Las empresas en manos de trabajadores, más resistentes a la crisis

Riccardo Troisi Traducción: M. Alejandro González Ledesma Foto: Cooperatives Europe

Italia. Las empresas cooperativas en Europa sobreviven mayor tiempo que las convencionales, un elemento que no debe ser subestimado dentro de un continente en crisis de duración impredecible.

En Francia se publicó un reporte en el que se analizan las transformaciones de las empresas “recuperadas” y “autogestionadas” por los trabajadores en Europa. En el estudio se detectaron al menos 150 empresas europeas que hacen de la autogestión su punto de fuerza. Se trata de una iniciativa de la Confederación Europea de Cooperativas (CECOP) y de otras empresas ocupadas por los trabajadores en la industria de los servicios.

La CECOP se decidió a reconocer la importancia del fenómeno de las ocupaciones como una nueva categoría al interno de la federación de cooperativas, y evidentemente no son pocos los que ven en esta experiencia una especie de retorno a los orígenes de la “cooperativas de trabajo”, aunque seguramente la información de este reporte deja claro que este fenómeno ya no es exclusivo de América Latina.

El reporte comienza colocando los casos europeos en el articulado mundo de las cooperativas, citando el estudio titulado “Las dinámicas de la actividad: empresas en fase inicial, transferencias de las actividades y fracasos”, publicado por la Comisión Europea en el 2011, en el que se estima que 450 mil empresas (que representan dos millones de puestos de trabajo)  pasan a manos de nuevos propietarios al interno de la Unión Europea (UE) cada año. En el mismo periodo, la UE perdió cerca 150 mil de estas empresas y, con ello, 600 mil puestos de trabajo, porque los propietarios se jubilan, crean una nueva actividad o no les es posible encontrar un comprador interesado en adquirir sus empresas. Si a estas cifras agregamos el creciente número de bancarrotas y fracasos en los que al menos una parte de la actividad puede continuar generando ganancias, el potencial de las empresas que deben ser rescatadas con sus respectivos puestos de trabajo es muy importante, especialmente en el actual contexto económico y social.

En el reporte se habla también de la experiencia de la CECOP, cuyas más de mil cooperativas que la conforman eran en un inicio empresas que estaban por cerrar, ser transferidas o que habían sido compradas por sus propios dependientes, para luego ser reorganizadas como cooperativas de trabajadores.

En términos generales, son dos los escenarios observados los que llevan a la creación de una cooperativa. El primero se da cuando los propietarios se retiran sin dejar a nadie a cargo de la empresa, de manera que la actividad queda en manos de los trabajadores, los cuales la convierten en cooperativa. El segundo caso, la empresas se encuentran en crisis, sea por bancarrota o fracaso comercial, y en riesgo de cerrar; en este caso la empresa es adquirida por los dependientes, quienes la echan a andar en forma de cooperativa.

La misión fundamental de las cooperativas de trabajadores, explica el reporte, es crear y mantener puestos de trabajo sostenibles, fortaleciendo el arraigo local de la actividad. Los trabajadores deciden en asamblea la organización de la empresa y nombran a sus propios dirigentes. Juntos, por ejemplo, deciden como repartir las ganancias, teniendo en mente dos objetivos: poner a disposición de todos una remuneración justa, bajo la forma de un salario por el trabajo realizado; y consolidar la actividad empresarial creando un fondo de reserva. Las cooperativas promueven también la formación de los trabajadores, prerrequisito indispensable para desarrollar la autonomía, la motivación y la responsabilidad necesarias para el sostenimiento de la actividad.

Pero ¿cuáles son los factores principales que favorecen las experiencias de autogestión en ciertos países con respecto a otros? El reporte habla de tres condiciones: un marco jurídico que proteja de manera adecuada las empresas cooperativas; un alto nivel de organización en las federaciones de cooperativas de trabajadores, y medidas de política económica que faciliten la transferencia de las actividades a los trabajadores.

Por ejemplo, la CECOP, miembro francés de la Confederación General de la SCOP (CG SCOP) y de sus organizaciones regionales, sostuvo con éxito la transferencia de 76 actividades en 2010, y de 52 en el 2011. En tan sólo dos años, estas empresas salvaron más de mil puestos de trabajo, con el beneficio añadido de que fortalecieron todas las actividades económicas que giran en torno a las empresas recuperadas en sus contextos locales. Sin embargo, un obstáculo latente para las empresas que se encuentran en situación de crisis es la falta de conocimiento de esta vía de solución por parte de algunos profesionistas (abogados, jueces, etcétera), los propietarios y los mismos trabajadores. Se puede afirmar que en realidad, incluso en los países más industrializados, sería de extrema utilidad considerar el pasaje de la propiedad y de la gestión de las empresas como una de las salidas posibles, para contar con una estrategia industrial que no acepte pasivamente la desaparición del patrimonio de saberes y experiencias acumuladas por los trabajadores.

