de diciembre, se dio el primer reencuentro. En San Luis Potosí, María de los Santos Ávila, de Tegucigalpa, Honduras, pudo abrazar -por primera vez desde hace 27 años- a su hijo José Armando Salgado Ávila, quien se estableció en Matamoros, Tamaulipas, después de abandonar su intento por llegar a los Estados Unidos.

Integrantes del MMM precisan que los reencuentros no ocurren en el transcurso de las caravanas, sino que la presencia mediática atrae las pistas para que después los organizadores puedan encontrar a la gente y preparar las reuniones de familiares.

Al inicio del recorrido, las autoridades mexicanos no brindaron una escolta policial a los integrantes, a diferencia de las ocho caravanas anteriores. Sin embargo, en el tercer día del camino, los organizadores confirmaron que recibieron las medidas de seguridad necesarias, y explicaron que no son ellas únicamente quienes merecen la protección, sino todos los migrantes centroamericanos que toman el peligroso camino hacia Estados Unidos.

«Tenemos tres objetivos principales: encontrar a los desaparecidos, hacer visible la profundidad del problema y denunciar a los funcionarios que hacen poco para proteger a los migrantes», declaró a Desinformémonos Marta Sánchez, coordinadora ejecutiva del Movimiento Migrante Mesoamericano, el principal grupo que organiza la caravana.

De acuerdo con estadísticas independientes, más de 70 mil migrantes desaparecieron en México desde el inicio de la administración federal anterior, la de Felipe Calderón Hinojosa. Esa cifra contrasta drásticamente con la versión oficial, que en realidad no existe. Las bases de datos oficiales existentes no tienen el propósito específico de búsqueda y documentación de los desaparecidos. Esta es una de las razones por las que las familias de los desaparecidos y los activistas declaran que las autoridades no tienen la intención de proteger a los migrantes.

Marta Sánchez acusa que las autoridades de los países centroamericanos, de donde viene la gran mayoría de los migrantes, tampoco muestran mucha voluntad para proteger y dar seguridad a sus propios ciudadanos mientras migran hacia el norte. «No hay indignación de su parte, y sus respuestas al problema son demasiado mínimas para la escala y profundidad del fenómeno», valoró.

Aunque la profundidad de la violencia y la magnitud de las desapariciones forzadas es amplia, Sánchez apunta que el trabajo y las experiencias de estas caravanas produjeron resultados sustanciales y concretos. «Cuando empezamos hace nueve años estábamos solos. Ahora, más de un centenar de organizaciones y un sinnúmero de personas nos ayudan», detalló.

Las caravanas también dan resultados concretos con respecto a una de las metas principales: la búsqueda de los seres queridos desaparecidos. «Durante los últimos nueve años, encontramos y reunimos a más de 200 personas. Sospechamos que ese número puede ser mayor, ya que las personas a menudo se ponen en contacto después de ver la atención de los medios en torno a nuestros esfuerzos, de lo que no tenemos documentación», explicó Sánchez.

Aunque los miembros de la caravana lograron recibir visas humanitarias especiales para buscar a sus seres queridos, hay muy poco éxito en su objetivo de cambiar la política de migración de México -que fue presuntamente reformada específicamente para ayudar a los migrantes hace dos años.

En 2011 se aprobó una ley de reforma migratoria, que echó abajo una política obsoleta que clasificó la migración como un delito en México. La reforma también reclasificó el sistema de visas?? y adicionó un nuevo estatus de «visitante», con el objetivo de que los migrantes tengan una estancia legal en México durante su tránsito hacia los Estados Unidos. Sin embargo, con la promulgación del reglamento se incluyeron ciertos requisitos para lograr el estatus de «visitante» que son casi imposibles de cumplir para la mayoría de los migrantes.

De acuerdo con el artículo 129 de la Ley de Migración, el solicitante de la visa de visitante debe tener fondos suficientes para cubrir el importe de los gastos de alojamiento durante su estancia en el territorio nacional, o poseer una invitación de una organización, institución pública o establecimiento privado en México para participar en una actividad en el país.

El artículo esencialmente hace imposible para la mayoría de los migrantes centroamericanos para obtener una visa y estancia legal en México, lo que les obliga a continuar usando medios clandestinos, inseguros e ilegales para atravesar el territorio del país.

Lo que las madres de la caravana y miembros de organizaciones sociales exigen es la adición de un estatus de visa transitoria en la política migratoria de México. Dicha visa se concedería a los migrantes que buscan llegar a los Estados Unidos, con la posibilidad de viajar a través del país de manera legal.

Lo que estas madres y sus partidarios tratan de hacer es ponerle rostro humano a este problema masivo, y quitar estigmas en la percepción pública de los migrantes. «Queremos que la gente vea que los migrantes no son delincuentes o narcotraficantes, sino más bien hijos e hijas con familias que los buscan desesperadamente», expresó Sánchez. «Este es uno de los logros grandes e indirectos de estas caravanas».

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