La pelota mixteca traspasa las fronteras

Meyatzin Velasco Santiago

“Otras veces por su pasatiempo jugaba a la pelota,

y para esto teníanle sus pelotas de ulli guardadas (…)

y también traía consigo buenos jugadores de pelota

que jugaban en su presencia,

y por el (bando) contrario otros principales”

Fray Bernardino de Sahagún

 

Oaxaca. La pelota mixteca se juega en donde quiera que los mixtecos oaxaqueños hayan migrado. Heredera de los juegos prehispánicos, sus centros más importantes en la actualidad están el Oaxaca, el Distrito Federal, y ahora Estados Unidos.

De la época prehispánica nos fueron heredadas al menos mil 500 canchas dedicadas al juego de pelota: olmecas, mexicas, mixtecos y zapotecos la practicaron; fue motivo de interés para las crónicas de los conquistadores españoles, y a pesar de que el futbol ha ganado terreno, el juego de pelota está presente a lo largo de nuestra historia.

La pelota mixteca, heredera de esta tradición, sigue vigente a pesar de las fuertes migraciones que los pobladores del estado de Oaxaca realizan al Distrito Federal y Estados Unidos a causa de la pobreza y falta de ofertas laborales dentro de esta entidad del sur.

Tamazulapam, Tepozcolula, Nochixtlán, Tecomotlán, Etla, Tlacolula, Bajos de Chila y Oaxaca de Juárez, son tan solo algunas comunidades a lo largo de la Mixteca Alta y los Valles Centrales del estado de Oaxaca en las cuales podemos encontrar pasajuegos, nombre que reciben las canchas en las que se practica este deporte.

“Normalmente las quintas fuertes que salen para jugar esta pelota, vienen de la gente de aquí, de San Cipriano, son los que han sido jugadores realmente”, es lo primero que señaló don Ignacio Arroyo, quien el año pasado, de un golpe de una pelota durante un partido, se fracturó el brazo. Tiene 74 años y a su parecer, este deporte es ideal para mantener la juventud. Señalando hacia el pasajuego, comenta sobre uno de sus  compañeros de quinta: “Aurelio es un jugador más profesional”.

Aurelio López tiene 56 años de edad y desde hace 35 juega pelota mixteca. Su padre también jugaba. No tuvieron la oportunidad de practicar juntos, pero aprendió a querer este deporte, y ahora él le enseñará a su nieto.

Lo primero que don Aurelio explicó al llegar a su casa son las reglas y cómo se anotaba un punto: “La pelota se juega de un solo golpe, de un salto; usted la salta y el otro compañero la va agarrar de un bote, si sale por un costado del campo ahí se van las rayas. Una raya que no pase, porque si está la piedra y pasa la pelota del otro lado, los 15 son del lado contrario” Sus palabras no cobran sentido hasta encontrarse frente al pasajuego.

Un pasajuego, describe Martin Berger, está delimitado por dos líneas paralelas, llamadas escases, separadas unos 11 metros. La longitud de la cancha puede variar entre 75 y 110 metros y depende de la longitud de los escases, pues el pasajuego está abierto en los extremos opuestos. La cancha está dividida en tres partes: la zona del resto, la zona de saque y el cajón.” Del lado de la zona de saque se encuentra una piedra llamada botadera, sobre la cual se hace el salto al que hace referencia don Aurelio.

Un partido se compone de cuatro juegos que se miden de acuerdo a la puntuación (15, 30, 40 y juego). Cada quipo está formado por cinco personas (quintas) y para verificar quien gana las rayas (puntos) se nombra un chacero (una especie árbitro, que se puede identificar porque lleva consigo un carrizo con el que señala las rayas y las faltas) Cada jugador debe contar con un guante especial hecho de piel con clavos de gota, que pesa alrededor de 5 kilos y 250 gramos. Su costo oscila entre los 4 mil 500 y los 5 mil pesos (los usados, cerca de 2 mil). En todo Oaxaca sólo existe una persona que sabe fabricarlos.

Anteriormente las pelotas estaban hechas de forro (gamuza), ahora son de hule, pesan alrededor de 900 gramos y se adquieren en la Ciudad de México. Dados los altos costos que representa hacerse de un guante y pelota, la forma de jugar se diversificó. Entre las variantes más practicadas está la que se conoce como “de tablita”, donde la pelota que se utiliza es de  esponja, muy parecida a las que se emplea para jugar tenis.

En cuanto a la duración de un partido, don Aurelio indica que “no tenemos tiempo, empezamos a jugar y no hay tiempo que vaya como en el futbol”. Normalmente, cuando se juntan, el tiempo que dedicaran para bolear (entrenar) será aquel que le lleve a una quinta ganar dos de tres partidos; cuando hay torneos regionales, las quintas tienen que ganar tres de cinco partidos.

Los torneos dentro de la región se organizan cada que hay una fiesta patronal, por ejemplo el 3 de mayo en Tamazulapam (o en septiembre, cuando el barrio de don Aurelio y don Nacho realiza la fiesta en honor a San Cipriano) Existen también jugadas, partidos amistosos durante el año. Para organizar los torneos regionales o jugadas no existe una asociación que esté encargada de convocar a las quintas; entre los mismos jugadores se comunican e invitan, se mandan invitaciones o se hablan por teléfono; dado que se hace cada fiesta, suelen saber cuándo está cerca el torneo.

La pelota mixteca se juega en donde quiera que los mixtecos oaxaqueños hayan migrado. Entre los centros más importantes están el Distrito Federal, y ahora Estados Unidos. Cada año los invitan a distintos estados de la republica a realizar exhibiciones (Monterrey, Guadalajara, Querétaro, etcétera), pero uno de los torneos más esperados es el que se realiza en el mes de junio en Fresno, California, Estados Unidos. Desde 1998 y cada año, a través de la Asociación de juegos y deportes autóctonos y tradicionales del estado de Oaxaca, se realiza la invitación para que se formen al menos dos quintas y asistan a participar al Encuentro Internacional de Pelota Mixteca, que se lleva acabo en dicha ciudad.

Un representante de la Asociación les ayuda a realizar los trámites para obtener el visado, el cual les es otorgado por seis meses, tiempo suficiente para que puedan realizar una gira por otras ciudades (San Diego, Los Ángeles, San Fernando). En estos torneos participan quintas principalmente integradas por jóvenes migrantes, algunos practicaban la pelota mixteca desde sus comunidades de origen, otros lo aprendieron en Estados Unidos.

Don Aurelio (quien asistió a uno de estos torneos después de que se jubiló) platica que “en el torneo de Fresno, nosotros perdimos, pero los otros partidos los ganamos. Llegó la televisora del Consulado en Fresno para hacernos entrevistas, hubo bastante gente viéndonos, viendo que vamos desde acá, de México, que vamos a jugar allá”.

Mientras miran la boleada de la semana, Don Nacho explica cómo se gana rayas y  puntos en la pelota mixteca, y señala a los jóvenes que acaban de integrar las quintas que están ahora en el pasajuego. Por su parte, don Aurelio espera tener la oportunidad de volver el próximo año al torneo en Fresno. Le gusta jugar y ver las dos banderas (mexicana y estadounidense) durante el partido, además de saludar a algunos sobrinos que nunca se imaginaron que él podría ir a jugar al vecino país. Seriamente afirma: “mi ilusión es seguir jugándola hasta que pueda”.

Publicado el lunes 11 de noviembre de 2013

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