Un “proyecto de muerte” amenaza a agricultores de la meseta de Apodi, en Río Grande del Norte, Brasil

Gabriela Moncau para Caros Amigos y Desinformémonos Traducción: Citlalli Jaso

Apodi, Brasil. Fueron 24 horas de acción feminista. Marcando el día internacional de los derechos humanos, la Marcha Mundial de Mujeres en Brasil centró el tema de sus actos por el país hacia la situación de Apodi, en Río Grande del Norte, una pequeña ciudad casi en la punta de Brasil.

En las calles de Apodi fue realizado el acto más grande, con la presencia de trabajadores rurales, sindicatos urbanos, estudiantes, el Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (MST) y millares de mujeres de la Marcha Mundial. La manifestación denunció un proyecto capitaneado por el Ministerio de la Integración Nacional, que a través del Departamento Nacional de Obras Contra las Sequías, y con fondos provenientes del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), pretende implementar un programa de fruticultura irrigada. Para eso, cerca de 800 familias divididas en aproximadamente 30 comunidades rurales, tendrán que ser desalojadas de sus tierras y casas habitadas por varias generaciones.

En ningún momento las comunidades locales, referencia nacional de producción agroecológica y familiar, fueron consultadas sobre el Proyecto de Irrigación Santa Cruz de Apodi, cuyo costo supera los 240 millones de reales. Apenas fueron informadas de que el proyecto sería implementado en aquellas 14 hectáreas de la meseta de Apodi, y de que habría algunas acciones de indemnización —obviamente irrisorias comparado con el prejuicio social, ambiental, material, cultural y personal de la expropiación.

“Identificamos que en cualquier momento el proyecto debe ser cortado, una vez que es técnicamente inviable e inaplicable. Aceptar su continuidad, en las formas hasta ahora propuestas, es asumir el riesgo del gasto de millones de reales de los cofres públicos sin ninguna perspectiva de resultado económico y social más allá de servir como impulsor de una de las mayores tragedias del Sertón nordestino en los últimos cien años”, constata un dossier sobre el proyecto, elaborado por diversas organizaciones sociales, entre las cuales se encuentran el Foro de la Agricultura Familiar de Apodi, la Asociación de los Pequeños Productores de la Agrociudad Palmares, la Pastoral Obrera – Río Grande del Norte, el Grito de los Excluidos y el Centro de Referencia en Derechos Humanos de la UFRN [Universidad Federal de Río Grande del Norte].

Conceição Dantas tiene 40 años y dos hijas. Comenzó su militancia durante los años ochenta y posteriormente ingresó en el movimiento feminista. Militante de la Marcha Mundial de Mujeres (MMM), coordina una organización llamada Centro Feminista 8 de Marzo y actúa en Apodi, “en la lucha que cuestiona al actual modelo de desarrollo pautado en el agronegocio y la monocultura”. “Nuestra actuación en la ciudad comenzó en el año 2000 al inicio de la construcción de la MMM y en la campaña contra el ALCA [Área de Libre Comercio de las Américas]. Hacíamos trabajo de educación popular y organización política”, comenta. En plática con Desinformémonos Brasil, Conceição cuenta cuáles son los impactos del que fue conocido como el “proyecto de la muerte”, quién se beneficiará con el, y cómo el movimiento está organizándose para la resistencia.

¿Cómo se desenvuelve actualmente la agricultura en la meseta de Apodi?

El municipio de Apodi se destaca por su potencial agropecuario. Es un municipio de 35 mil habitantes, y el 50 por ciento de ellos se encuentran en el campo. Según datos del Censo Agropecuario del IBGE [Instituto Brasileño de Geografía y Estadística], el municipio tiene el tercer PIB agropecuario de Río Grande del Norte. Vale recordar que toda esa producción agropecuaria está en las pequeñas propiedades. Es producida por la agricultura familiar campesina. En la región del valle existe una gran producción de arroz rojo y frutas de la región. En la meseta existe una gran producción de miel —la segunda mayor del país—, una de las mayores producciones de caprinovinocultura de Brasil, algodón, maíz, frijol, etcétera. Hace unos diez años atrás, las agricultoras y agricultores iniciaron un proceso de conversión agroecológica el municipio. Hoy varias comunidades, sobre todo los asentamientos, producen de forma agroecológica. Hasta en la producción de arroz en el valle, que tradicionalmente se produce de forma convencional utilizando agrotóxicos, hay varias familias trabajando la conversión para la agroecología. Ese proceso viene haciendo del municipio de Apodi una referencia nacional en la producción de alimentos agroecológicos.

¿Qué es el Proyecto de Irrigación Santa Cruz de Apodi, coordinado por el Departamento Nacional de Obras Contra la Sequía (DNOCS)? ¿Por qué fue apodado “proyecto de la muerte”?

Ese proyecto es una copia de todos los proyectos malogrados que el DNOCS ya implantó en el nordeste. Son varios los ejemplos que muestran el desastre para las comunidades que representa ese proyecto. En caso de que sea implantado, entregará  las tierras de la meseta de Apodi y las aguas de la Presa de Santa Cruz a cinco grandes empresas del agronegocio. Es una estupidez. Expropiará familias de pequeños agricultores y agricultoras para entregar a las grandes empresas con el objetivo de producir frutas para exportación como el cacao, el plátano, la uva, la papaya. Todo eso dentro de una lógica que usa gran cantidad de veneno. Para esto, todas las comunidades de la meseta tienen que desaparecer. No es de extrañar que las agricultoras y los agricultores lo apodaran “proyecto de la muerte”.

¿Cuáles son los impactos del desvío de las aguas de la Presa de Santa Cruz de Apodi para la irrigación?

