La música es un bien común, no mercancía: Assalti Frontali

Militant A

Simona Granati y Gloria Muñoz me piden escribir una artículo para la revista. Me hallan en la periferia oriental de Roma, en un barrio que se llama Casilino, en la escuela primaria de mi hija, donde hay una movilización en contra de los recortes presupuestarios del gobierno. Y frente a dos personas así sólo se puede decir “sí”. Simona es una de las más buenas y valientes fotógrafas del movimiento italiano. Gloria dirije una revista de información que se llama “Desinformémonos”. Así las cosas, les digo: “Vale, ganaron ustedes, voy a escribir”. Y sin embargo, ¿qué les puede interesar a ustedes que están lejos y tan cerca? Quizás saber que existe un grupo de chiflados que desde hace veinte años hacen Rap en Italia y tratan de llevar un poco de poesía en este país mojado por el Mediterráneo y dominado por un enano rico hasta el tope que se llama Berlusconi y por una camarilla de racistas que se llama Lega Nord. Quizás saber estas cosas puede provocarles sonrisas. Intentémoslo entonces.

El nombre del grupo es: Assalti Frontali (Asaltos Frontales). Lo elegí yo, hace muchos años, hacia finales de los 80, porque me gustaba el sonido que producía y el significado. Por lo regular, si uno realiza los asaltos de frente termina mal, inclusive muerto, mejor sería mantenerse más al margen (cosa que hace el 95% de los grupos musicales). Pero nosotros no. Queríamos ser chiflados desde un principio y lo fuimos. Vivimos en la ciudad de Roma y comenzamos en un radio independiente de extrema izquierda que se llama Radio Onda Rossa que se encuentra en el bellísimo barrio de San Lorenzo, cerca de la Universidad.

Hacíamos una transmisión de Rap estadounidense los martes en la noche y todos alientos que salían de los barrios afroamericanos eran nuestros. Nos fascinaban estos chavos que transformaron sus vidas de marginados hijos de esclavos en una obra de arte. Los grafitos, hablar sobre el ritmo de 4/4, bailar la breakdance en la calle, nos electrizaba esta escena que era comunitaria y aún no tenía que ver con el dinero. Así nos pusimos a buscar estas cosas en Italia, pero nada nos gustaba, no percibíamos la misma energía liberadora que sentíamos en Afrika Bambaataa, Gran Master Flash, Krs-one, Chuk D. Así las cosas, nos dijimos: “Vale, si no encontramos lo que nos gusta, nosotros lo haremos el Rap en Italia”. Y así fue.

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