La Comisión Europea señala que el número de empresas en Europa que han sido transferidas por razones económicas representan 63 por ciento del total. Como quedó demostrado por la experiencia al interno de la red de cooperativas de la CECOP, el escenario de las empresas en crisis que fueron recuperadas es normalmente menos traumático, ya sea para el propietario o para los trabajadores, respecto a la adquisición por parte de los trabajadores después de que la actividad fue suspendida.

La situación económica de las empresas no es necesariamente difícil y eso facilita la transformación: el cambio de propiedad puede ser previsto anticipadamente o incluso preparado con mucha anticipación. Por lo general, es el propietario quien toma la iniciativa de la transferencia. En algunos casos, quien la dirige (de no ser el propietario) ocupa las funciones gerenciales mientras los trabajadores se acostumbran a la idea de asumir la responsabilidad total de la propiedad.

Un caso interesante es el la Besné Mécanique, situada en el departamento francés de Loire Atlantique. La empresa trabaja en el ramo de las máquinas de precisión desde 1980. En el 2004, el propietario, obligado a renunciar a la actividad por motivos de salud, comenzó a buscar -sin éxito-, a alguien que quisiera comprar su fábrica. Una sociedad especializada en fusiones y adquisiciones le sugirió ponerse en contacto con la sede regional de la Unión de Cooperativas de Trabajadores para organizar la transferencia de las actividades a los dependientes.

Los trabajadores fueron invitados por el propietario a considerar la propuesta, aceptada con una votación favorable del 80 por ciento. Sin embargo, detrás de la Besné Mécanique existía una estructura por demás compleja, compuesta por una casa madre y una empresa operativa, además de contar con cuotas de producción en otras empresas y una filial. De esta manera, se elaboró un proyecto legal y financiero igualmente sofisticado por parte de la Unión de Cooperativas de Trabajadores Regionales, la unidad de asistencia financiera de la Confederación Nacional de Cooperativas, y los trabajadores de la Besné Mecaniqué.

En la creación de los instrumentos financieros también se contó con la participación del Instituto Francés para el Desarrollo de la Economía Social, y los bancos de crédito cooperativo y agrícola, con el objetivo de hacer posible la transferencia de la actividad a los trabajadores. El propietario, que ya se había retirado, decidió aceptar una posición minoritaria en la cooperativa de trabajadores recién constituida. Actualmente, en la cooperativa Besné Mecaniqué trabajan 76 personas; en 2005 era 54.

Los principales datos relativos a la empresa a partir del inicio de la crisis en 2008, muestran una situación financiera muy saludable: la facturación en el 2011 fue 19 por ciento más baja con respecto al 2012, pero 27 por ciento más alta con respecto al 2009. La relación entre capital y endeudamiento se mantiene entre uno y tres por ciento con respecto al 2008, y el capital circulante aumenta continuamente, permitiendo a la cooperativa satisfacer todas sus necesidades.

La otra modalidad importante de adquisición de una empresa por parte de los trabajadores es aquella derivada de una crisis grave de la empresa, cuya consecuencia inmediata casi siempre es el abandono por parte de los propietarios, y la consiguiente ocupación de las instalaciones por parte de los obreros. Veamos como se describe esta situación en el reporte de la CECOP, titulado Adquisición de empresas en crisis por parte de los trabajadores. Se trata de empresas que fueron o están por ser liquidadas después de una crisis (de dirigencia, del sector, económica general o específica), y que con la intención de impedir el cierre definitivo, se transforman en cooperativas, transfiriendo el patrimonio a una organización de trabajadores creadas con este fin.

En el 2011, uno de los años más difíciles para muchas empresas europeas luego de la crisis del 2008, las expectativas de ganancia de muchos propietarios fueron ser negativas e insuficientes, por lo que estuvo en vilo la sobrevivencia de muchas empresas. En este contexto, muchos propietarios buscaron vender sus actividades o, en algunos casos, transferirlas a los trabajadores. Mientras para los inversionistas externos estas empresas eran consideradas como “no suficientemente redituables”, para los trabajadores representaban una fuente de ingresos suficiente para ellos, en la medida en que estarían en condiciones de mantener su puesto de trabajo y, lo más importante, crear las condiciones de un proyecto económico alternativo de largo aliento.

Después de que el tribunal comercial emite una convocatoria para las adquisiciones, los trabajadores pueden hacer una oferta, compitiendo con inversionistas externos u otros interesados. También en este caso, la calidad de la oferta de los dependientes está estrechamente conectada con el nivel de apoyo o de la asesoría recibida, por lo general, de federaciones de cooperativas.

