Papas fritas en vez de manzanas frescas para negros y latinos

Julianne Hing Traducción: Clayton Conn

Los Ángeles, Estados Unidos. Bajo la sombra protectora de una carpa blanca, Ruthie Córdova expone los productos orgánicos que venden esta semana: albahaca, cebolletas, tomates de la huerta, frijoles morados, col rizada, amaranto, guayaba, pimiento rojo y manzanas fuji. Todo es fresco y cultivado localmente. Llamado “Viernes fresco”, el puesto podría estar en cualquiera de los mercados de agricultores Tony de Los Ángeles. Pero Córdoba no vende en un mercado de agricultores. Ella se encuentra en el estacionamiento de una tienda de licores en la esquina  de Calle 39  y Occidental, un rincón notoriamente problemático en el sur de Los Ángeles.

El puesto, a cargo de la organización Community Services Unlimited, es la más reciente respuesta del sur de Los Ángeles a su escasez en opciones de alimentos saludables. En un barrio de bajos ingresos, predominantemente negro y latino, es mucho más fácil encontrar una bolsa de papas fritas que una manzana crujiente. Aproximadamente el 75 por ciento de los restaurantes de la zona venden comida rápida. El sur de Los Ángeles es la definición de un “desierto alimenticio”.

«Esta es comida orgánica local, cultivada en los propios jardines del sur de Los Ángeles», señala Joanne Kim, directora de operaciones de la Coalición Comunitaria, que ayuda a llevar “Viernes frescos” al barrio. El puesto está a dos cuadras de un centro comercial que hasta junio albergó un supermercado Ralphs. Ralphs estuvo allí por más de dos décadas y fue la única tienda de comestibles en el área. El mercado más cercano está a más de dos millas y media de distancia.

Cuando la empresa de Ralphs, Kroger, anunció que cerraría la ubicación este verano, la comunidad tomó mal la noticia. Fue el segundo Ralphs del sur de Los Ángeles en ser cerrado en el último año, y provocó protestas de los vecinos que durante años se quejaron por las condiciones de la tienda, pero esta vez se enojaron por ser abandonados.

El puesto en el estacionamiento, que se encuentra en su tercer mes de operación, no se organizó como una respuesta directa al cierre de Ralphs, pero el reciente desplazamiento de las tiendas de comestibles y la respuesta creativa y a pequeña escala son emblemáticos de la larga lucha del barrio por el acceso a una alimentación saludable. Los residentes dependen de proveedores de alimentos frescos que no están particularmente interesados ??en hacer negocios con ellos.

«Nosotros no tenemos tiendas de comestibles cerca,» señala Maria Plummer, quien vive a unos metros de la tienda de licores y pasa al puesto “Viernes frescos” con regularidad. El puesto es una incorporación bienvenida al barrio, indica, pero no es un sustituto de un supermercado real. «Me gusta cocinar pescado, alas de pavo , verduras, alubias y arroz, pero no hay tienda».

Plummer compró regularmente en Ralphs mientras estuvo abierto, pero a menudo se decepcionó por sus ofertas. «Acudía a obtener verduras y no pude encontrar una sola fresca», recuerda.

Plummer no está sola. Durante años, los compradores del sur de Los Angeles se quejaron de que Ralphs vendía comida vieja y carne rancia, recuerda Kim, de la Coalición de la Comunidad. Los servicios ofertados por los supermercados, que la gente de los barrios más ricos da por sentadoa – carne fresca, productos ecológicos, comida caliente – eran inexistentes o sólo se ofrecían de manera inconsistente, informan los compradores. El enojo real sobre el abandono fue que los compradores de Ralphs tuvieran tan pocas alternativas, dicen Plummer y varios ex compradors de Ralphs.

Una portavoz del supermercado, Kendra Doyel, negó las acusaciones de la venta de carne podrida y alimentos caducados. «Contamos con los más altos estándares en seguridad alimentaria», alegó Doyel. «Nunca queremos vender productos de mala calidad o que no estén frescos».

