Rebeldes solitarios, raíces magonistas de la Revolución y semillas de esperanza

Carmen Cariño Trujillo

Los magonistas, “buscaron a Francisco López Bárcenas y él también los buscó”, invoca  Carmen Cariño Trujillo, originaria de la mixteca oaxaqueña, antropóloga y socióloga, en la presentación del segundo libro de Desinformémonos Ediciones, Rebeldes solitarios: el magonismo entre los pueblos mixtecos. “Hoy, en este libro, los rebeldes magonistas mixtecos nos convocan a no olvidarlos, y a no perder la esperanza en estos momentos de peligro”.

México, Distrito Federal. En el libro Rebeldes Solitarios: el magonismo entre los pueblos mixtecos, Francisco López Bárcenas recupera una historia olvidada,  borrada y negada, pues hasta ahora se sabía poco o casi nada del magonismo entre los pueblos mixtecos. Francisco los saca de los archivos, que los gobiernos y el poder destinan para aquellos que buscan cambiar el rumbo de la historia.

La historia oficial afirma que en el magonismo no existe la presencia indígena, pero otras historias dan testimonio de hombres y mujeres mayas, zoque-popolucas, zapotecos, purépechas, rarámuris, indios de Baja California, nahuas, amuzgos, otomíes, yaquis y mixtecos, quienes participaron activamente en el magonismo.

Es un hecho que hubo participación  indígena en la Revolución en muchas partes del país, lo que habla también de su cercanía política e ideológica con los pueblos originarios. Entre los pueblos del sur que se unieron al magonismo -y protagonizaron una de las rebeliones más heroicas contra Porfirio Díaz- estuvieron los popolucas de Veracruz, en los municipios de Acayucan y Soteapan, quienes pelearon bajo la dirección del General Hilario C. Salas, originario del pueblo de Chazumba, en la mixteca oaxaqueña.

El magonismo no sólo fue una corriente política; también fue una práctica específica para convertir en realidad los ideales de justicia social. Éste fue el resultado de muchos años de trabajo desde las bases, en el que se nutrieron de la experiencia y aspiraciones de los diversos sectores explotados del pueblo mexicano.

Las magonistas, consecuentes entre su prédica y sus acciones, se comprometieron y trabajaron política y militarmente para preparar al pueblo mexicano y así derrocar del poder al dictador Porfirio Díaz y que la democracia volviera al pueblo. El gobierno de Díaz supo de la fuerza y compromiso de los magonistas, y por eso montó sobre ellos el espionaje secreto más amplio que pudo, lo cual le permitió conocer a tiempo sus planes y abortar las rebeliones que prepararon.

El magonismo germinó en tierras mixtecas en un contexto de enorme desigualdad y pobreza, en un territorio abundante en recursos pero acaparados por hacendados y rancheros, instalados en la región de las mixtecas -hoy conocidas como la poblana, guerrerense y oaxaqueña.

¿Pero quiénes fueron y que hicieron estos magonistas? Principalmente fueron de clase media ilustrada, simpatizaron y mantuvieron relación con la dirección del Partido Liberal Mexicano (PLM). Ellos se encargaron de recibir, leer y distribuir en la región Regeneración, que fue el periódico de difusión del PLM, el órgano de denuncia, propaganda y organización, y un brazo fundamental en la lucha magonista que circuló en muchos pueblos de la mixteca en los primeros años del siglo XX. Además, los magonistas mixtecos, en la medida de sus posibilidades, ayudaron a otros magonistas en otras regiones y aportaron recursos económicos para pagar las fianzas que el gobierno imponía para liberar a sus compañeros presos en otras latitudes.

