Caos y organización social – Parte IV

Gloria Muñoz Ramírez, Joana Moncau, Marcela Salas Cassani y Sergio Castro Bibriesca

Incremento del feminicidio en México, el Estado, el principal culpable
Gloria Muñoz Ramírez

El Estado mexicano es el principal feminicida, señala Andrea Medina Rosas, de la Red Mesa de Mujeres de Ciudad Juárez: “Los tres niveles de gobierno promueven y ejecutan la cultura discriminatoria que permite las desapariciones y homicidios de mujeres no sólo en Ciudad Juárez, Chihuahua, sino en muchas otras partes del país”.

Los recientes asesinatos de la poetisa, feminista y activista Susana Sánchez, creadora de la consigna “Ni una muerta más”, y de Marisela Escobedo Ortiz, madre de la joven Rubí, también asesinada en Ciudad Juárez, frente al palacio de gobierno y mientras exigía justicia para su hija, revitalizaron la protesta contra los feminicidios en México, en un contexto de violencia generalizada y al mismo tiempo dirigida a diversos sectores de la población.

Darla Ávila, del colectivo “Mujeres Libres en Resistencia”, señala que al incrementarse la violencia en todo el país, también crece el feminicidio, aunque no esté directamente vinculado a la guerra impuesta por el presidente Felipe Calderón, supuestamente contra el narcotráfico.

Por su parte Thais, del colectivo feminista «Ali somos todas», prefiere desvincular la lucha contra el feminicidio de la guerra contra el crimen organizado pues, dice, “el feminicidio tiene una raíz distinta: el patriarcado”.

Andrea Medina ofrece una lectura articuladora y señala que en Ciudad Juárez, “en el marco de esta famosa guerra, se incrementó también la violencia contra las mujeres, los migrantes, los jóvenes, los estudiantes, los médicos, etcétera, cada sector con características específicas”. En el caso de las mujeres, refiere, “está documentado que hay violencia contra ellas tanto en tiempos de guerra como en tiempos de paz, pero cuando se incrementa la violencia social se incrementa de manera exponencial el riesgo específico hacia las mujeres”.

“Es absurdo –continúa– hablar de una guerra entre el narco y el gobierno. No es entre ellos. Lo que muestra y potencia esta guerra son todas las otras violencias que ya estaban ahí y que ahora se recrudecen”.

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