Los supermercados son en sí mismos una especie en peligro de extinción. En todo el país, luchan por la supervivencia contra la venta de comestibles en línea y grandes minoristas, como Target y Wal-Mart, que expanden agresivamente sus ofertas de comestibles en los últimos años. Estos cambios en todo el país afectan a las comunidades pobres de color con especial dureza. La cadena de comestibles Fresh and Easy -anteriormente de propiedad británica-, que abrió un lugar en el sur de Los Ángeles con bombo y platillo, fue vendida en septiembre de 2013 después de seis años de pocas ganancias en los Estados Unidos. Después de un anuncio, la compañía cerró decenas de sus 150 tiendas en el país.

En 2012, 15 de los locales de Ralphs en el sur de California cerraron. Dos estaban en sur de Los Angeles. «Cerrar tiendas es la última cosa que queremos hacer», señaló la portavoz Doyel. «Pero esas tiendas perdían un poco más de un millón de dólares anuales desde hace bastante tiempo».

Está claro que los supermercados llevarán la revolución de los alimentos a las comunidades pobres de color, excluidas del mercado de alimentos frescos. Pero la proximidad de una persona a una tienda de comestibles es la medida por la cual el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) determina si las personas tienen una alimentación saludable. Es un indicador ilustrativo. En el sur de Los Ángeles, cada tienda de comestibles sirve aproximadamente a 6 mil personas, mientras que en barrios más blancos y ricos, en el occidente de la ciudad, hay una tienda de comestibles por cada 3 mil 763 personas, de acuerdo a los Consejos Comunitarios de Salud.

Existe una aparente desconexión. Hay aproximadamente 1 millón de personas que viven en el sur de Los Ángeles que necesitan comer. Parece un lugar obvio para el desarrollo de alimentos frescos. Sin embargo, desde los disturbios civiles de 1992, la comunidad tiene serias dificultades para llevar tiendas de comestibles y desarrollo económico más amplio a la zona. En el proceso de reconstrucción que siguió a la insurrección, las cadenas de supermercados como Vons, Smart & Final y Ralphs, propiedad de Kroger, y Food 4 Less, se comprometieron a abrir hasta 32 tiendas nuevas en la zona, pero entre 1992 y 2008, el área registró un ganancia neta de apenas cinco nuevas tiendas de comestibles, de acuerdo con Consejos Comunitarios de Salud. En el corazón de las luchas por acceso a los alimentos de las personas está la pobreza, acusan los defensores.

«Las tiendas no entran a las comunidades porque piensan que éstas son muy pobres», analiza Aiha Nguyen, directora del Proyecto the Grocery and Retail Project  en Los Angeles. «Pero si usted no apoya empleos de calidad que mantengan a las personas fuera de la pobreza, como trabajos sindicalizados, entonces realmente no se resuelve la raíz del problema. Es un ciclo de autorefuerzo».

En el corto plazo, sin embargo, la comunidad está trabajando en su propia empresa social creativa con el puesto. El producto es cultivado por los jóvenes con el programa de jardinería de Servicios Comunitarios Unlimited. El dinero del puesto se destina a apoyar a la organización y los programas para la juventud. Sin embargo, por más bienvenido que sea el puesto de “Viernes frescos”, en este momento muchas de estas actividades no cambian dramáticamente el acceso a la comida en la comunidad», sostiene Kim. Es demasiado pequeña la escala en este momento.

Y no siempre es fácil vender. El viernes -fuera de la tienda de licor Century and Market-, Córdoba atrajo a transeúntes con muestras gratuitas de higos y guayaba. Dejó que las personas apretaran las hierbas para sentir su olor y conversó con la gente, que recordó las mermeladas de guayaba de su infancia. Pero muchas personas se detuvieron para tomar una muestra y una charla, y caminaron sin comprar nada. Un hombre regresó a la mesa y, finalmente, compró una manzana pequeña de 50 centavos y se fue. Pero luego regresó y compró otra para su esposa. «Me mata si no le llevo una para ella también», explicó.

«Ese es el punto, estar en lugares donde no hay una gran cantidad de productos frescos disponibles», valora Córdoba. «Estas frutas y verduras no son sólo para ciertas personas. Todos debemos tener alimentos asequibles, frescos y orgánicos».

Publicado el 21 de octubre de 2013

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