Hay que mandar a volar a los sindicalistas tradicionales en Francia

Testimonio de Rimso Traducción: Xotchil y Tania Fotografía: Fle-ur

París, Francia. Soy un hombre de 32 años que trabaja en la biblioteca Xavier Bichat de la Universidad de París, Denis Diderot, y soy miembro de un pequeño grupo libertario(1). Sin estar afiliado a un sindicato, trato de participar en diversas asambleas generales (AG) que se efectúan en la universidad.

En el mes de mayo, junto con un compañero de trabajo hicimos un volante para el movimiento, mismo que difundimos en todos los buzones de correo de la facultad de medicina Xavier Bichat. Como estamos un poco aislados, no quisimos hacer un llamado a una Asamblea General local (AG).

En cada jornada nacional de movilización discutimos con nuestros compañeros de trabajo y desde el comienzo de clases en septiembre, casi la totalidad de los compañeros hicieron huelga. Entonces, la biblioteca cerró y la huelga tuvo más visibilidad localmente. Otros funcionarios (obreros des los servicios técnicos) se pusieron masivamente en huelga durante estas jornadas.

Desafortunadamente hay muy poca discusión colectiva y muy poca gente se traslada al punto de reunión de la universidad. Les sucede lo mismo a los compañeros de la biblioteca central. Yo me traslado para no quedarme aislado y para conocer a los estudiantes que están más movidos.

Cuando puedo, independientemente del movimiento general y estudiantil en particular, me pongo en huelga «de renovación», pero yo solo. No busco ser un ejemplo para nadie, pues yo tengo la posibilidad económica de ponerme en huelga, además no nos quitan el salario de las jornadas de huelga en un movimiento nacional que tiene seguimiento (esto es una particularidad del sector). La elección de estar en el movimiento permite participar en diversas acciones interprofesionales (bloqueos diversos, manifestaciones en las estaciones de tren, etc.) y de tratar de extender el movimiento local volanteando, pegando carteles, debatiendo, bloqueando, ocupando, etcétera.

Esta vez el movimiento se pone en marcha lentamente en nuestra universidad ya que las clases no han comenzado realmente. El movimiento no tomó mucha fuerza ya que las ocasiones para divertirse y cuestionar en profundidad la sociedad y la universidad en particular, fueron muy escasas incluso inexistentes.

No tomamos los espacios de la universidad para encontrarnos y discutir ampliamente del por qué nos movilizamos y lo que queremos realmente construir en la sociedad ya sea como estudiantes o trabajadores de la universidad.

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