La sombra de Vinci vuela sobre Nantes, mientras se organiza la resistencia

Revista Z

Notre-Dames-des- Landes, Francia. Desde que un puñado de expertos en el acondicionamiento de las infraestructuras decretó a fines de los años sesentas que Notre-Dames-des-Landes se convertiría nada menos que en el «Rotterdam aéreo» de Europa, los habitantes de las comunidades de los alrededores no dejaron de oponerse a este aeropuerto. Y con mucha razón, ya que quieren expulsar decenas de habitantes, cientos de campesinos y  darles cerca de 2 mil hectáreas de tierras agrícolas en campos de asfalto. «Sin contar todas las infraestructuras que van conjuntas con el aeropuerto: las carreteras, las glorietas, el transporte público, los hoteles, los grandes centros comerciales, etcétera», se preocupa Claude, un miembro del colectivo Los habitantes que resisten.  Los primeros aludidos están determinados a luchar puesto que la ciudad de Nantes, administrada por Jean-Marc Ayrault, alcalde y diputado del Partido Socialista (PS), ya dispone de un aeropuerto.  ¿Cómo se puede justificar entonces un proyecto como éste?

Los argumentos han cambiado con el tiempo: la seguridad, el medio ambiente, el costo, la necesidad ante la afluencia, el nivel de vida, el turismo, el desarrollo estratégico…  Algunos argumentos desaparecen y otros aparecen dependiendo del periodo político o la moda del momento. «Al principio, se tenía que construir absolutamente este aeropuerto para poder recibir al avión Concorde.  Después para descongestionar los aeropuertos parisinos. Después porque el aeropuerto de Nantes estaba saturado. Y hoy, ¡por razones imperativas de seguridad!», explica Claude Cola, de Acipa (Asociación ciudadana intercomunitaria de las poblaciones afectadas por el proyecto del aeropuerto).

Al problema de la seguridad que prepondera estos últimos años, la asociación Acipa propone un remedio: una pista perpendicular a la precedente que permitiría a los aviones ya no sobrevolar la ciudad. Esto, sin embargo, no es suficiente para una elite local ganada por el mismo entusiasmo de construcción. ¿Su sueño? Un nuevo aeropuerto, garantizado HQE (alta calidad ambiental), que permitiría  rediseñar una gran megalópolis Rennes-Nantes-Saint-Nazaire, atraer a las «clases creativas», a nuevos inversionista y permitir así el desarrollo de la región.

Y nada parece disminuir este entusiasmo, ni siquiera la crisis. Para la apertura programada en el año 2017, Jean-François Gendron, presidente de la Cámara de Comercio y la Industria, espera de 3 millones y medio a 4 millones de pasajeros. Un pronóstico sorprendente cuando se sabe que el aeropuerto de Nantes-Atlantique recibió 2.65 millones de pasajeros en el año 2009, es decir 3 por ciento menos con respecto al año del 2008.

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