El engaño de la reforma hacendaria

Adazahira Chávez

México. Sin necesidad de poner impuestos directos a alimentos y medicinas, la reforma hacendaria lanzada por el presidente Enrique Peña Nieto afectará “al grueso de la población, a los que ganan entre tres y cinco salarios mínimos”, valora el economista David Lozano. La propuesta pone el acento en los gravámenes indirectos, aunque en términos de medios “vimos un despliegue sólo sobre algunos directos”. El verdadero problema hacendario del país, afirma, es que el Estado “gasta demasiado” en su operación.

Los promotores de la reforma financiera “no atacan el punto medular” de la recaudación, señala el economista David Lozano, coordinador del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Universidad Nacional Autónoma de México, pues el problema verdadero es “si los impuestos que recibes, los administras de manera correcta para que la recaudación tenga un buen fin”.

Lozano informa que, de cada peso recaudado por los distintos niveles de gobierno, 78 centavos se destinan a manejo administrativo y burocrático–que no es el pago a los trabajadores del Estado, sino compras innecesarias, rentas y operación, precisa-, por lo que solamente quedan 22 para infraestructura y programas; mientras en otros países, la proporción es, a la inversa, de 40 y 60.

Para los programas de combate a la pobreza, ejemplifica el director del CAM, se han gastado casi 3 billones de pesos, pero ésta sigue en aumento. “Es como tener un automóvil al que le metes dinero y más dinero para arreglarlo, y sale con más problemas. Algo está mal, o ya no tiene arreglo ese carro o el mecánico que contrataste no hace lo que debería”, compara.

El punto medular de una reforma hacendaria es si el gobierno “continuará en la misma situación” de gasto excesivo, aunque haya mencionado que compactará algunas áreas y direcciones, define Lozano. “Eso y los despidos de 150 mil trabajadores, que anunció desde hace tiempo, no significan un ahorro sustancial” porque el manejo de las finanzas no es correcto. “Tenemos un déficit público, el más grande en la historia, que supera a la deuda externa”, lanza Lozano. “Para ese tipo de casos, tendrían que haber planteado qué es lo que se va a hacer”. En vez de ese anuncio, denuncia el economista, el presidente de la República se centró en destacar algunos puntos “altamente mediáticos”, como el impuesto a los refrescos y el seguro de desempleo. “Hay que reconocer su gran manejo mediático”, señala.

El gobierno federal anunció su propuesta de reforma hacendaria el domingo 8 de septiembre. Destacó la creación de un seguro de desempleo, la eliminación de los impuestos a los depósitos bancarios en efectivo, la creación del impuesto a bebidas a base de agua y azúcar y a alimento de mascotas, y puntualizó que no habrá IVA a alimentos y medicinas – que es un tipo de impuesto directo, al igual que el impuesto sobre la renta. El economista Lozano alerta que, a pesar de estas medidas, hay una serie de impuestos indirectos incluidos en la reforma que tocarán a amplias capas de la población.

“Muchos analistas hablan de los impuestos directos más atractivos –la renta, el IVA-, cuando hay un sinnúmero de impuestos indirectos, que implican los mismos impactos”, aclara Lozano. Por ejemplo, el concepto de agua azucarada en la industria alimenticia comprende a los jugos de frutas, al alimento para bebés y hasta la salsa cátsup, que la tiene como base de elaboración, abunda. “Ahí, ¿a quién se lo van a cobrar, al que lo produce? Se lo van a cobrar al consumidor final”, alerta. La industria farmacéutica ya está viendo cómo integrará esos impuestos en el precio al consumidor, alerta.

Los puntos que el gobierno eligió destacar en su anuncio del 8 de septiembre tampoco parecen estar claros: “El seguro de desempleo se planteó para 700 mil personas, cuando el problema real del país, utilizando la medición internacional, es de 8 millones de mexicanos que tienen una inestabilidad laboral impresionante”, enumera Lozano. “Manejan la desaparición del IETU (Impuesto Empresarial a la Tasa Única) y otros impuestos, que en los hechos no se habían recaudado fiscalmente y eliminarlos no tiene mayor trascendencia”, agrega. Se desaparece el cobro a los depósitos en efectivo, informa, pero se mantiene uno no tan conocido: el que se impone a las personas que, en un año, acumulen más de 50 mil pesos en efectivo en distintas cuentas bancarias.

El impuesto hipotecario –“que es absurdo”, califica el académico pues cobrarán intereses no solamente los bancos, sino el gobierno también-  traerá como consecuencia que la gente dejará de comprar vivienda, por el riesgo de que su deuda se triplique, y preferirá rentar . “Eso le pasó a Estados Unidos, y ve el problema en el que se metieron”.

Por la cascada de impuestos bancarios, “los bancos no dicen ni pío y todo mundo se enfoca a las colegiaturas y los refrescos, pero lo importante es si el gobierno reducirá su gasto –tanto en lo administrativo como en lo burocrático- y será efectivo”, insiste.

Afectada, la base económica mexicana

En México hay alrededor de siete millones de empresas, de las cuales cerca de 5 millones 700 mil son pequeñas y microempresas. Lozano apunta que para este sector, que sostienen al grueso de la economía del país, no se aclara cómo se manejarán los impuestos indirectos y serán las más perjudicadas. Para las compañías multinacionales y trasnacionales, “no hay un solo punto que mencione el cobro de impuesto sobre la renta a estas empresas, que utilizan infraestructura nacional”, acusa.

Después del anuncio de la reforma, las acciones de la empresa refresquera Coca Cola subieron en la Bolsa Mexicana de Valores, con todo y el anuncio del impuesto a las bebidas a base de agua y azúcar. Para el director del CAM, la explicación es muy sencilla: que las empresas pequeñas no podrán sostenerse con el impuesto nuevo, y se crearán monopolios de las empresas grandes por la vía fiscal y no porque controlen el mercado.

“El gobierno dice que gravará a los que más tienen, pero el INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) publicó que la gente con mayores ingresos en este país es el 1.93 por ciento de la población. No da para un mayor incremento en el ingreso de gobierno federal, y por eso plantea un incremento en el déficit”, evalúa Lozano.  “Los más afectados ni siquiera serán la clase media, sino el grueso de  la población, cuyo ingreso es de entre tres y cinco salarios mínimos, gente que al día gana, en promedio, 300 pesos”.

Para prever los efectos que tendrá la reforma, no hará falta más que esperar a finales de años, cuando el gobierno anunciará un mayor déficit y un menor crecimiento, profetiza Lozano. “Y hay que ver la reforma hacendaria que hizo Menem en Argentina, que es la misma que ésta, y ver lo que sucedió”.

El integrante del CAM, institución reconocida por sus análisis económicos, insiste en que tener de cada peso, 78 centavos gastados en funcionamiento, 12 en infraestructura y sólo 10 en programas es ilógico. “E incrementar el gasto público nos pondrá en una situación inestable, y cómo vamos a hacer para pagar el endeudamiento para ese nuevo gasto”, cuestiona. “Una reforma financiera o fiscal, por sí sola, no resolverá el problema económico del país. Se necesita mucho más”, finaliza.

Publicado el 16 de septiembre de 2013

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