En camino, sistemas alimentarios sostenibles

Eric Holt Gimenez Traducción: Clayton Conn/ Desinformémonos

En la celebración de los sistemas alimentarios sostenibles, el Día Mundial de la Alimentación (16 de octubre) implica el reconocimiento de la necesidad de un cambio sistémico para erradicar el hambre y la desnutrición.

El cambio sistémico es urgente, porque a pesar de que durante décadas el mundo produjo 1.5 veces suficiente comida para cada hombre, mujer y niño en el planeta, casi mil millones de personas pasan hambre, mientras que más de mil millones están desnutridos.

Irónicamente, la mayoría de los hambrientos son precisamente quienes producen la mitad de los alimentos del mundo: las mujeres campesinas. Del mismo modo, la mayoría de las personas con inseguridad alimentaria en el mundo desarrollado son campesinos o trabajadores de la alimentacion – y son muchos de los que padecen obesidad y enfermedades relacionadas con la dieta.

El hambre y la desnutrición no son subproductos, sino una parte integral del sistema alimentario mundial. Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente, la seguridad alimentaria y la nutrición en todo el mundo, como afirma la Evaluación Internacional del Conocimiento de Agricultura, la Ciencia y la Tecnología en el Desarrollo Agrícola (IAASTD), requiere una transformación radical en la forma en que cultivamos nuestros alimentos.

Por suerte, tenemos muchos ejemplos de sistemas alimentarios sostenibles en camino. Granjas agroecológicas de pequeños propietarios campesinos, como las del latinoamericano Movimiento Campesino a Campesino, aumentan los rendimientos, conservan el suelo, el agua y la biodiversidad y capturan carbono para enfriar el planeta. La agricultura urbana, de La Habana a Bangkok, aumenta de manera constante la producción de alimentos y mejora la calidad de vida.

Grupos de agricultores y productores, apoyados por sus comunidades alrededor de todo el mundo, proporcionan alimentos frescos y saludables para la población y un ingreso vital para las familias de agricultores locales. Cientos de consejos municipales de política alimentaria y distribuidores de alimentos impulsan iniciativas manejadas por los ciudadanos que crean puestos de trabajo y ponen en marcha el desarrollo económico local.

¿Qué tienen todos estos esfuerzos en común? Se basan en medios de vida sostenibles, equitativos y dignos. Sabemos qué prácticas hacen a un sistema alimentario sostenible. ¿Por qué no se promulgan políticas para darles prioridad?

La respuesta simple es que las instituciones que producen los acuerdos, leyes y reglamentos que dan forma a nuestros sistemas alimentarios aún no tienen la voluntad política de hacerlos sustentables, y que están muy lejos de implementar los cambios estructurales necesarios para una transformacion sistémica de la alimentación. Históricamente, la voluntad política para cambiar los sistemas responde a la práctica, el conocimiento y el poder de movimientos sociales fuertes.

El movimiento por la soberanía alimentaria, la justicia alimentaria, la agroecología, la justicia climática, los derechos de la mujer y los derechos laborales se extiende, y su influencia en nuestro sistema alimentario crece. Como las crisis alimentaria, energética, climática y financiera empeoran, estos movimientos convergen en forma constante – con toda su diversidad – en una fuerza que se debe tomar en cuenta. Su impacto se siente en el Comité de las Naciones Unidas sobre la Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) -la «más inclusiva plataforma internacional e intergubernamental para todas las partes interesadas a trabajar de manera coordinada para garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición para todos”.

Vía Campesina, el movimiento internacional que agrupa a 2 millones de productores de alimentos a pequeña escala, defiende la soberanía alimentaria, la democratización de los sistemas alimentarios del mundo en favor de las mujeres y los pobres.

Se forman alianzas por la soberanía alimentaria en los Estados Unidos, Europa, África y América Latina, que reúnen a productores, ambientalistas, consumidores y organizaciones indígenas para establecer nuevas políticas e instituciones para sistemas alimentarios sostenibles.

El poder de sus movimientos sociales llevó a Kerala, India, a poner en práctica una transición a la agricultura orgánica en todo el estado para proteger el medio ambiente, garantizar la seguridad alimentaria y proporcionar un medio de vida digno a sus agricultores. Estos hechos y muchos otros indican que el catalizador de sistemas alimentarios sostenibles – la acción política – ya está en camino.

 

Texto publicado en inglés en el Programa de las Américas
Publicado el 28 de octubre de 2013

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