(Desde este lado) De caminos y lógicas

Gilberto López y Rivas

Para quienes hemos estado acompañando a los pueblos originarios por los caminos de las autonomías basadas en los principios de la comunalidad, la democracia participativa y el mandar obedeciendo, los procesos electorales que tienen lugar en la actual etapa de mundialización capitalista neoliberal representan mecanismos heterónomos a través de los cuales las clases dominantes, los estados y los poderes fácticos imponen a los candidatos que les garantizan la reproducción de los sistemas de explotación y dominación, aún a costa de la transgresión de sus propios marcos jurídicos constitucionales y recurriendo a la dictadura mediática y la defraudación estructural, tradicional y electrónica para lograr estas imposiciones y violentar la voluntad popular.

Asimismo, desde la lógica del marxismo libertario, representado en una gran pensadora y revolucionaria como Rosa Luxemburgo, la acción autónoma de las masas es la clave para entender la lucha por la trasformación radical de la sociedad capitalista. Por ello, en un debate sobre las elecciones mexicanas cobran una gran importancia sus planteamientos sobre la transformación socialista no como un “día decisivo”, sino como un proceso que puede comenzar aquí y ahora, por el cambio en la correlación de fuerzas, en las estructuras de poder y de propiedad, en la innovación institucional, que lleve a una ruptura, en el caso mexicano, del régimen de partidos de Estado, como el que se ha impuesto por tercera ocasión a los afanes del pueblo mexicano por transitar por la vía electoral hacia una supuesta transición democrática.

El socialismo –señalaba Luxemburgo-  no puede ser realizado por decretos ni es un cambio de gobierno llevada a cabo por una minoría, sino una trasformación radical de la antigua sociedad, en todos los planos, por la acción autónoma de los trabajadores. Advirtió y criticó los procesos de burocratización de la socialdemocracia partidaria y los sindicatos. En este sentido, Rosa Luxemburgo se opone a la idea del socialismo como estatización de los medios de producción sin control de los trabajadores, camino para una inevitable burocratización.

Con la revolución alemana en marcha, la democracia socialista pasa a significar concretamente, para Rosa Luxemburgo, un gobierno consejista, muy similar, guardando las diferencias en tiempo y condiciones, al que se establece previamente en la Comuna de Paris, en 1871, o en las actuales Juntas de Buen Gobierno zapatista. Los consejos, organismos de base electos por los obreros y soldados, de acuerdo al programa de la Liga Espartaco, serían la nueva forma de poder estatal para sustituir los órganos heredados de la dominación burguesa; democracia socialista significaba en aquel contexto el autogobierno de los productores.

Isabel Maria Loureiro, en su libro Rosa Luxemburgo: los dilemas de la acción revolucionaria[1], identifica una idea rectora de su pensamiento que es de gran utilidad para el tema que nos ocupa: “Para Rosa Luxemburgo, así como para los movimientos sociales de nuestra época, es la participación de los de abajo de la que proviene la esperanza de cambiar el mundo…No debemos esperar nada de hombres providenciales. Cualquier cambio radical, en el sentido de un proyecto emancipador, solo puede resultar de la presión social de abajo a arriba”.[2]

Por ello, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en su Sexta Declaración, más vigente que nunca, estableció con claridad su política de alianzas con organizaciones y movimientos no electorales que se definan, “en teoría y práctica, como de izquierda”, de acuerdo a condiciones que evidentemente no reúnen los partidos de esa izquierda institucionalizada:

“No hacer acuerdos arriba para imponer abajo, sino  hacer acuerdos para ir juntos a escuchar y a organizar la indignación; no levantar movimientos que sean después negociados a espaldas de quienes los hacen, sino tomar en cuenta siempre la opinión de quienes participan; no buscar regalitos, posiciones, ventajas, puestos públicos, del Poder o de quien aspira a él, sino ir más lejos de los calendarios electorales; no tratar de resolver desde arriba los problemas de nuestra Nación, sino construir DESDE ABAJO Y POR ABAJO una alternativa a la destrucción neoliberal, una alternativa de izquierda para México.”