De acuerdo con los datos recabados por López Bárcenas, fue en la región mixteca, alta y baja del estado de Oaxaca donde los magonistas tuvieron más adeptos. En el municipio de Yanhuitlán, en la mixteca alta, mantuvieron correspondencia con la dirección del PLM los señores Manuel Loreto Ramírez y Manuel Zárate , profesor y agricultor; en Huajuapan de León, en la mixteca baja, lo hicieron los señores Eutiquio González y Manuel de León; en Tezoatlán de Segura y Luna  -en el mismo distrito-, Lauro Montesinos, José G. Márquez,  y José Ignacio Sánchez; en Silacayoapan, Julián León, quien aparentemente actuaba solo y envío 18.97 pesos a la junta organizadora del PLM como pago de suscripciones de Regeneración; en Putla, entrada a la mixteca costeña, Waldo Ortiz Figueroa, Aurelio González, Isidro Montesinos y Abraham Velázquez; en Pinotepan, don Luis Santiago Guzmán y en Jamiltepec, Francisco Boijseeureau y Manuel Loaeza. Éste último llamó a los mixtecos de la costa a formar un club liberal en 1905. Y de la mixteca guerrerense se tiene registro de Luis Rivera Cruz, médico de profesión, originario de Coyuca de Benítez, quien utilizó los nombres de Filomeno Gris  y Filomón G. Ríos para no ser descubierto por los espías del dictador.

Estas personas mantuvieron contacto permanente con la dirección del Partido Liberal Mexicano (PLM), colaboraron económicamente con ella o mantuvieron una suscripción de Regeneración, lo cual indica que fueron miembros activos del partido y que le declararon la guerra a la dictadura porfirista, situación que los colocó como enemigos del régimen, y fueron perseguidos de tal forma que en cualquier momento podrían ser tomados presos o asesinados.

Otro magonista imprescindible en la región fue el general Ángel Barrios -a veces Abelardo Beabe, por cuestiones de seguridad. Exmilitar y originario del Estado de México, se afilió al PLM en 1901 y fue uno de sus miembros más prominentes en los estados de Guerrero, Oaxaca, Puebla, Veracruz y Tabasco, y fue comandante del Ejército Libertador del Sur.

Conscientes del riesgo que corrieron al participar en el PLM es claro, señala Francisco, “que los magonistas mixtecos era gente convencida de luchar para terminar con el porfirismo, y si no lograron levantar a los pueblos para hacerlo no fue por falta de ganas, sino por causas ajenas a ellos”.

El movimiento magonista fue derrotado. Sin embargo, estos rebeldes solitarios sembraron la semilla de la rebelión. Por ello, dice el autor: “No es casual que en los lugares donde ellos actuaron fuera donde al final prendiera el maderismo y en algunos casos, como Putla, fueran los magonistas los que se pusieran al frente de la rebelión”. Años después, en estos mismos lugares también prendió el zapatismo.

La presencia de los magonistas imprimió también su huella al zapatismo, sin lugar a dudas. El magonismo fue la corriente más radical de la Revolución mexicana, y sin duda su proyecto tuvo una raíz importante en los pueblos indios. De tal forma que el magonismo no fue solamente una corriente precursora de revolución mexicana, sino una raíz permanente y presente a lo largo de toda la lucha revolucionaria.

Perseguidos siempre por el poder, ya sea maderista, huertista o carrancista, señalados siempre como “bandidos”, la mayoría de ellos murieron pobres, otros fueron asesinados en enfrentamientos con tropas federales, otros gobernaron estados, otros se incorporaron al zapatismo, pero todos, hasta el último aliento, fueron congruentes con la proclama de 1914: “Ahora a trabajar con el mismo brío de antes, hasta morir o vencer”.

El olvido, la destrucción y la manipulación de la memoria popular es una tarea indispensable para mantener el poder. Un pueblo sin memoria es débil, pues se piensa incapaz de cambiar el destino de su historia. Recuperar las historias muy otras de nuestros ancestros y ancestras, sus luchas y sus rebeldías, resulta más que necesario para reconocerlos, dignificarlos, no olvidarlos y reivindicarlos, para reconocer nuestra historia rebelde y así alimentar la esperanza, de lo contrario: “tampoco los muertos estarán a salvo del enemigo, si este vence. Y el enemigo no ha cesado de vencer”, como señaló Walter Benjamin en la cita que de él hizo Francisco.

López Bárcenas dice al principio del libro que “él no tenía pensado escribir nada sobre los magonistas entre los pueblos de la región mixteca”, pues según la historia oficial no existieron en la región o fueron irrelevantes. A propósito de esto, quiero decir que creo en el dicho “el que busca, encuentra”; estos rebeldes solitarios en la mixteca buscaron a Francisco y él también los buscó, así se buscaron y se encontraron, y hoy en este libro, los rebeldes magonistas mixtecos nos convocan a no olvidarlos, y a no perder la esperanza en estos momentos de peligro.

Publicado el 28 de octubre de 2013

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