Hay datos técnicos que aseguran que la presa no tiene capacidad hídrica para irrigar la cantidad de hectáreas prevista en el proyecto. La presa tiene capacidad máxima de 600 millones de metros cúbicos. El proyecto prevé irrigar 5 mil 200 hectáreas en la primera fase. Por otro lado, en la región del valle hay una gran producción de arroz rojo que demanda mucha agua. Hay también dos grandes canales siendo ejecutados a partir de la presa para abastecimiento de decenas de ciudades, entre ellas Mossoró, que tiene aproximadamente 160 mil habitantes. Todo eso podrá ser perjudicado por este proyecto. Queremos que sea llevada agua para las comunidades de la meseta, a las familias que allá se encuentran, para que puedan aumentar su producción. Lo que es inaceptable es la construcción de un Perímetro Irrigado donde llegue el agua y las familias tengan que perder sus casas y tierras para ser entregadas a las grandes empresas del agronegocio.

¿Quién se beneficiará con ese proyecto?

Claramente el proyecto beneficiará a cinco empresas del agronegocio para la producción de frutas destinadas a la exportación. Pero sabemos que hay otros intereses detrás de ese proyecto. Intereses de las constructoras con la construcción del canal, de políticos que se benefician con el financiamiento de esas empresas. Todos eso en prejuicio de centenas de familias de pequeños agricultores y agricultoras que desde hace 50 o 60 años viven en sus comunidades.

En caso de que haya desalojo de las 157 casas para el proyecto de irrigación, ¿las personas tienen para donde ir? ¿Existe alguna fecha prevista para la expropiación?

En esas pequeñas propiedades que serán expropiadas para la construcción del Perímetro Irrigado vive más de una familia. En algunas viven 30 familias, como es el caso de la agrociudad Palmares. El DNOCS habla de 157 como una forma de disminuir el impacto de la expulsión. Según el Sindicato de los Trabajadores y Trabajadoras de Apodi, aproximadamente 800 familias serán removidas en caso de que el proyecto sea ejecutado. El destino de esas familias probablemente será la periferia de la ciudad de Apodi, generando graves problemas sociales como vemos en otros municipios que tienen perímetros irrigados por ejemplo Limoeiro del Norte (Ceará) e Ipanguassú (Río Grande del Norte). Con relación a la expropiación, ya viene siendo ejecutada. En este momento está siendo ejecutada en las pequeñas propiedades alcanzadas por la construcción del canal. Después serán todas para la implantación de los lotes irrigados.

¿Hace cuánto tiempo esas familias viven en Apodi? ¿La propiedad de la tierra no se volvió de los pobladores por usucapión?

Hay familias que viven en las comunidades hace más de 70 años. Son ancianos que nacieron ahí. Heredaron esas tierras de sus padres, abuelos. Ellos ya tienen la propiedad de la tierra. Están amenazados de perderlas por fuerza del decreto de expropiación firmado por la presidenta Dilma con el objetivo de beneficiar las empresas del agronegocio.

¿Cómo fue la acción realizada el día 10 de diciembre?

El día 10 de diciembre, en las 24 horas de acción feminista por el mundo organizada por la Marcha Mundial de las Mujeres, millares de mujeres estuvieron en las calles de 33 países. En Brasil el día fue marcado por la lucha, resistencia y solidaridad con las mujeres de la meseta de Apodi, en Río Grande del Norte. El lema fue la defensa de la autonomía de las mujeres y de la soberanía alimenticia como parte de nuestra lucha por otro modelo de (re)producción y consumo, para el bienestar de todas y todos y en armonía con la naturaleza. En 15 ciudades de 10 estados pintamos las calles de lila, entonamos nuestras voces al ritmo de la batucada para exigir que la tierra en Apodi continúe fortaleciendo un proyecto de mudanza, y rechazamos el proyecto de expropiación de esas tierras.

El acto de Apodi fue la actividad principal en Brasil, de las 24 horas de acción organizada por la MMM. Esa manifestación fue parte de un proceso de lucha de más de un año contra ese proyecto. Allá estaban cerca de 3 mil mujeres de varios municipios de Río Grande del Norte. En seguida, la marcha siguió hasta el sindicato y después hacia la meseta, donde fue colocada una placa que dice: “La meseta de Apodi es territorio de la agricultura familiar y campesina. Aquí, ya hacemos desarrollo” como contrapunto al discurso del DNOCS que anuncia la llegada del desarrollo a la ciudad. En el momento del izamiento de las banderas, que concretó la reapropiación popular en ese territorio expropiado por el decreto federal, fue leído el estatuto de las mujeres de Apodi. El documento determina que el gobierno federal debe considerar la meseta de Apodi como territorio de la agricultura familiar campesina, establece que la lucha en defensa de ese territorio es una bandera de todos aquellos y aquellas que defienden una sociedad de igualdad. Y que la meseta continuará con su belleza, con su gente y con su alegría.

¿Cuáles son los próximos pasos que el movimiento planea?

Estamos trabajando en varios frentes. La movilización local de las comunidades, debatiendo con las familias; dialogando con la sociedad, en las escuelas, en las movilizaciones callejeras; judicializando el proceso, denunciando en la Justicia la aberración que es ese proyecto; forzando para abrir el diálogo con el gobierno en el sentido de escuchar a las agriculturas y agricultores perjudicados. Otro paso es la búsqueda de solidaridad de los movimientos sociales de todo el país, y eso lo estamos consiguiendo. Hoy la lucha de resistencia de las familias de agricultoras y agricultores de la meseta de Apodi está en la pauta de todos los movimientos sociales de Brasil.

 

Publicado el 21 de enero de 2013

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