Si alguna enseñanza deja este frustrado proceso electoral de 2012, es que mientras no exista una correlación de fuerzas políticas y sociales, movimientos y procesos autónomos que  desde abajo impongan las reglas del juego, no es posible continuar delegando nuestra representación y nuestra esperanza en el protagonismo de una clase política divorciada de las luchas antisistémicas y de las que tienen lugar en contra de la guerra social, por la integridad y preservación de los territorios y sus recursos, contra el saqueo y la depredación capitalista.

En esas luchas, todos y todas tenemos un papel que jugar. Richard Lee, un antropólogo canadiense estudioso de los kung, un pueblo de recolectores y cazadores que habitan la zona septentrional del desierto de Kalahari, una vez les pregunto preguntó si tenían líderes. «Desde luego tenemos líderes,» contestaron, «de hecho somos todos líderes, cada uno de nosotros es un líder sobre sí mismo.»


[1] Isabel Maria Loureiro. Rosa Luxemburg: os dilemas da ação revolucionaria. Brasil: Unesp, Fundação Perseu Abramo, Rls, 2003.

[2] Isabel Maria Loureiro. Ob. cit., p. 37

Publicado el 16 de julio 2012

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2 Respuestas a “(Desde este lado) De caminos y lógicas”

  1. IMpecable análisis sin duda. Hemos visto cómo en la mayoría de las sociedades se da diferentes perspectivas del entorno. Desde el punto de vista antropológico y evolutivo, la tendencia «natural» del Homo sapiens, en respuesta a entornos adversos, sería de indole agresiva en términos de controlar un determinado territorio y competir descarnadamente contra otros grupos sociales. El devenir histórico y las diversas circunstancias han venido definiendo la respuesta de las clases que se han enfrentado desde la génesis de la organización social en estados o regímenes monárquicos, feudales, republicanos, etc. El liberarse de estos «instintos de sobrevivencia» creo que tomará más tiempo del que deseamos. Creo que poco a poco –más lentamente de lo necesario–la evolución de la mente irá conformando una forma distinta de reaccionar ante el entorno.

    Sin duda alguna que la forma de producción más idónea para el desarrollo de un país, es la cooperativa en la que todos los trabajadores son dueños y no empleados por un patrón que se enriquece con base en la explotación de su fuerza de trabajo. En México tenemos un ejemplo que ha perdurado hasta hoy: la Cooperativa Pascual, que ha enfrentado los embates de los gigantes como Coca Cola para absorberla.

    La realidad actual de países como México, en el presente contexto político, es la existencia de un empresariado que sin tener convicciones marxistas, se ha visto orillado a inclinarse a una izquierda moderada como consecuencia de haber visto afectados sus intereses por el mega-empresariado colocado en la cúspide de la pirámide. Y no es que no entendamos que López Obrador no comparte una ideología marxista; lo que sí entendemos es que en la presente situación no sería realista ni viable el intentar adoptar un regimen socialista, sino más bien verlo como un puente de transición hacia el socialismo.

    Es un tema muy complejo que requeriría un comentario más extenso y elaborado.

    Aprecio, Gilberto, su valiosa contribución a las luchas que la sociedad mexicana ha venido protagonizando en sus diferentes etapas y modalidades, para contruir la genuina democracia (poder popular).

  2. Sinduda alguna es parte de nuestro trabajo de reestrúturar nuestra história originaria deshecha por intereses de rrapiña y zaqueo; lo que solo con el conocimiento y el cootidiano trabajo en todos los frentes, y dirección de la ciencia antropológica: que nó los políticos,sino los que amámos de verdad a nuestro país,nuestra historia y nuestro futuro estamos obligados a actuar en consecuencia el invaluable trabajo de poner las cosas en su lugar sin escatimar nada de lo mejor que tenga cada buen mexicano TIAGUI (adelante) en nuestra hermóza lengua Mexica.

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