En esta modalidad, el reporte de la CECOP destaca también las ventajas que presenta la “solución interna” (es decir, la transferencia de la empresa a los trabajadores) en lugar de ceder la actividad a terceros, lo que por lo general significa entregar la actividad al capital extranjero, además de una drástica reducción de la mano de obra. Muchos gobiernos europeos se dieron cuenta de esta situación, y el reporte citado no deja de subrayar que: “Algunos países extraeuropeos, como Argentina o Brasil, aprobaron derechos de preferencia a los trabajadores, garantizándoles las mejores condiciones para hacer ofertas de adquisición en el caso de que una empresa esté por cerrar. La lógica que está detrás de este derecho a participar en las convocatoria, y de considerar a los dependientes no como acreedores sino como inversionistas, lleva consigo el reconocimiento y la afirmación de que a los trabajadores se les debe de dar la oportunidad de considerar la adquisición de la empresa como una manera de salvaguardar sus puestos de trabajo y de asumir la propiedad si así lo desean”.

El gobierno francés está preparando actualmente una ley sobre la economía social que, se prevé, incluirá derechos preferenciales para los dependientes que pretendan adquirir la empresa y crear una cooperativa de trabajadores. La adquisición de una empresa en crisis requiere una reacción muy rápida y una movilización financiera veloz por parte de los trabajadores, es decir, una condición que normalmente es muy difícil de realizar sin el apoyo de una federación de cooperativas o una entidad especializada. “Muchas veces los empleados son los últimos en ser informados sobre una posible liquidación. La conversión de empresas en crisis en cooperativas económicamente sostenibles requiere diagnósticos muy cuidadosos. Además, mientras más rápido se haga el diagnóstico, mayores son las posibilidades de tener un proceso de reestructuración exitoso y sostenible”.

El reporte también habla del caso español, uno de los países cuya capacidad productiva se ha visto severamente afectada por las políticas de austeridad, comunes a casi todos los miembros de la UE. En particular se habla del proyecto Celulosa y Papel, una empresa en quiebra trasformada en cooperativa de trabajadores. La actividad tiene su sede en Molina, un centro rural de 5 mil habitantes en Andalucía, en el sur de España. En febrero del 2010, después de la quiebra de la CEDEMOLI, sus cuatro trabajadores decidieron invertir sus liquidaciones y comprar la empresa para convertirla en una cooperativa. “Hoy en día, Celulosa y Papel tiene nueve empleados y su facturación se duplicó en dos años (2010-2012), pasando de 730 mil a un millón 999 euros. El apoyo otorgado por la Cade Estrategias, y el Centro Andaluz para el Desarrollo de las Empresas, promovido por la federación de cooperativas de Andalucía (FAECTA), y el gobierno de la región, son resultados excepcionales para la transformación exitosa de una empresa privada en una cooperativa gestionada por los trabajadores”.

El reporte de la CECOP evidencia en términos estadísticos otro aspecto positivo de las empresas cooperativas administradas por los trabajadores: su capacidad de sobrevivencia en el medio por un periodo largo de tiempo, en comparación con otras empresas. Se trata de un elemento cuya importancia económica y social en el contexto de una crisis de duración impredecible no puede ser subestimada por ningún motivo.

Veamos los datos contenidos en el texto: “En general, las empresas cooperativas muestran una tasa de sobrevivencia más elevada que las empresas convencionales. Gracias a la modalidad particular de la propiedad, gestión y modelo de capitalización, las cooperativas de trabajadores y las cooperativas sociales tienen una fuerte capacidad de adaptación al cambio, salvaguarda de los puestos de trabajo y de las actividades económicas. E incluso cuando se encuentran en riesgo, son capaces de perseguir, al mismo tiempo, una misión social (creando puestos de trabajo sostenibles, integrando a los trabajadores u ofreciendo a la comunidad servicios sociales, sanitarios, educativos y ambientales). Este modelo de gestión les ayuda a anticipar y a preparar procesos de reestructuración en el momento justo, con la colaboración de los dependientes y diversos miembros interesados en la cooperativa. Todo ello garantiza soluciones de reestructuración adecuada y sostenible, y reduce al mínimo la incidencia negativa de los procesos de reestructuración”.

En el presente artículo subrayamos solamente algunas de las partes de reporte de la CECOP, cuyo contenido abunda en datos concretos y ejemplos de empresas transferidas a los trabajadores. El resto del documento contiene un análisis muy interesante relativo a las dinámicas, ventajas y dificultades que se encuentran en el proceso de transición; algunos aspectos legislativos y legales existentes en algunos países, así como las ventajas derivadas del apoyo y la asesoría durante el proceso de transferencia, por parte de las federaciones de cooperativas de trabajadores con suficiente experiencia acerca de las dificultades que se pueden encontrar y las posibilidades de intervenir para superarlas (especialmente en el plano financiero). El texto íntegro en inglés puede ser consultado AQUÍ.

Publicado el 18 de noviembre del 2013

Este material periodístico es de libre acceso y reproducción. No está financiado por Nestlé ni por Monsanto. Desinformémonos no depende de ellas ni de otras como ellas, pero si de ti. Apoya el periodismo independiente. Es tuyo.

Otras noticias de Autonomías   Geografía   Italia  

Dejar una Respuesta